El logo ovalado de Evercrisp pasó al imaginario colectivo ochentoso por su auspicio en Sábados Gigantes y el eterno fail que representaba siquiera pronunciar bien esa marca. Pero aparte de un tatita del público diciendo «Eripish», había bastante más. A las incombustibles papas fritas «con licencia para comer» y los Cheezels, agregaron varios snacks pensados para los brocacochis. Uno de ellos, Traga Traga, las caras sabor chirimoya-naranja, con su correspondiente personaje de fantasía que se lo comía todo y no sabía hacer otra cosa. Una de las tantas cosas que un día desaparecieron, pero de las pocas que el solo recuerdo colectivo trajo de vuelta.
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