“Me llamó mi amorocho, me llamó mi pechocho… me llamó mi morocho…” Yo sabía que el “ocho” de CTC Mundo babeando después de grabar con Claudia Schiffer debía de estar en algún lado. Uno de los tantos avisos de los “ochitos”, que plagaron la publicidad en la tele noventosa. Todo sea por marcar presencia fuerte en esos años de multicarrier y larga distancia nacional, e inexistencia de cualquier chance de videollamadas por Internet. Había que ganarse el corazón (y el bolsillo) de la gallá y seguir cobrando unas tarifas que ni por si acaso tenían fama de ser las más baratas.
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