- Ponte la 3 - le dije mientras iba a hacerme un café.
- Bien movida la mina... aunque nunca me ha convencido tanto como canta...
- Pero es pegote, entretenida, tira pa' arriba, ¿o no?
- Bueno, sí. Pero ¿qué me ibas a contar?
- Soñé con ella.
- Ya, déjame hasta ahí. Nah, en serio... ¿soñaste con ella?
- Yo sabía que un día iba a pasar. Fue cuático porque...
- Pero ya, cuenta, cuenta, ¿qué soñaste? - me interrumpió, sonriendo.
- Estaba frente a mí. Primero la vi a la distancia, y mientras se acercaba seguía sonando la canción, mira, ponla de nuevo - le dije.
Ella apretó un botón del control y la canción empezó de nuevo.
- Y ella se movía y yo trataba de seguirle el ritmo...
- Ya, pero hagamos cuenta que es tu sueño - dijo.
Se levanta del sillón con su delgada figura y esos aros que nunca he podido ignorar. Cada vez que los usa me llaman la atención. Y esa risa que podría reconocer a kilómetros de distancia. Se comienza a mover y me pide que la siga.
- Ya poh, si vamos a hacer esto hagámoslo bien. Ya, muévete, no seai latero...
Y ahí estaba, con esa amiga que no sabía bien si era amiga o algo más. Pareciera que ella hubiese querido. A mí me dió entre vergüenza y lata seguirle el juego, así como cuando me pidió que le cantara una canción de la radio. De eso ya hace mucho.
- Ya, que eris fome - me dice.
- Pero déjame seguirte contando poh...
- Ya, y qué más... - me pregunta con un tono que no sé si era de lata o de curiosidad. No sabría distinguir. No entiendo a las mujeres.
- Después de eso se acerca y queda frente a mí. Me sonrió. Era un poco más alta que yo.
- ¿Así como yo? - me preguntó coqueteando.
- Más o menos... Aunque igual tú...
- ¿Vamos andando mejor?
- ¿A donde?
- Al cine a ver la película poh. ¿No habíamos quedado en eso?
Fotografía de epSos.de bajo licencia CC BY 2.0.
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