CorrÃa la segunda mitad de la era noventosa y Dragon Ball Z era fenómeno desatado y un imperdible de las tardes del Mega para muchos. Era obvio que aparecieran promociones que aprovecharan el boom para vender algún producto de consumo. En eso aparece Soprole queriendo vender más yoghurt y saca un… ¿coleccionador? Por qué, de plano, no lo llamaron “álbum” y ya. La gracia era ir pegando las tapitas y al llenar el alb… perdón, coleccionador, ir a un sorteo en donde te podÃas ganar un computador o un traje de Dragon Ball. Pero, a ver, Soprole, pero qué necesidad. Está claro que quisiste sacar partido de las peleas que se daban en cada hogar entre hermanito y hermanita, a causa de esa otra animación japo para niñitas que andaba dando vuelta. “¡Bakán… sólo pa’ hombreh!”.
Pfff… “hombre”. Ternurita.
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