Corrían los ochentas y en Chile la Philips era un monstruo. En electrónica y electrodomésticos tenían prácticamente de todo. Tanto así que, cuando la filial chilena cumplió 50 años, puso en pantalla en los cortes comerciales de la tele una verdadera joya. Una joya que, curiosamente, no se recuerda tanto. Una pieza que, más de 30 años después, se convirtió en una verdadera cápsula nostálgica.
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