Del imaginario: Los chicles Dos en Uno

  • Por Preto
  • octubre 14, 2012

Para comenzar la historia hay que retroceder hasta hace varias décadas atrás. La empresa que hoy conocemos como Dos en Uno, nació en 1962 con instalaciones en la calle Placer del barrio Franklin en Santiago (aunque algunas fuentes no oficiales dicen que fue algunos años más atrás, en 1951), y se especializó desde sus comienzos en el rubro de los dulces y golosinas. Fue fundada con el capital de tres familias, Lería, Quemada y Laya, las cuales formaron la sociedad "LQL". Su primer gran producto estrella fueron los chicles "Mundial", lanzados al mercado en medio de la fiebre por el Mundial de Fútbol de Chile 1962. Pero no sería hasta 1965 cuando viera la luz el producto más emblemático de la firma e ícono del bubblegum chileno hasta nuestros días: el chicle "Dos en Uno".

Aunque su lugar se ha visto reducido, en medio de competencia foránea, con marcas reconocidas a nivel mundial, sin contar el chicle Bigtime, otro en vías de ser emblemático de la firma, el chicle Dos en Uno, ya con cinco décadas de historia encima, continúa como un clásico. Ya casi no se le ve en los grandes comercios, aunque quizá sí en algunos almacenes de barrio y tiendas de confites al por mayor. Fue auspiciador de programas de TV que marcaron época, como Sábados Gigantes y sobre todo Cachureos, cuyo conductor, Marcelo Hernández (más conocido por "Marcelo"), termino siendo una suerte de "cara visible" del producto y de Dos en Uno en general. Además de aparecer en Cachureos promocionando los productos de la firma, era común verlo haciendo continuidad las tardes de los domingos en TVN mencionando a Dos en Uno y regalando las míticas "1000 bolsas de productos Dos en Uno" a algún colegio u organización de beneficencia de la cual ni siquiera nos sonaba el nombre. Ahora, con mis dos pies en el 2012, me pregunto cuál era el fin de regalar 1000 bolsas de golosinas a un colegio. ¿Para que a los niños les salieran caries? ¿Para que los profesores amenazaran a sus alumnos con no darles Dos en Uno si se portaban mal? El cuento del azúcar en esos años no importaba. Los chicles sin azúcar eran una rareza. Si no estaban disponibles en ningún lado, lo estaban, pero muy dificiles de encontrar, y a menudo importados y caros. Luego en los años 80s nació el chicle "Miti Miti", también de Dos en Uno, pero aún con su onda, sus nuevos sabores (que en el fondo, por más maquillaje seguían siendo los clásicos menta y fruta) no consiguieron destronar al rey. Posteriormente, Bigtime abrió el camino en Chile al chicle sin azúcar (endulzado con aspartamo, en ese tiempo aún bajo la marca y licencia "Nutra Sweet"), y ése ya es otro cuento.

Pero volvamos al mítico "Chicle Dos en Uno", "el chicle con más amigos". Si en los años 80s hubiese existido Facebook, Dos en Uno la rompe. Un comercial de 1982 aseguraba: "su sabor dura todo lo que quieras" (ver video). A ver, déjenme ver si entendí: ¿eso significa que puedo estar varias horas y más masticándolo y no dejar de sentir sabor? Como slogan publicitario era potente, pero en realidad era una falacia. Sin mentir, el sabor duraba 5 minutos y de ahí en adelante uno lo masticaba por inercia. Pero era rico. Era bien dulce eso sí (hasta me atrevería a decir que pasoso), derivado de su tradicional fórmula que usaba azúcar como endulzante. Cuando se le iba el sabor, a veces y cuidando de no ser sorprendido, iba al azucarero y lo untaba en azúcar y lo seguía masticando. Lo que nunca pude hacer fue eso de hacer globos. Y en la publicidad siempre aparecían niños haciendo globos (aunque en sus primeros años sus comerciales apuntaban a la juventud). Siempre viví con esa frustración, idiota, pero frustración al fin.

Luego llegaron los 90s y, junto con la famosa alegría, el chicle Dos en Uno dejó su clásica dualidad menta-fruta y se abrió a más sabores, sin mentir, cerca de 10 sabores en total (otra vez, ver video). Hoy, vive aún, como un clásico, junto con el "koyak" (nombre genérico derivado del chupete "Goyak" original de Calaf de fines de los 70s), y de sus múltiples productos de la competencia, sin azúcar, con centro líquido, etcétera, la mayoría foráneos.

Pero finalmente, cierto día de 1998 llegaron los argentinos de Arcor y desembolsaron una no menor suma por la firma de la calle Arauco. Quiero pensar que fue lo que siempre dicen, "por la confianza en Chile y su economía", y lo que dicen los comprados, de que "esto será una oportunidad para expandir nuestra presencia a más países en el mundo..." y esas cosas. Aunque esto último no es mentira: hoy Dos en Uno exporta sus productos a una friolera de países que no mencionaré por razones de lata y espacio, pero que están aquí.

Finalmente, comprada por argentinos y todo, aún así muchos pensamos que Dos en Uno y sus chicles... siguen siendo chilenos.

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