En casa comprábamos productos alternativos porque eran baratos, incluso muchos de ellos ya han desaparecido y mientras estuvieron a la venta nunca tuvieron publicidad. La tele nos bombardeaba con publicidades de productos que no comprábamos porque eran caros, o porque encontrábamos que eran caros. En esa época ochentosa eran pocos los productos "famosos" que comprábamos. Yo tenÃa suerte con los yoghurts. Pero mucho más allá no llegábamos.
En casa comprábamos Abolengo porque era barata. Y cuando esa servilleta barata empezó a salir en la tele como la servilleta más absorbente de la galaxia, me sentà hasta más digno. O al menos una sensación de existencia difÃcil de definir o de darle un nombre. TeorÃa del capitalismo, ayúdame.