No, Hickory Hill no empezó na’ mezclando sabores y haciendo experimentos raros pa’ saber si a la gente “le gustó”. Na’ de eso. El primer jugo en polvo Hickory Hill que existió fue una limonada. Yep, limonada en polvo. Con la tabla periódica completa, pero ya, concedámosles el punto. Y de ahà el nombre y todo el cuento agringado, porque qué podrÃa ser más gringo que un puesto de limonada atendido por niños. Y apareció antes que el TapsÃn. Esto era como un TapsÃn helado. O sea, no era un medicamento, para nada, pero era una limonada y presumÃa de tener vitamina C, entonces era como un... se entiende, ¿no? Ahora, en fin, un jugo en polvo con un sólo sabor, y encima un sabor fome, como que no daba para mucho. Un buen dÃa desapareció y nadie la extrañó.
Hablemos de marcas que todos conocÃan, pero que todos olvidaron: André Bernard. Toda la vida es de un aburrido blanco y negro, hasta que llega el color de los jeans a cambiarlo todo. Full lugar común. Con la tele en blanco y negro, aún en uso, la mitad de nosotros se perdió el efecto. Gran idea, campeón.
Otra de esas financieras que florecieron en la era ochentosa, pero que no se recuerda tanto como la Condell, fue Fusa. El spot aún se recuerda, pese a que tal vez ya no recordemos ni el apellido del cliente ni que éste pretendÃa hacerse pasar por su jefe, para no parecer tan rasca y ser sujeto de crédito. Las financieras de ese tiempo, como ésta y la Condell, apostaban a romper la percepción de tener que concurrir a la sucursal, hacer filas y seguir trámites burocráticos para conseguir un “préstamo”, sino hacer que la montaña vaya a Mahoma. Este spot podrá no ser el más recordado, pero sus últimos 3 segundos son dinamita: “Se va a sentir bien en Financiera Fusa. Se lo prometo”.
Estamos ante una pieza inmortal de la publicidad en Chile. Uno de los tantos personajes que nos mostró por la tele el Hogar de Cristo, pero que, sin duda, es el que aún mejor se recuerda: el “Flauta”. Un niño, como tantos de dicha fundación, que se hizo famoso por tocar la flauta dulce a temprana edad de forma autodidacta.
CorrÃan los ochentas y en Chile la Philips era un monstruo. En electrónica y electrodomésticos tenÃan prácticamente de todo. Tanto asà que, cuando la filial chilena cumplió 50 años, puso en pantalla en los cortes comerciales de la tele una verdadera joya. Una joya que, curiosamente, no se recuerda tanto. Una pieza que, más de 30 años después, se convirtió en una verdadera cápsula nostálgica.
Llegaba la era ochentosa y con ésta llegaron a Chile los bebestibles en lata. ¿Bebidas en lata? No exactamente. Las primeras enlatadoras llegaron para enlatar cerveza. Para las bebidas individuales desechables usaron la clásica botella chica guatona que las soas de la época terminaban reciclando como mamaderas o usleros. Las únicas latas de bebidas gaseosas que vimos en la era ochentosa eran importadas y no muy fáciles de conseguir. Ah, y obvio, en las pelÃculas.