Sobreactuaron hoy: la “señora” (?) del shampoo Kent. O el “champukén”, como le decÃa el Chuña. Un réclame que fue de los grandes éxitos de nuestra sucursal en China (mientras duró), y al que le encontraron jaja por todos lados. Y que, además, les despejó la incógnita a los Z, que nunca habÃan visto el shampoo del que hablaba ese viejo.
Mientras la voz en off la presentaba como “señora” (que, permÃteme dudarlo, no parece de más de 25) y que habÃa ocupado un shampoo del que no sabÃa su nombre (pero que tuvo todo el rato el frasco como para leerlo, asà que permÃteme dudar otra vez), a la mina como que le costaba creer que fuera un shampoo nacional. De hecho, le tuvo hasta desconfianza, porque de otra manera no se explica que haya usado Kent abajo y Rinso en las mechas de arriba (asà como pa’ comparar si era mejor que el Rinso). Y para cerrar, la sobrerreacción al descubrir el frasco y darse cuenta del shampoo que le pasaron. SÃ, un shampoo nacional, créelo.
Kent, el shampoo que “deberÃa costar más”. Si no te lo vendo por bueno, te lo vendo por ganga. Antes se lanzaban algunas cosas que ofrecÃan “maravillas” por poca plata. TodavÃa les quedaba bondad. Ahora derechamente le inflarÃan el precio.
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“Me piace un Alegretto”. AsÃ, siguiendo el juego del nombre pseudoitaliano (*) de la golosina, y tomando prestado el universo de lo más italiano que se les pasó por la mente, El Padrino (“The Godfather”), los de Calaf decidieron, por una temporada, transformarse en esa mafia italoamericana retratada por el cine, para presentar la nueva novedad pa’ los regalones. Coco bañado en chocolate, la combinación regalona de Calaf, la que ofrecieron de distintas formas por mucho, mucho, mucho rato. Curiosamente, se recuerda mejor la frase que el réclame que, asumámoslo, ya estaba a medio enterrar.
A don Vito Corleone le piace un “Alegretto”, asà que hay que complacerlo, o si no…
(*) “Allegretto” es con dos eles.
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Y eso. Pax al final sà tuvo un comercial en la tele. O sea, algo digno. No ese cartón de 5 segundos de Teleavisos del canal 11, po. Y la premisa era, pintando el mundo con Pax, transformar un desganado perro en un modelo artÃstico que se sacaba poses con toda la onda.
¿Aún existen los lápices Pax? Dignos competidores de los Faber-Castell, hexagonales pero no escandalosamente caros ni fifà como los Jovi, tienen su lugar reservado en el cielo y en el kokoro de miles de escolares de los 80s y 90s que los usamos. La cajita de 6 salvaba siempre.
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A desbloquear, a desbloquear, que el mundo se va a acabar. Los réclames ochentosos de la leche Soprole son un clásico y éste no lo es menos. Pero de que ha estado enterrado por otros que se recuerdan mejor, ni duda.
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Un nuevo Duelo Réclame, esta vez de Meh vs Original. Y sÃ, no estaba tan loco. El helado Calypso de verdad existió, pero no era de Savory como recordaba, sino que de Chamonix. Hasta tuvieron la patudez de decir “No te equivoques, pÃdelo como Calypso”.
Ese Calypso al final era un helado chupete de agua que no ofrecÃa nada muy original y que vendieron como Calypso para aprovecharse de la similitud con el nombre de Calippo, helado que estaba lanzando Bresler esa misma temporada y que en realidad era un helado que Unilever ya estaba vendiendo en Europa desde la era ochentosa y que mira tú, yo cacho que en Unilever pensaron “ya, ahora que tenemos Bresler en Chile, y nos ha ido tan bien en Italia y España con el Calippo, lancémoslo allá también”.
Al final el Calypso no le hizo ni sombra al Calippo, aunque tampoco digamos que el Calippo se hizo mega popular, pero por lo menos duró más de una temporada.
Tiempos sin Internet.
[vÃa: Calypso | Calippo (Chile) | Calippo (España)]