Ya dije antes que voy a volver a estar algún día en Viña, no en un piso 23 a tomar una de esas hermosas vistas en altura, pero sí, voy a estar. Algún día. Todo, claro, considerando comprar los pasajes de bus con anticipación para viajar casi a mitad de precio. Y, por lo mismo, siento y digo que también voy a volver a Valparaíso. En rigor esta no fue mi primera visita a la ciudad puerto. Hubo otra antes. Fue cuando yo estaba en la universidad y mi compañero de grupo tenía visitas de fuera. Tenía que hacer la tarea conmigo y además hacerles un tour a sus visitas, todo en un sólo fin de semana. ¿La solución? Llevarme como uno más. Para ello, y aprovechando la tonta casita en Reñaca, nos instalamos. De Viña casi ni supe. De Valparaíso, un poco más. Lo malo es lo mucho que recuerdo haber caminado y lo nada que recuerdo de ese día. O sea, recuerdo que caminé harto, subí a un par de ascensores, hice la tarea yo solo, pero nada más.
Esta vez, el día que salí solo, caminé por donde yo sabía que no había estado nunca. Sabiendo que esa visita fugaz se centró en los cerros, para esta vez tomé otro camino. Bajé en la estación de Metro Barón y caminé unas 5 o 6 cuadras al interior hasta llegar al Congreso. De ahí tomé la mítica avenida Pedro Montt en dirección al puerto y pasé por varias plazas. Cuando llegué a la Plaza Victoria vi el primer trolebús, pero pasó y no le tomé la foto. Y así fue siempre. Era difícil sin parecer tonto y teniendo que manejar con discreción la cámara. Finalmente, poco antes de llegar al puerto, vi uno cerca. Le tomé fotos, pero la idea de subirme a uno la "postergué". Sentí que la frontera entre un paseo recordable y una experiencia frustrante era demasiado delgada, temí terminar en quién sabe qué lugar y me arrepentí. Así que no hubo trolebús, la vuelta terminó en el puerto y luego de tomar el Metro, volví al piso 23 en Viña a capear la hora de más calor. Chan.
Y los ascensores no los encontré. Ya, ríanse.
¿Subir nuevamente a algún ascensor? ¿Tomar un trolebús? Pa' otra vez será.
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