De esta campaña de néctar Andina hay varios réclames que aún se recuerdan harto, como el de la abeja que se pasea por los néctares de otras marcas y al final se queda con el Andina y que tuvo varias versiones. Pero éste ya estaba medio enterrado, el de la noche de bodas, y que, sinceramente, estábamos muy chicos pa’ entenderlo.
Y esa botella al final... Andina, a mí no me engañai. Las botellas que tambalean no se caen así. Tú la botaste.
[vía]
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