Cuatro décadas atrás, los álbumes de láminas eran grito y plata. Editoriales como Salo, en la nueva década, apostaron por traer cuanta licencia foránea se pusiera de moda, mientras se mantenían publicando a personajes que siempre nos habían acompañado, como los de D**n**. Y en nuestras pantallas irrumpía nada menos que la Tía Patricia para mostrarnos esta joyita. Y ofreciendo un viaje del que no se explican ni los detalles, aparte de que será un sueño hecho realidad y con pasajes de Aeroperú y… ¿Turismo Cocha? Vaya antigüedad. En fin, cuando D*s**y era súper de valores tradicionales y hacía entretenimiento simplemente pensando en divertir. No como en nuestros tiempos de Internet, en los que la calidad muchas veces pasa a segundo plano y se crean productos para que la gente se saque los ojos por redes sociales para llamar la atención, tener publicidad gratuita y vender más tickets, y que finalmente la gente vaya a los cines por curiosidad o para apoyar valores promovidos muchas veces con fines comerciales y “para estar a la moda”, más que por convicciones de los dueños.

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No me embolinen la perdiz. No lo hacen por valores. Lo hacen por plata. 

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Si tan sólo hubieran existido más limones y manzanas parlantes. Aunque, reconozcámoslo, qué tan enferma tiene que estar tu relación de pareja como para ponerte a discutir por culpa del sabor de una galleta. El tío Petronio Romo Limón y su amiguita manzana llegaron a tiempo para evitar un quiebre matrimonial. O mejor dicho, sus fantasmas, porque los limones y manzanas originales se habían hecho crema y, chuta, no los quiero asustar pero, en volá, eran frutas poseídas. En fin, uno de esos tantos avisos ochentosos low-cost, hecho con dos chauchas. Pasaron los años y, en vez de una pareja disfuncional, llegó luego una familia de músicos que no perdió el tiempo discutiendo y se bajó 200 paquetes de Alteza en una sola tarde, pero… ya es otro cuento. 

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Arisco fue una empresa brasileña fundada en 1969. Pero, ya para la era noventosa, les picó el bicho de la expansión y comenzaron a vender sus productos fuera de Brasil, en Argentina, Chile y otros países. Y qué mejor que apoyarse con el furor infantil de la época, Xuxa. Y así fue que nos tocó ver a nosotros, los pequeñines de la época, entre los “réclames” de la tele, esta cosa. Poco y nada duró Arisco en el mercado chileno, por toda la controversia que afectó a la presentadora con el supuesto mensaje s*t*nico al dar vuelta la cinta, aunque no descartaría un problema en el mismo nombre de la marca, Arisco, que existe como palabra de uso común en español, y que la RAE define como “Dicho de una persona o de un animal: Áspero, intratable”. Lo cual tiene mucho jaja porque así como se malinterpretó “Xuxa”, también se malinterpretó la marca que promocionaba. Arisco tuvo algo más de suerte en Argentina, en donde adquirieron algunas fábricas. Arisco terminó como empresa en 2000, al ser adquirida por Unilever, transformándose en una mera “brand name” para sus productos. 

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Comenzaba la era noventosa y Savory, para promocionar sus Chomp, ya recurría a actores nacionales mucho antes de Marrón Glacé. Y así veíamos a la Rebeca Ghigliotto rechazar planes de salidas románticas o con amigos por el placer de bajarse un par de potes de Chomp. Porque, para ella, lo siento, pero “no esta noche”.

Rebeca falleció de un cáncer no diagnosticado oportunamente por negligencia médica, el 20 de septiembre de 2003. 

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Ahora que La Red está en el hoyo, nos acordamos de todo lo que pasó el año en que apareció. Era enero de 1989 y en Perú, por Panamericana Televisión, irrumpió Giuliana Maiocchi, July para los amigos, con “El show de July”. Y tiempo después, el ‘91 y como parte de la camada de espacios fundadores de La Red, aparece haciendo “Yuly Yum Yum” aquí en Chile por el canal 4 (cambió la J por Y al llegar a Ecuador tiempo antes). La onda era montar un show “inspirado” en el de Xuxa. Pero, aunque no lo parezca, fue hecho en Chile. Lo realizó la productora Canal Uno, que venía haciendo cosas para UCV y que luego lanzaría canal propio, Gran Santiago Televisión, canal 22. Yo recordaba esto bastante más humilde. De hecho, el estudio que usó Cachureos cuando pasó por La Red andaba por ahí de tamaño con éste, si es que no era más chico. Lo más cuek era la parte de la canción que decía “háceselo sin parar”. Yo con 10 años todavía no decodificaba ese doble sentido. Pero en fin, sobrevivimos.