Fotografía: Terra
Gracias, UNESCO. Gracias, porque con tu noble gesto de declarar a nuestro Valparaíso como patrimonio de la humanidad nos has atado de manos, amenazándonos con quitarnos tal noble distinción si osamos modificar o mejorar la infraestructura de estas antiguas construcciones, dejando como único camino viable una carísima restauración que ni los ingresos por concepto de turismo, incluyendo los cruceros de lujo y los dólares de aquellos acomodados, son capaces de pagar.
Que alguien les diga a esos pelotudos que las edificaciones no son eternas.
Cuando veamos con impotencia a las añosas construcciones del puerto venirse todas abajo, ahí sí que ya no habrá patrimonio que proteger ni distinguir.
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