¿Tom y Jerry en el Parque Arauco? Pues sí. Aunque yo y mi tropa de oompas francamente desconocemos si los del mall pagaron por los derechos. Como sea, era 1990 y el Parque Arauco trajo a Tom y Je... bueh, en verdad, a los títeres de Tom y Jerry, para promover canjeables de títeres e individuales de mesa con raspe, con los que existía alguna probabilidad de ganar algo más grande, digamos, autos, pasajes de avión... ese tipo de cosas.

Aunque me llaman la atención las palabras que el títere Tom usa para referirse a Jerry. Como que me suenan de otro personaje. En fin. Ni los doblajes oficiales están libres de propia cosecha. Hasta en cortos doblados de Looney Tunes hay una sirviente que le grita “¡Tomáááááh!” al gato de turno. Supongo que fue desquite. O no sé.

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Nuestra primera Temporada de Preguntas, en donde respondo todas las preguntas que recibí durante este mes de septiembre. Revisamos cositas que dieron miedo o cringe en la tele chilena y cosas que veíamos hace kilos de tiempo...

Nuevamente llegamos al panteón de helados enterrados en el tiempo para visitar a uno que estuvo con nosotros un par de años y después chao. El “Ja, je, ji, jo, ju” de Chamonix irrumpía en un pueblo de fantasía en donde los niños no reían (¿?). Era una paleta a dos sabores con un “sombrero” de chocolate que, además, permitía, con un palito marcado, canjear un payaso articulado de cartón o una nariz de payaso. Como ésos de la feria libre.

Llama la atención que el “Ja, je, ji, jo, ju” incluya en el envase un segundo nombre, “Tony Bar”. ¿Iba a ser el nombre original? ¿El “Ja, je, ji, jo, ju” era parte del logo del helado pero al final terminó pegando más… y a última hora se cambió el nombre? Nunca lo sabremos.

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Uno de los personajes “emblema” de Felipe Izquierdo, la Elvira, estaba en su top, cada domingo en el Venga Conmigo del Canal 13, lo cual como que le sirvió, a él y a su partner Fernando Larraín, para hacerse, además, de un billetito extra. Las “aventuras” de la Elvira sirvieron para promocionar productos de consumo doméstico, como la harina Selecta y éste, Rasch líquido.

Las aventuras de la Elvira, eso sí, eran más desventuras que otra cosa, con Esteban, su marido, aprovechando, cada vez que tenía la chance, de ser un auténtico vacuna con ella, aunque con su consentimiento pero, más que eso, con su agrado y su dicha absoluta. Y con harta cámara chueca. Y todo eso porque NOVENTAS. No se gasten en entender, porfa.

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Éste es de esos réclames que la gente reflota de cuando en cuando. Incluso, fue un “lost media” hasta no hace mucho.

En tiempos del apogeo de los jugos en polvo, apareció Blakie. Una bebida cola en polvo. O el intento de hacer algo así (y enfatizo la palabra “intento”). En todo caso, en su mensaje nunca se mencionó siquiera la palabra “cola”, pero se dio a entender que era algo así. ¿Cola sin gas? En un mercado en el que, para la mayoría, las bebidas gaseosas eran un lujo de fin de semana, lanzar una bebida cola barata en polvo hacía sentido. Siempre y cuando el producto mismo tenga sentido. Llamó la atención, pero la recompra fue un descalabro. Casi nadie se la repitió.

Pero la idea no se acabó ahí. Otras marcas lanzaron su versión, pero ya asumiéndose como un producto barato y “peor es ná”. En muchas ferias libres se podía conseguir jugo en polvo de cola, de marcas desconocidas, aunque, ya tardíamente apareció un “Yupi Cola”.

Como sea, Blakie fue de esas cosas que sólo valoraríamos en medio del desierto y muriendo de sed. Al menos, lo tenían súper asumido.

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Llegar a tener walkie-talkies cuando chico... no era tan bacán como esperábamos.

Video resubido de 2013 (advertencia: es un video resubido de 2013).