Hubo un tiempo en que cada película taquillera, o al menos las familiares, iban acompañadas de esfuerzos promocionales no menores. Ghostbusters (“Cazafantasmas”) se estrenó ese año, con poquita fe por parte de Columbia Pictures. Pero no tardaría en dar el batatazo. Aún no siendo una película infantil, no había cabro chico sobre la Tierra que no tuviera ganas de verla. Y, sin hacerse esperar, apareció la promo de la Coca-Cola, trayendo canjeables por montones: poleras, posters, vasos, cassettes, autoadhesivos y chapitas (a las que les decían “botones”).
No recuerdo a alguien que se haya ganado la polera o el cassette. Pero los posters y autoadhesivos sí que fueron masivos. Muy masivos. Se les podía encontrar en casa por medio (yo tuve el poster).
Lo curioso es que los derechos para armar esta promo salieron gratis porque, en esa época, Coca-Cola era la literal dueña de Columbia Pictures y, por tanto, de los Ghostbusters. O sea, en qué topamos.
Pero todavía recuerdo que en una promo de Ghostbusters (que todavía no encuentro), aparecían cabros chicos gritando, no “Ghostbusters!”, sino que derechamente “¡Cazafantasmas!”. Una época en que se traducía todo. Ya po, no me dejen solo.
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