A mano

  • Por Preto
  • junio 08, 2007


El profesor entraba a la sala. Con su cara de profe buena onda y su habitual pose de resignado, de venir de vuelta, de no importarle si en su ausencia hacían mofa de él o si algún oportunista en días de control de lectura se las ingeniaba para copiarle al de al frente. Nunca se le vio enojado. Nunca se le vio haciendo una clase tradicional y mucho menos entablando una clase en formato de conversación. Más de alguna vez dijo que esa era su manera de enseñar debido a lo poco que le pagaban y que, si ganara un buen sueldo, haría unas clases de lujo pero que, por la plata que recibía, hacía las clases así no más. Y ya todos estaban habituados a su estilo: de entre los libros que llevaba, escogía uno, lo abría en cierta página y comenzaba a dictar al pie de la letra trozos de texto seleccionados en la marcha algunas veces, o tediosas y eternas páginas completas otras tantas.

Y esa era su rutina. Podría parecer poco acostumbrado y singular de él. Y talvez lo sea, toda vez que otros profesores tenían singulares técnicas de enseñanza como dejar a todo el curso haciendo fascículos de prueba de aptitud, ocupar toda la hora en hacernos leer el texto guía sin hacer actividades ni nosotros entender nada, intercalar una que otra palabra de salón en una clase de dibujo técnico o gastarse la hora completa de una clase de matemática hablando de política y de lo necesario que fue el golpe de estado del 73. Había otros profesores que preferían un formato más de conversación como la profesora de historia de Chile o talvez las de idiomas. Pero no era la tónica.

Y yo me sentía incómodo. Más aún en días en que había que estudiar a partir de unas fotocopias del libro regalón y de hojas amarillas que cada clase era abierto y leído al montón.

Fotocopiado a mano, claro está.

[Fotografía]

También te podría interesar

10 comentan

  1. Chucha..y pensar que este tipo de profes están cada vez más en retirada...hoy en día la interacción con los alumnos es súper importante, el famoso feedback.-

    Cuídate.-

    ResponderBorrar
  2. Los profes... todo un tema. Los peores son esos viejos/as fachos/as que hablaban de lo importante del "pronunciamiento militar del '73", no ves que antes no se le decía golpe?

    Qué tiempos aquéllos de las fotocopias a mano.

    Saludos!!

    ResponderBorrar
  3. Recuerdo las palabras textuales de un profe de básica de la Victoria en relación a una intervención en niños 'especiales' "yo hago un trabajo chiquitito por un sueldo chiquitito".

    De aquí al éxito ¿no?

    ResponderBorrar
  4. Creo que existen tantos tipos de profes como de personas: estan los entusiastas, los cómodos, los callados, los mal genio, los parloteadores, los que nos cambian la visión del mundo, los dinámicos y otros que son solo bostezos, entre otros.

    Creo que tuve de todos. De todos, si lo analizo con cuidado, aprendí algo, ya sea en terminos de "no humillar al prójimo gratis" al "realmente un granito de arena mas otro suman fuerzas inverosímiles!". La importancia secreta de un docente es que a temprana edad te puede cambiar la vida dirigiendote por caminos insospechados. Al menos esa es mi historia ;)

    Un abrazote!

    P.D: Amar la lluvia y deleitarse al pasear por la playa cuando diluvia no es sinónimo de tristeza. No tengo problemas con la felicidad ajena jajaa! (Solo que el calor me pone odiosa; me siento pegote e, igual que los perritos, empiezo a mirar las cerámicas con cara de amigos :P). Adoro la lluviaaaaa!!!

    ResponderBorrar
  5. y bueno, de todo hay en la viña del señor, y uno los recuerda a todos porque se sale con una marca de los colegios en que les pagan mal o mas mal que lo normal y por eso es que uno los quiere tanto, y más a los que aun con poca plata nos mandaron a las estatales y ahi peleamos a la par con cualquier otro que tuvo clases de lujo.

    Bendito sea el magisterio que a poca plata se van ganando a grandes trancos el cielo.

    saludos

    ResponderBorrar
  6. yo tenía una profe que decia siempre

    si utedes aprenden
    o no aprenden a mi me pagan igual
    así que me da lo mismo


    yo creo que ella perdio las ganas
    así como su profe



    besitos*

    ResponderBorrar
  7. yo entiendo el hastio de los profes en las universidades. les pagan poco, los llenan de pega, y muchos se ven enfrentados a dilemas eticos donde simplemente dependen de la moral del jefe de turno para resolver las cosas "en silencio" sin derecho a protestar.
    y si los alumnos reclaman, mejor. pq si se van, lo hacen a manos peladas, pero si los echan, algo mas les cae.

    es la realidad no mas. y huele a baño de pozo.

    ResponderBorrar
  8. Psst:¿las fotocopias A MANO no se llamaban MIMEOGRAFIADAS?
    El proceso significaba:
    Tipearlas en máquina en los famosos stencils.
    Meter el famoso stencil y reproducir.
    Yo tuve que sacar 2 revistas del colegio en mimeografo, y dípticos para Trabajos de Verano en la U (ahí ya la tecnología había progresado caleta). Pero era un cacho el asunto. ¿Aún se usan?

    ResponderBorrar
  9. @marcylor: Por cierto, pero a eso nunca escuché que les llamaran "fotocopias". Habían otros métodos para producir copias, como una cosa que nunca supe el nombre pero que parecía una bandeja de gelatina que había que limpiar -con alcohol, creo- luego presionar el stencil contra la superficie y luego cada hoja.

    Y hasta ví funcionar un mimeógrafo en un pequeño taller de mi escuela básica, a fines de los 80s.

    A lo que iba yo es que un profesor pajero que no merecía ser profesor del Instituto Nacional nos tenía escribiendo toda la hora en lugar de preparar una clase decente.

    Jorge Guerra, ojalá lo hayan echado a ese bulto.

    ResponderBorrar
  10. Recuerdo esas eternas clases inútiles de enseñanza básica, donde lo que más conseguí fue mejorar un poco mi caligrafía, mi rapidez al momento de escribir y mi calidad al momento de replicar los dibujos del texto de estudio… lo recuerdo como un absurdo… al final el cuaderno se convertía en un clon vacío del texto que ya tenía en el bolso… Pero en fin… También hay que considerar que no sólo era responsabilidad del profe… el también estaba ahí sin ánimos de nada… pensando más en cómo hacer estirara el miserable dinero que ganaba por estar aguantando un grupo infinito de pendejos mal olientes y desmotivados…
    Saludos del kiltroenllamas y malditascajitasrectangulares

    ResponderBorrar