Veamos, primero aparecen personajes en pantalla que de pronto sienten dolor corporal con un particular efecto de sonido, luego una voz en off super fascista introduce el producto y, seguido de eso, aparece un doctor (?) señalando "la termografÃa lo demuestra..." como si fueramos a entender la faramalla de simbolos y manchas de colores que nos mostraba en pantalla y que yo, pa' más recacha las veÃa en blanco y negro. Finalmente el dolor se resuelve y los mismos personajes que vimos al comienzo retoman su movimiento como si nada.
Esto lo pasaban a las 9 y media de la noche con el informe del tiempo. No sé cómo no me dio ataque de susto.
Eran los noventas y gracias al poder de la tele a color todos cantaban "Vero, Vero, Vero...". Y es que el recurso infantil y enfermo de la repetición, sumado a la costumbre de cierto locutor ochentero de radio AM de cantar el caracterÃstico "Buena buena buena, buenÃsima buena, buena buena buena, buenÃsima está..." cada vez que invitaba a una fémina atractiva a su programa en la tele, terminaron por pavimentar el que una conocida empresa de productos de aseo terminara por usar la mentada melodÃa en un comercial.
Si Julito y su orquesta no cobraron su tajada luego de esto, es que se pasaron de giles.
CorrÃa 1983 y al parecer echarle mantequilla al pan aún era un lujo. SÃ, porque aparecieron por esos años estos "panaderos" en la tele diciendo que no echáramos más a perder su pan poniéndole cualquier margarina y que en vez de hacer eso probáramos la nueva margarina "Superior" que era mejor y más rica por no sé qué custión y que encima era 100% vegetal. Ahà como que les compro un poco, después de todo la mayorÃa de las margarinas por esos años no eran 100% vegetales, era más bien común que fueran mezcla con aceites animales. SÃ, guácala.
En fin, si yo fuera panadero no le recomendarÃa a nadie consumir margarina, la que después de todo es un mero sucedáneo de la siempre rica mantequilla. Aunque si se están cuidando de la gordura... pero esa es otra pescá.