Del imaginario: la peineta Pantera

  • Por Preto
  • octubre 08, 2012

Peineta Pantera N°1, de bolsillo.
Era 1955 y Plásticos Haddad, empresa familiar iniciada por inmigrantes sirios, a pocos años de su fundación lanzaba el que sería uno de sus productos estrella: la peineta Pantera. El pegote eslogan "Peinetas Pantera, le duran la vida entera" seguramente les sonará al menos a una generación de tatas. La peineta jamás dejó de fabricarse y hoy, junto con el modelo tradicional (a.k.a. "Peineta Pantera N°1") la empresa diversificó su oferta con otros modelos más modernos.

Yuny Haddad, ejecutiva de Plasticos Haddad
y sus peinetas (Foto: LUN)
Hace unas décadas, antes que el imperio chino nos inundara con oferta de productos de calidad discutible pero bajo costo, era común encontrarlas hasta en negocios de barrio (las llamadas "paqueterías", denominación que hoy en día suena tan de viejo). Se caracterizaban por estar fabricadas de un plástico duro y en colores en tonalidades de café, y por supuesto con sus letras doradas en relieve con la leyenda "PANTERA". Llegaron incluso a ser incluidas (injustamente, diría) en una serie de cadenas por e-mail tan populares a comienzos de los años 2000, el "Rotómetro". Y es que estaban tan al alcance de cualquiera, que no daba ningún estatus tener una, pese a que andar por la calle bien peinado es algo que nunca ha pasado de moda y además es bien visto. Lo ordinario en realidad era llevar una peineta Pantera con dientes quebrados. Y es que al estar fabricadas de plástico duro, era común que los dientes se les quebraran. Pero, como buen país pobre, antes que llegara la democracia, gozáramos de la buena economía y nos creyéramos jaguares de Sudamérica, la gente las seguía usando, perpetuando el eslogan que aseguraba que le durarían la vida entera. Claro, sin algunos dientes, pero igual servía.

Lo más sorprendente es que se podían conseguir aún en nuestros días en farmacias o tiendas de artículos de peluquería y valían menos de mil pesos, como aseguraba un artículo de LUN de hace dos años.

Lo triste de todo es que, con la misma plata que vale una Pantera, se puede comprar un pack de peinetas chinas que se deforman de solo mirarlas. Se extraña la ubicuidad de esta pequeña gran peineta y objeto de culto, con una historia de más de medio siglo.

¿Y ustedes tienen una o saben de un pariente que use una?

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