¿Alguna vez vieron en la tele algún réclame de la Oxígeno? ¡Yo tampoco! Oxígeno FM, en el “88 y medio”. Otra radio cuya música nunca fue mi sabor de helado, pero que respetaba. Nunca tuvo expansión nacional, se quedó sólo en Santiago, y un poco por eso fue que le daban tanto bombo al “88 y medio”, como si nunca fuera a sintonizarse en otra frecuencia.

Al final, y pese a que no le iba desastrosamente mal, la vendieron en 2000 a la actual Prisa Media Chile, que terminó instalando una Radio Concierto “resucitada”. La voz fue de Ernesto Rumi. Yep, el mismo de Finísima y de Romance.

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Hubo un tiempo en que cada película taquillera, o al menos las familiares, iban acompañadas de esfuerzos promocionales no menores. Ghostbusters (“Cazafantasmas”) se estrenó ese año, con poquita fe por parte de Columbia Pictures. Pero no tardaría en dar el batatazo. Aún no siendo una película infantil, no había cabro chico sobre la Tierra que no tuviera ganas de verla. Y, sin hacerse esperar, apareció la promo de la Coca-Cola, trayendo canjeables por montones: poleras, posters, vasos, cassettes, autoadhesivos y chapitas (a las que les decían “botones”). 

No recuerdo a alguien que se haya ganado la polera o el cassette. Pero los posters y autoadhesivos sí que fueron masivos. Muy masivos. Se les podía encontrar en casa por medio (yo tuve el poster). 

Lo curioso es que los derechos para armar esta promo salieron gratis porque, en esa época, Coca-Cola era la literal dueña de Columbia Pictures y, por tanto, de los Ghostbusters. O sea, en qué topamos. 

Pero todavía recuerdo que en una promo de Ghostbusters (que todavía no encuentro), aparecían cabros chicos gritando, no “Ghostbusters!”, sino que derechamente “¡Cazafantasmas!”. Una época en que se traducía todo. Ya po, no me dejen solo. 

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En 1991, llegó una nueva cerveza a revolverlo todo. Era Becker, la cerveza que se decía “en otra”. En palabras de sus creadores, una cerveza de calidad internacional, pero al gusto del chileno. Y fue hitazo.

Pero luego, aprovechando la ola, unos tres años después, aparecen alternativas. Una de ellas agarrando derechamente pa’l tandeo la irrupción de Becker y su marketing, tan de aura internacional, envase europeo y jingle en inglés. Y se trajeron a nada menos que a Hugo Varela a promover en Chile la Cerveza Salta, una cerveza argentina que, a diferencia de Becker, no renegaba de sus orígenes.

O sea, tampoco era tan así. Si bien es cierto, la nueva cervecera fundada para elaborar Becker se levantó con capital argentino, el producto era chileno 100%.

¿Hubo más de esto? Pues nada. Fue esto y chao. Debut y despedida en suelo chileno la Salta. Aunque a Hugo Varela no le fue mal. Siguió viniendo a la tele y en 2005 vino al Festival de Viña. Le fue re bien. Y la Cerveza Salta, actualmente de la CCU Argentina, todavía existe.

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El Dondo fue una celebridad juguetera. Uno de los productos más queridos y recordados de la desaparecida cadena juguetera Otto Kraus. Y tuvo toda una gama de Dondos: el original, el (¡uy qué malote!) Dondo Rock, los Mini Dondos… y el Dondo Caribeño, del que todavía no he visto su comercial (y que, igual, reconozcámoslo, hoy estaría re funado). 

El jingle está directamente basado en “Guarda come dondolo”, un tema de 1962 del artista italiano Edoardo Vianello, tema que sonó mucho en su época y que, décadas después, todavía era demasiado oreja. 

A comienzos de los 90s estaba el mambo en pleno con los Dondos. Y nada, recordando humildemente al famoso muñeco con este Dondo Medley. Del “juguetero de Chile”, donde quiera que esté ahora. 

* Emitidos en 1991. 

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[vía 1, 2, 3]

Hace un tiempo lo hueviamos, pero hay que ser justo: pocas cosas dan tanto por tan poco como un brick game (“Tetris”, para los amigos). Todavía los venden nuevos por Internet, pero no seamos tan fomes. Se puede hacer más interesante y ese interesante viene de que este brick game es el que estaba en casa y sobrevivió guardado, de caja en caja, por unos pocos más de treinta años. Un día dejó de funcionar bien, no se le puso pila nunca más, se le pegaron algunos botones y quedó ahí tirado.

Había que darle un poco de amor. Así que limpié la caja con jabón suave y luego con alcohol común para quitar algunas manchas de bolígrafo. Extrañamente eso se deshizo de mucho del amarilleo del plástico. Lo abrí y limpié también con ese mismo alcohol los contactos de los botones que no funcionaban (sólo tenían mugre y un poco de humedad). Luego raspé y apreté un poco los terminales metálicos del compartimento de las pilas, que estaban un poco sulfatados, para que hicieran buen contacto.

Un error de diseño (o recorte de costos) fue que no tuviera resortes en el compartimento de las pilas, sino que éstas vayan insertadas a presión, porque los contactos se deformaban y las pilas quedaban sueltas. Esto provocaba muchos de los glitches en pantalla. Otro tanto de esos glitches ocurría con pilas medianamente gastadas cada vez que emitía sonido, porque cuando el parlantito sonaba, provocaba un bajón de voltaje que rompía el juego y se congelaba, haciendo imposible seguir. Pero con pilas frescas, no pasa nada.

Al final le puse tres pilas AA nuevas y listo. Quedó al 100. Una maravilla. Sin segmentos malos en pantalla, sin pegarse con nada, listo para jugar.

Al contrario del recuerdo popular de los “999999 juegos en 1”, éste fue de los primeros modelos y sólo tiene 5 juegos (el Tetris estándar, otro Tetris con piezas más complicadas, más otros 3 juegos de bloques).

Antes que salte alguien a la micro por atrás, NO SE VENDE. Todavía recuerdo, en la sucursal de la F, la avalancha de compradoras que creyeron que tenía una enceradora a la venta porque subí un aviso de época sacado de una revista. Algún día habrá que desclasificar esa historia. O mejor no.

¡MOMENTO SING-ALONG! Aunque nació en 1978, ya por 1992 aparecieron réclames de Kapo con los “Kapo Animados”. Pero, en el ‘95 (*), finalmente hicieron esto, una gran canción juntándolos a todos. Con el “¡Tenemos seeeeed!”, remataban este clásico que (qué cosas, ¿no?) tuve que buscar la letra porque tenía dudas y esas dudas aún no se me desaparecen del todo. De ahí vino su época de gloria, con el Kapo “a 100 pesitos”, las muchas promos con canjeables… y luego su decadencia (¡en serio después lo vendían con gas y en botella de 2 litros!). Un producto víctima de los dosmiles… y de la estocada final de la "ley de sellos".

(*) Exhibido en 1995.

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