Ahora que La Red está en el hoyo, nos acordamos de todo lo que pasó el año en que apareció. Era enero de 1989 y en Perú, por Panamericana Televisión, irrumpió Giuliana Maiocchi, July para los amigos, con “El show de July”. Y tiempo después, el ‘91 y como parte de la camada de espacios fundadores de La Red, aparece haciendo “Yuly Yum Yum” aquí en Chile por el canal 4 (cambió la J por Y al llegar a Ecuador tiempo antes). La onda era montar un show “inspirado” en el de Xuxa. Pero, aunque no lo parezca, fue hecho en Chile. Lo realizó la productora Canal Uno, que venía haciendo cosas para UCV y que luego lanzaría canal propio, Gran Santiago Televisión, canal 22. Yo recordaba esto bastante más humilde. De hecho, el estudio que usó Cachureos cuando pasó por La Red andaba por ahí de tamaño con éste, si es que no era más chico. Lo más cuek era la parte de la canción que decía “háceselo sin parar”. Yo con 10 años todavía no decodificaba ese doble sentido. Pero en fin, sobrevivimos. 

Había partido la era noventosa y Lada, llegada hace muy poco, vio como sus tocomochos agarraron más vuelo que la cresta. La gracia era que, con la misma plata que se podía comprar un auto usado de marcas tradicionales, se podía conseguir un Lada nuevo. Y es que la diferencia en plata, esta vez sólo considerando autos nuevos, igual era contundente: en tiempos en que un auto de marca tradicional no muy rimbombante podía costar 4 millones de pesos de la época, un Lada Samara costaba alrededor de 2 millones y medio, y el Lada “taxi” estaba saliendo a menos de 2 millones. Pero Lada… no me la vengai a vender que tus autos eran pa’ la clase media-alta. No seai grupiento po.

El auge de Lada, en todo caso, no duró mucho. A los pocos años se fueron de Chile. 

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Entrando los dosmiles, en época de “Tu canal”, a CHV se le ocurre la idea de mostrar gente en la calle con un letrerito escrito a mano con frases varias... y que nunca supe si eran pauteadas o si de verdad la misma gente escribía su mensaje. Gente de todas las edades mandando un mensaje al país. De éstos hubo muchos. Tantos, que si me ponía a mostrarlos todos, nos íbamos a aburrir todos. Por lo mismo, tenía que escoger uno, y éste gana por lejos. ¡Y ese movimiento de cejas... pero qué necesidad! 

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Imagínate que estai en medio de la era ochentosa, vai a la botillería a comprar tu pilsen de siempre y te salen con que hay que “pedirla como corresponde”, y después te dicen, en medio de los días pre Teletón, que la única cerv… perdón, pílsener que apoya a la Teletón es la pílsener “Patito” y después te preguntan, en el contexto de que es una campaña súper querida y súper apoyada por todo Chile, si apoyai o no a la Teletón. Y a tí no te gusta la pilsen Patito, sino que queríai comprar pilsen Conejito. Qué situación más incómoda. Pues que eso mismo hicieron con la Pílsener Dorada en 1985, año de la Sexta Teletón y año en que Dorada era introducida al mercado. Faltó que “Don” Sergio Silva, que sólo en época de Teletón lo tendríamos atendiendo una botillería y a Don Francis por ahí justo justo en el mismo instante, en caso de negativa del cliente por comprar Dorada, salieran gritando “¡Esta persona no quiso llevar Dorada y no está apoyando a la Teletón!”. Y tener que ir a la otra botillería que estaba como a 5 cuadras (de las antiguas) a que ojalá te tocara otro vendedor más “imparcial”. Lo más tonto de todo esto era que si comprabai Cristal o Escudo, que son del mismo fabricante, también como que “servía”. Y seamos generosos, sólo en el supuesto de que por comprar un producto X estuviéramos apoyando directa y efectivamente la causa. Aunque, convengamos, en 1985 y a la hora de comprar cerveza, como que no había mucho de dónde escoger tampoco. 

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Pocas veces me ocurren desbloqueos como éstos. Sí, esto es personal. Súper personal. A propósito de revisar cosas viejas, ya me había reencontrado con spots que me daban terror, pero esto es todo lo contrario. Cuando a la gente se le pregunta de qué shampoo infantil se acuerda, el que casi nunca falla es el de Johnson & Johnson, con esas guaguas (sí, ya sé que eran niños de muy corta edad, pero dejémoslo en “guaguas”) que cantaban mientras se lavaban el pelo. Pero en verdad hubo más que Johnson & Johnson. En la era ochentosa se habían puesto de moda los shampoo infantiles “sin lágrimas”, y aparte de, bueh, “ése”, estaba el Ammen, también había uno de Wella y éste, de Mennen. Y sí, este desbloqueo me llegó al kokoro porque el Baby Magic fue mi primer shampoo. ¿Recuerdan aún su primer shampoo? 

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Ya lo revisábamos hace un tiempo: a algunos socitos les sirven todas las micros. Pero cuando llegó el “quien llama paga” en el verano de 1999, se la tuvieron que pensar mejor a la hora de divertirse llamando a todas las féminas de su agenda en sus ratos de ocio. Y es que ya no era como antes: el poseedor de un teléfono fijo, que antes pagaba sólo la llamada local y ya, ahora tendría que pagar también el acceso a la red móvil, a $59 u $85 el minuto dependiendo del horario ($145 o $209 en plata de 2023). Una cosa tan común como llamar a los amigos a sus móviles se había transformado, de un día para el otro, en algo prohibitivo. Y las féminas hasta nuestros días continúan pidiendo, a su andante o pinche de turno... que les canten. Lo que callamos los varones. 

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