Ya corría la segunda mitad de la era ochentosa, y Viña Concha y Toro decidió relanzar uno de sus vinos en contra de toda la “venta de moto” del mercado, en el que la calidad se medía en medallas, supuestamente ganadas en concursos internacionales, junto con un sinfín de adornos y parafernalias varias, y donde competidores como el 120 de Viña Santa Rita derechamente decían “Elíjalo por sus medallas”. Así es que inventaron un vino ficticio “Gran Fachada” sólo para burlarse de los demás vinos y del mercado, y luego presentar su producto, Clos de Pirque, que no llevaba ninguna medalla y, en cambio, prometía un vino de calidad dentro de la botella. Y es que, chiquilines, el Clos de Pirque no nació en caja. No, señor.
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Diez minutos de esfuerzo creativo y dos chauchas. Eso al parecer le costó a Evercrisp elaborar esta exquisitamente penosa excusa de spot publicitario para un nuevo producto, los Cheezels. ¿Se les fue toda la plata en Sábados Gigantes? ¿Los afectó el terremoto? Jamás lo sabremos.
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Otra vez caigo en el recuerdo de algo que alguna vez vi y que tiene demasiado retro por segundo que hasta a mí me supera. Corría la década de los sesentas y los gringos estaban en la moda de sacar montones de productos para hacer en casa cosas que originalmente no se hacían en casa o bien para hacer de forma instantánea cosas que requerían de tiempo y trabajo. Eran tiempos de revolución en la vida hogareña de la familia gringa, tiempos que habían comenzado en los cincuentas con el auge industrial que vino posterior a la guerra. Estaba en full auge el tema del consumo, y en la tele se llegaban a promocionar cosas como tener un automóvil... o mejor dos, uno para él y otro para ella. Y entre tanto auge de nuevos productos de consumo, alguien creó una forma simplificada y casera de hacerse la permanente en el pelo que, convengamos, no era nada nuevo aún en tal época, ya que los primeros métodos se inventaron en la segunda mitad del siglo XIX. Pero de pronto ahí estaba la posibilidad. De todas formas, desconozco el éxito de este producto, toda vez que las mujeres hoy en día lo más que intentan por su cuenta es teñirse el pelo.
Guatearon en Viña un día: Vanessa Miller, la nana argentina (2003)
- Por Preto
- enero 20, 2023
Este fue un número en el Festival de Viña de los dosmiles que tal vez se recuerda más de lo que debería. Desde hacía algún tiempo que la actriz Vanessa Miller, gracias a unos años durante los cuales había vivido y trabajado en Argentina, se las ingenió para moldear un nuevo personaje que tuvo algo de relevancia en la tele de su tiempo: Bárbara Belorti, "la nana argentina". De ahí se dieron las posibilidades de llevar el personaje al escenario de Viña en el 2003. Lástima que el "monstruo" no entendió la propuesta.
De partida, irrumpió sin presentación, lo cual se podría considerar como un arma de doble filo, ya que, si bien es un recurso que sirve de cierta forma para marcar la actitud del personaje, si no se hace bien deja la sensación de una falta de orden o estructura que no todo el mundo entiende.
Pasando al contenido, el show no fue completamente nefasto en sí mismo. Fue sólo que la ametralladora de frases de doble sentido no es gratis. No basta con tirar frases una tras otra, porque sí, gratuitamente, esperando una buena acogida. Y ni contemos las poses "x-rated" que dejaban la impresión de no saber si estábamos mirando Viña o una película picante de bajo presupuesto.
La inseguridad de la actriz era notoria. Y toda la intención se vino abajo cuando preguntó al público si querían ver los "premios" (en joda) que tenía para Vodanovic. Por qué cresta le preguntó al público. En ese momento se le vino abajo el show. Pocos minutos después pasó a lo de los bailarines que, en fin, posiblemente había un trato para que aparecieran en el escenario sin importar qué, al ritmo del playback de Vanessa (que vaya que se notó) y acto seguido se larga a cantar un trozo de "Sólo le pido a Dios" que, asumámoslo, no juntaba ni pegaba con nada, aunque la intención haya sido buena. Finalmente, acepta que es tiempo de retirarse, recibe el saludo de su madre, la también actriz Liliana Ross, quien de paso tuvo que guardarse la vergüenza, y listo, fin.
Acababa de morir un personaje, y acababan unos incómodos nueve minutos que, como ya dije, no deberían recordarse tanto.
Guatearon en Viña un día: El collage de Miguel Bosé (2018)
- Por Preto
- enero 20, 2023
Ah... Viña 2018, la última vez que CHV hizo Viña... y quiso que se recordara su paso con un premio por primera vez entregado a un artista. Y el pato lo pagó Miguel Bosé. Ante el acto de Carolina de Moras quitando el velo del "Premio Ícono", al que las redes sociales calificaron como "collage de kinder", el pobre cantante tuvo que fingir gratitud y sorpresa, ante un premio que rápidamente el Rafa Araneda salió a mencionar que había sido supuestamente hecho por un diseñador y un artista, en un momento que, por poco, sería el papelón por el que más se recuerda a CHV en el Festival. El otro es la destrucción del show de Jamiroquai mostrando más al público que al artista, sí, también el mismo año. Esto las tenía todas para ser un "guatearon en Viña un día", excepto porque el que guateó no fue el cantante. Bosé nunca se llevó el collage, supuestamente aduciendo problemas de transporte por el peso y tamaño. Uff, no se vaya a caer el avión con 3 kilos más.
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