Duerme la familia con tranquilidad… Pueden sacar a colación los colores, el movimiento, los guiños a terror psicológico y todo lo demás, pero hay un ingrediente que echa por tierra todo el relato terrorífico: la tradición que llevaba Raid de tener personajes insectos que eran torpes, o miraban en menos al Raid, o que simplemente vivían en negación, y que eran el ingrediente chistoso de la pieza. ¿Recuerdan al Conde Pátula? Cada capítulo comenzaba con un relato tétrico del castillo, de Transilvania y del supuesto terror que infundía Pátula, pero todo ese armado se quedaba afuera del castillo al ver a Pátula con sus problemas mundanos como, por ejemplo, estar molesto porque se comieron la última galleta. Eso rompía todo el cuento construido en torno al terror y todo lo que quieran. Y en ese sentido, funciona, al menos para mí, como una parodia.
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