Aún habemos muchos que pensamos que el mundo glúfico, ése donde con las palabras mágicas "grántico pálmani zum" entrábamos a una nube de fantasÃa llamada Nubeluz, fue de lo más fantabuloso que ha dado Perú y que conquistó a chicos y a no tan chicos (ahà no más la dejo, punto penal, el que quiera, que la chutee). El recuerdo más vivo de este fenómeno de comienzos de los noventas que tengo es el de un cumpleaños en el que hubo abundancia de música infantil compuesta por los éxitos de los incombustibles monos de Cachureos, del mamón Topo Gigio y, por cierto, del show infantil de moda, ése de las dalinas, cindelas y golmodis que aparecÃan en pantalla, los nubecinos allá y los nubetores acá. Entiendo que muchos que en esos años eran niños hayan estado pasando por esa pregunta ("¿qué seré cuando grande?") mientras a mà ya casi me tenÃan el camino trazado (entre paréntesis, NUNCA lo acepten, nunca permitan que otros les den la respuesta lista de lo que quieren hacer con su pellejo).
Y asà como a Xuxa le cambiaron la letra de su canción, yo también me tomé la libertad de cambiar la letra de ésta. Y cada vez que la escucho pienso en una letra torcida: "Yo quiero ser traficaaaante, anarquiiiiista, yo quiero ser reggaetoneeeero, violadooooor, yo quiero ser asaltaaaante, terroriiiiista, yo quiero ser homiciiiiiida..."