Nos toca volver a revisar un viejo conocido. El TuGurt, lanzado por Dropa, los mismos tras Maizena, y que fue un saborizante para la leche con una vuelta de tuerca que pocos entendieron, tuvo su réclame en plan teaser. No lo recordaba para nada.
A fin de cuentas, el TuGurt nunca fue un yoghurt en polvo como muchos entendimos en su época. En realidad fue un saborizante que no se quedaba en el sabor de un tÃpico Quik, sino que intentó recrear el “sabor a yoghurt”. Y el principal gancho es el de involucrar al consumidor con la premisa “tú lo preparas, tú lo disfrutas”. Porque sÃ, aparte de ofrecernos el “sabor a yoghurt”, nos guiñaba el ojo con la satisfacción de ser uno mismo el “hacedor” de esta cosa. Como el efecto de satisfacción que nos produce el participar de la fabricación de algo que nosotros mismos disfrutaremos. Como que “queda más rico si yo mismo lo revolvÔ, en vez de sólo abrir el pote de yoghurt y simplemente comerlo. Porque, de nuevo, muchos lo vimos como un yoghurt. Después llegaron los siúticos y le llamaron “Efecto IKEA”, pero ya es otro tema.
En la práctica fue un desastre porque, a pesar de hacerle caso al brocacochi que decÃa en la tele “lo revuelves, lo revuelves”, no le tuvimos paciencia. Es que, muy a pesar de revolver y revolver, el polvo no se disolvÃa. Y peor aún, para los que nos gustaba beber cosas heladas, la leche recién salida del refri no ayudaba para nada. ¡Si se lanzó llegando el verano!
Asà que, esta campaña jugando al misterio, no sé si le jugó a favor o en contra. Iba a decir “fuiste weno, TuGurt”, pero es que no dio ni pa’ eso.
¿Un obrero de la “contru” cambiándose a una Isapre? Yep. Ocurrió. En la era noventosa, en Cruz Blanca estimaron que habÃa que abrirse con la salud privada y convocar a todo el mundo. A todos, todos, incluyendo personas que ni lo veÃan como opción. Como Omar Lorca, que aprovechó de operarse del fémur y que quedó caminando derechito. Y, veámoslo porfa, mucho antes de Faúndez, el fabricado personaje maestro chasquilla que pudo subirse a la telefonÃa celular, con Omar Lorca (que hoy tendrÃa unos 81 años si sigue vivo) tuvimos a un personaje real, con número de contrato y todo. ¿Porque... fue real todo esto, cierto?
Y en eso apareció la parodia de los Atletas de la Risa. Qué te digo. Ojalá los avisos de ahora dieran pa’ parodia.
Este recuerdo es personal. Súper personal. Y no sé si le voy a desbloquear el recuerdo a alguien más. “Compartiendo la mesa” era una fundación que organizaba ollas comunes, de la que no existe nada de información en Internet salvo este réclame, y que pudo meter un aviso en la tele a comienzos de los noventas para hacer frente al rechazo a las ollas comunes expresado desde ciertos sectores.
Pero, tomando el trasfondo del mensaje como una cosa aparte, la frase de la niña “¡Qué rico, hoy dÃa hay carboná!”, llegó a hacerse parte de mi lenguaje cotidiano. Y es que en casa comÃamos una carbonada maravillosa. Entonces era la frase tÃpica en casa para los dÃas de “carboná”.
Dejen su “yo” si lo recuerdan. No se agilen, porfa.
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En vista de que ya podemos aceptar que la temporada invernal se instaló, vamos con un desbloqueazo. Por ese tiempo, Maver, que ni pensaba aún en inventar el TapsÃn, se mandó un réclame haciendo uso de stop-motion con monos de Playmobil y plasticina, casi en plan “La guerra de los mundos”. Si faltaron los puros platillos voladores... ¡Sálvese quien pueda! Los monstruos de la gripe arrasaban con toda la villa. Pero no contaban con las cajas gigantes de No-Flu, traÃdas en ambulancias, y que llegaban a salvar el dÃa. SÃ, obvio, en la tele, que era la única diversión cuando nos mandaban a la cama y, entre réclame y réclame, nos mandaban esto y nos volvÃan a hundir en los mismos dolores y molestias que estábamos viviendo en carne y hueso. Pero... sobrevivimos.
El No-Flu existió en cápsulas, pero también en jarabe. SÃ, ¡esta gente se atrevió a lanzarlo también en jarabe! O sea que, al suplicio del jarabe para la tos, se agregaba este otro para la gripe. Uno de los tantos antigripales que existieron antes del megapopular TapsÃn. Se podrÃa hacer hasta una lista, porque fueron muchos.
* Emitido en 1991.
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Goteras, rendijas, roturas… ¡me vuelvo mono! ¿Y qué pasó? Pasó Fastix, obvio. Antes de Jose (Roque, en Argentina) y Carmela, no habÃa un marido postergador olÃmpico ni una soa pedigüeña. Sólo habÃa un pobre tipo que, de tanto necesitar arreglar cuanta cosa en la casa, llegó y "se volvió mono". Y sÃ, el mono de la caja era por eso. Nunca se volvió superpopular el Fastix. Es que no contaban con la cultura chilena de dejar que el agua chorree, ésa era la gracia. Coco Legrand, maestro.
* Exhibido en 1990.
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Año 1990, nueva década y en Chile habÃa mucho optimismo. Ya nos llamábamos “los ingleses de Sudamérica” y, véanlo como quieran, pero en Ambrosoli se lo tomaron re a pecho. “Old England Toffee!” gritaba un sujeto muy de mano en pecho, en la caseta de teléfono y con el kilt escocés más auténticos que pudieron conseguir a más de 11.000 kilómetros de distancia. Un clásico que casi pasa al habla común de pequeños estudiantes de básica en todo el paÃs. En realidad, nunca vi eso. Pero hubiera sido divertido.
Ambrosoli quiso que se tomaran la calidad de su toffee muy en serio, asà que mostraron su toffee lo más auténtico que pudieron. Porque no, no era una golosina como el Tafi de Dos en Uno. No, sir.
En todo caso tú no te echarÃas un toffee a la boca cuando estái a punto de hablar por teléfono, ¿no veÃs que now she enteene naa?
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