El review de 5 #06: ¿Por qué Los Prisioneros aparecieron en Patio Plum?
- Por Preto
- agosto 29, 2024
Los Prisioneros y el elenco del Patio Plum como que eran amigos. ¿Pero fue invitada la banda a la tele sólo por eso? No exactamente.
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Dos años después de su aparición en USA, Chile veÃa llegar la que pretendÃa ser una revolución en los videojuegos: el Sega Channel.
En simple, era un modem que, por un lado, le entraba el coaxial del TV cable (aquà en Chile ofrecido en forma exclusiva por la en ese entonces Metrópolis Intercom), y por abajo funcionaba como un cartucho para la Sega Genesis. La cobertura, en un comienzo, abarcaba un restringido sector de Santiago, acotado a Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y Providencia. El costo fijo mensual era de casi $7.000 de la época que, ajustado a 2024, vendrÃa equivaliendo a unos $20.000… y eso que era el precio de promoción por el primer año. El catálogo de este servicio de suscripción eran unos 25 juegos, que se renovaban cada mes, además de demos y preestrenos.
A nivel general, al Sega Channel se le criticó, además de por lo caro, de que estaba llegando un tanto desfasado, en tiempos en que Sega ya ofrecÃa la Saturn y el actor dominante era la primera PlayStation.
Como sea, el Sega Channel fue como la prehistoria de los servicios de suscripción. Como un PlayStation Plus o un XBOX Game Pass… antes de Internet.
De esta campaña de néctar Andina hay varios réclames que aún se recuerdan harto, como el de la abeja que se pasea por los néctares de otras marcas y al final se queda con el Andina y que tuvo varias versiones. Pero éste ya estaba medio enterrado, el de la noche de bodas, y que, sinceramente, estábamos muy chicos pa’ entenderlo.
Y esa botella al final... Andina, a mà no me engañai. Las botellas que tambalean no se caen asÃ. Tú la botaste.
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Sobreactuaron hoy: la “señora” (?) del shampoo Kent. O el “champukén”, como le decÃa el Chuña. Un réclame que fue de los grandes éxitos de nuestra sucursal en China (mientras duró), y al que le encontraron jaja por todos lados. Y que, además, les despejó la incógnita a los Z, que nunca habÃan visto el shampoo del que hablaba ese viejo.
Mientras la voz en off la presentaba como “señora” (que, permÃteme dudarlo, no parece de más de 25) y que habÃa ocupado un shampoo del que no sabÃa su nombre (pero que tuvo todo el rato el frasco como para leerlo, asà que permÃteme dudar otra vez), a la mina como que le costaba creer que fuera un shampoo nacional. De hecho, le tuvo hasta desconfianza, porque de otra manera no se explica que haya usado Kent abajo y Rinso en las mechas de arriba (asà como pa’ comparar si era mejor que el Rinso). Y para cerrar, la sobrerreacción al descubrir el frasco y darse cuenta del shampoo que le pasaron. SÃ, un shampoo nacional, créelo.
Kent, el shampoo que “deberÃa costar más”. Si no te lo vendo por bueno, te lo vendo por ganga. Antes se lanzaban algunas cosas que ofrecÃan “maravillas” por poca plata. TodavÃa les quedaba bondad. Ahora derechamente le inflarÃan el precio.
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“Me piace un Alegretto”. AsÃ, siguiendo el juego del nombre pseudoitaliano (*) de la golosina, y tomando prestado el universo de lo más italiano que se les pasó por la mente, El Padrino (“The Godfather”), los de Calaf decidieron, por una temporada, transformarse en esa mafia italoamericana retratada por el cine, para presentar la nueva novedad pa’ los regalones. Coco bañado en chocolate, la combinación regalona de Calaf, la que ofrecieron de distintas formas por mucho, mucho, mucho rato. Curiosamente, se recuerda mejor la frase que el réclame que, asumámoslo, ya estaba a medio enterrar.
A don Vito Corleone le piace un “Alegretto”, asà que hay que complacerlo, o si no…
(*) “Allegretto” es con dos eles.
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Y eso. Pax al final sà tuvo un comercial en la tele. O sea, algo digno. No ese cartón de 5 segundos de Teleavisos del canal 11, po. Y la premisa era, pintando el mundo con Pax, transformar un desganado perro en un modelo artÃstico que se sacaba poses con toda la onda.
¿Aún existen los lápices Pax? Dignos competidores de los Faber-Castell, hexagonales pero no escandalosamente caros ni fifà como los Jovi, tienen su lugar reservado en el cielo y en el kokoro de miles de escolares de los 80s y 90s que los usamos. La cajita de 6 salvaba siempre.
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A desbloquear, a desbloquear, que el mundo se va a acabar. Los réclames ochentosos de la leche Soprole son un clásico y éste no lo es menos. Pero de que ha estado enterrado por otros que se recuerdan mejor, ni duda.
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Un nuevo Duelo Réclame, esta vez de Meh vs Original. Y sÃ, no estaba tan loco. El helado Calypso de verdad existió, pero no era de Savory como recordaba, sino que de Chamonix. Hasta tuvieron la patudez de decir “No te equivoques, pÃdelo como Calypso”.
Ese Calypso al final era un helado chupete de agua que no ofrecÃa nada muy original y que vendieron como Calypso para aprovecharse de la similitud con el nombre de Calippo, helado que estaba lanzando Bresler esa misma temporada y que en realidad era un helado que Unilever ya estaba vendiendo en Europa desde la era ochentosa y que mira tú, yo cacho que en Unilever pensaron “ya, ahora que tenemos Bresler en Chile, y nos ha ido tan bien en Italia y España con el Calippo, lancémoslo allá también”.
Al final el Calypso no le hizo ni sombra al Calippo, aunque tampoco digamos que el Calippo se hizo mega popular, pero por lo menos duró más de una temporada.
Tiempos sin Internet.
[vÃa: Calypso | Calippo (Chile) | Calippo (España)]
Una vez que la “telefonización” masiva en Chile ya habÃa comenzado con todo, al poco tiempo CTC trajo una nueva generación de teléfonos públicos, con pantalla para mostrar el número digitado y el saldo, y con la posibilidad de usar tarjetas prepagadas. Lo veo ahora y parece una maravilla. Pero no sé qué pasó que al final estas tarjetas prepagadas con chip no prendieron. No sé si la gente no las entendió, no las valoró o simplemente se vendÃan en tan pocos lugares que era difÃcil encontrar alguna. Nunca las vi a la venta. Y con los teléfonos públicos de esa época que tenÃan la mala fama de comerse las monedas, estas tarjetas de prepago hubieran sido como una salvación.
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Naaaaachoooo… No, Manolo. Cuando Barcel trajo los Nachos, también le puso harto jaja. Cuando los estereotipos y clichés de manual ya no bastan a la hora de la conquista, el arma ganadora termina siendo ser diferente. Bueh, en un universo paralelo en el que eso funcione. Y sà que eran diferentes esos Nachos. Los probé en su época. Me arrepentà de no haber llevado mejor un paquete de papas fritas.
Al final llegaron los Doritos, y de los Nachos más nada se supo.
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“Relájese, señor. PodrÃa haber sido peor. ¿Pariente del dueño de casa?” ¿Asà que andai aplastando autos, Cruz del Sur? Pues toma esto, que yo, Aetna, también le pego al jaja.
Y sÃ, a todos les duele pagar.
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¿Por qué el gato no cabe por el ojo de esta aguja? Desbloqueazo. Bubble Gummers estuvo harto rato metiendo estos cortos animados en la tele, a la hora de los réclames. Y el gato que no podÃa pasar por el ojo de una aguja tal vez sea el más recordado… o el menos olvidado.
¿Recuerdan la respuesta? O al menos dÃganme que recuerdan el “¡no saben, no saben!”. Porque en cada escuela básica del paÃs en algún recreo o en cada plaza de barrio alguna vez se escuchó esa frase.
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La épica musicalización de ese personaje de Sucupira... tiene un origen bastante lejano, y no fue ni siquiera pensada para editarse como disco. Y tampoco estaba en el cassette de Sucupira.
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No. No voy a pedir que se acabe Enel ni que los italianos se vayan. Me gustarÃa algo menos imposible: que vuelva Chispita. Posiblemente las negligencias no acaben, Enel siga siendo igual de charcha, pero le agarraremos algo de cariño por su mascota. Algo asà como con el pato del BancoEstado.
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Sergio Lagos, un periodista atÃpico, después de pasar por Canal Rock & Pop, consigue entrar a un nuevo canal para seguir haciendo tele. ...
La historia pop del Chile de las últimas décadas que ya no todos comentan. Un podcast que trae a la mesa en cada edición un tema antiguo, olvidado, o a veces, ambas cosas. Televisión, música, personajes... y lo que venga. Un tema a la vez y, obvio, Directo en el Carnet. SuscrÃbete... para que no te pierdas de nada y no estés a merced de los (no) avisos de la red social santurrona de turno.