Si nunca agarré la costumbre del bloqueador solar desde chico, fue por modas ochentosas horrorosas como ésta, la de las pantallas solares. TÃpico que alguna tÃa tenÃa y me querÃa echar encima y yo nunca quise. Porque, primero, qué estúpido y ridÃculo andar pintado como payaso. Y segundo (no, Católica no, muy gastá la talla), no protegen de manera uniforme y te quedan partes sin cubrir, y no sé qué dermatólogo querrÃa respaldar un producto que, más que por la protección, era por la moda tonta de pintarrajearse.
Igual, eran tiempos en que te vendÃan un “factor 2” como la posibilidad de asolearse por el doble de tiempo. Ternuritas.
[vÃa]
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