Lo admito, no sé si con orgullo o con vergüenza: me inscribà en un sitio web de citas. Lo tomé por el lado de un “experimento social”. A ver cuánto dan por mi pellejo y a ver si alguien, con suerte, da un peso por mà como hombre.
Al más puro estilo “Soltero busca”, como antiguamente decÃan los avisos de contactos personales en el diario. Sólo que ahora la personalización del perfil con el que a uno lo ven el resto de los usuarios (y supuestamente, la “media naranja”) va más allá e incluso permite especificar poco menos que el nombre de mi gato. Algunas descripciones en los perfiles hacen referencia a lo superficial que puede llegar a ser esto. No son la mayorÃa. Pero uno siempre cae: con suerte la mitad de los perfiles incluyen foto y la verdad es que los perfiles sin foto casi no los tomo en cuenta. Y uno se da cuenta que aunque uno no quiera aplicar la superficialidad, la termina usando igual. Hay minas, y con cariño se los digo, porque me caen bien y ojalá tengan mejor suerte que este pellejo, que no se sacan partido ni por si acaso. Pero hay otras que sin ser un monumento a la belleza saben sacarle mucho provecho a lo que tienen.
Una vez pasada la barrera de “entrar por la vista”, llegamos a las descripciones, intereses, actividades favoritas, rasgos fÃsicos propios y descripción de la persona a la que se busca. Hay cosas que no entiendo. Minas de 1 metro cincuenta y cinco pidiendo hombres de 1 metro ochenta. Qué mierda. O minas que quieren “un hombre que sepa lo que quiere” y en las caracterÃsticas de la persona buscada ponen estatura “me da igual”, cuerpo “me da igual”, bebe o fuma “me da igual”, cuántas veces sale a pasear al perro “me da igual”, etcétera. Como dirÃa un mexicano, ¡no mames!
Al poco rato de revisar, me doy cuenta que las que ingresaron que viven en Las Condes o Lo Barnechea definitivamente viven en otro paÃs. No miran menos de 1 metro ochenta, que sea profesional, que las saque a pasear, a viajar, a discotecas… Al cabo de un rato las veo en el listado de la búsqueda y ni me molesto en entrar a ver su perfil. Hay otras que en las pretensiones ingresan que quieren (sólo dos opciones posibles) “amigos” o “romance serio”. Qué mierda. O sea, si no le gustaste, tu premio de consuelo es ser amigo. Linda la hueá. Para eso no pierdo mi tiempo. Y otras que en la descripción escriben que quieren una pareja que sea su compañero y que la apariencia no importa, pero a la hora de describir a la persona que buscan lo hacen con lujo de detalle, no dejando casi nada como opcion múltiple. Fuck logic.
Otra cosa es que el sitio permite mandar guiños (que deben ser igual que los toques en Facebook, aunque quién mierda sabe como efectivamente funcionan) y mandar “mails”. Lo de los guiños… creo que ya mandé unos 100, nunca repitiendo la destinataria -porque aunque te recomienden que lo hagas diario puedes transformarte en psicópata-, y todo eso no dio ningún resultado, un puñado de minas que ve mi perfil y chao. Lo de los mail es otro cacho, hay que pagar una membresÃa o si no no es posible leer los famosos mail. Usté es hueón o cree que por este paupérrimo resultado voy a pagar una membresÃa -que no es nada barata-? Y más aún, el 80% de la funcionalidad del sitio sólo es usable pagando la famosa membresÃa. Primero a uno le meten el gancho de lo gratis y al final te dicen que hay que pagar. A la mierda.
Finalmente, y aunque recomiendan ser paciente y darle tiempo al asunto, va a llegar solamente hasta aquÃ. No te deseo mal, cupido virtual, pero ojalá cuando vai volando te saquÃs la cresta en un poste. Y volvemos a los contactos de verdad, y a nexos que se afanzan sólo después de años. Ya pasé los treinta, es difÃcil encontrar pareja, y la verdad es que eso no me sirve. Tiempo ya no hay.
(5 de marzo de 2013)
Al más puro estilo “Soltero busca”, como antiguamente decÃan los avisos de contactos personales en el diario. Sólo que ahora la personalización del perfil con el que a uno lo ven el resto de los usuarios (y supuestamente, la “media naranja”) va más allá e incluso permite especificar poco menos que el nombre de mi gato. Algunas descripciones en los perfiles hacen referencia a lo superficial que puede llegar a ser esto. No son la mayorÃa. Pero uno siempre cae: con suerte la mitad de los perfiles incluyen foto y la verdad es que los perfiles sin foto casi no los tomo en cuenta. Y uno se da cuenta que aunque uno no quiera aplicar la superficialidad, la termina usando igual. Hay minas, y con cariño se los digo, porque me caen bien y ojalá tengan mejor suerte que este pellejo, que no se sacan partido ni por si acaso. Pero hay otras que sin ser un monumento a la belleza saben sacarle mucho provecho a lo que tienen.
Una vez pasada la barrera de “entrar por la vista”, llegamos a las descripciones, intereses, actividades favoritas, rasgos fÃsicos propios y descripción de la persona a la que se busca. Hay cosas que no entiendo. Minas de 1 metro cincuenta y cinco pidiendo hombres de 1 metro ochenta. Qué mierda. O minas que quieren “un hombre que sepa lo que quiere” y en las caracterÃsticas de la persona buscada ponen estatura “me da igual”, cuerpo “me da igual”, bebe o fuma “me da igual”, cuántas veces sale a pasear al perro “me da igual”, etcétera. Como dirÃa un mexicano, ¡no mames!
Al poco rato de revisar, me doy cuenta que las que ingresaron que viven en Las Condes o Lo Barnechea definitivamente viven en otro paÃs. No miran menos de 1 metro ochenta, que sea profesional, que las saque a pasear, a viajar, a discotecas… Al cabo de un rato las veo en el listado de la búsqueda y ni me molesto en entrar a ver su perfil. Hay otras que en las pretensiones ingresan que quieren (sólo dos opciones posibles) “amigos” o “romance serio”. Qué mierda. O sea, si no le gustaste, tu premio de consuelo es ser amigo. Linda la hueá. Para eso no pierdo mi tiempo. Y otras que en la descripción escriben que quieren una pareja que sea su compañero y que la apariencia no importa, pero a la hora de describir a la persona que buscan lo hacen con lujo de detalle, no dejando casi nada como opcion múltiple. Fuck logic.
Otra cosa es que el sitio permite mandar guiños (que deben ser igual que los toques en Facebook, aunque quién mierda sabe como efectivamente funcionan) y mandar “mails”. Lo de los guiños… creo que ya mandé unos 100, nunca repitiendo la destinataria -porque aunque te recomienden que lo hagas diario puedes transformarte en psicópata-, y todo eso no dio ningún resultado, un puñado de minas que ve mi perfil y chao. Lo de los mail es otro cacho, hay que pagar una membresÃa o si no no es posible leer los famosos mail. Usté es hueón o cree que por este paupérrimo resultado voy a pagar una membresÃa -que no es nada barata-? Y más aún, el 80% de la funcionalidad del sitio sólo es usable pagando la famosa membresÃa. Primero a uno le meten el gancho de lo gratis y al final te dicen que hay que pagar. A la mierda.
Finalmente, y aunque recomiendan ser paciente y darle tiempo al asunto, va a llegar solamente hasta aquÃ. No te deseo mal, cupido virtual, pero ojalá cuando vai volando te saquÃs la cresta en un poste. Y volvemos a los contactos de verdad, y a nexos que se afanzan sólo después de años. Ya pasé los treinta, es difÃcil encontrar pareja, y la verdad es que eso no me sirve. Tiempo ya no hay.
(5 de marzo de 2013)
Aunque al buscarlo por sà solo dice que es de 1990, este video dice que es de 1989. Curiosamente, el comercial es colombiano, lo cual no recordaba. PodrÃa llamarse fácilmente "el spot del no-recuerdo", porque me atreverÃa a decir que nadie lo recuerda. No ofrecÃa nada nuevo ni en estética ni en "por que deberÃa comprarlo". Alguien se saca un zapato, sale el olor... y eso. Si no fuera por ese simpático pie que habla y dice "un pie Efficient es un pie feliz", hubiera pasado fácilmente sin pena ni gloria. Para qué 20 segundos, si con 5 segundos y poner ese mono bastaba.
Con este spot no seré tan tan drástico. No es malo, es, como decirlo... malito. Lo cual no hace menos cierto el que sea de esos comerciales con los que hoy estamos inundados hasta el cogote y haciendo glu glu por tanta música comprada de artistas famosos y con la letra cambiada. De más decirlo, antes la música era hecha "para el spot" y era raro ver... en fin, escuchar -mejor dicho- lo que tenemos ahora. Chispita no canta mal, canta... cuestionable. Pero eso de hacer la megaproducción más cercana a la gente de a pie, poniendo a gente común y corriente cantar... como decirlo... se escucha malito. Dan ganas de cambiar el canal, pero por un ratito. Los más senior recordarán esa sección de Sábados Gigantes que se llamaba "La calle canta", en donde salÃan a grabar a la gente pero no con sus voces sino que reemplazaban de comienzo a fin con la canción original del artista. Eso era más que digno.
Este comercial... más bien la idea tras este comercial, tenÃa la potencialidad de marcar época, como lo fue el "Entel está aquÃ", comercial del cual aún queda rastro en las 5 notas caracterÃsticas, o el de Soprole -que acabamos de ver en un post- que quedó en el mismo grupo de honor. Si hubiera contado con el cuidado de tener mejores voces o por último una sola voz para todos (y no poner a Chispita cantando solo).
Mención "f*ck logic" del dÃa: Chispita duchándose. Chispita... duchándose. Electricidad... duchándose. Ahà la dejo.
Pedir un momento junto a quien creÃas cercano, de tu mundo, parte de
tu historia, y que te pregunte el por qué. Y ahà está el eslabón más
debil: ya es tarde, ya te arrumbó en el estante de los libros viejos, ya
no eres parte de su presente.
Cuestionar. Pedir razones.
Hoy entendà que debÃa reconocer la señal, algo que no hice cuando esa amiga de media vida, que me llamó por mi nombre sin conocerme a sólo un par de semanas de clase en la universidad, luego de unos años comenzara su vida con otra persona tan sólo dÃas antes de que yo le dijera mis motivos para tenerla conmigo. Con los años te das cuenta que no era para ti. Con los años. Pero en el momento eso no es evidente y la segunda parte de la historia, la que corresponde al esfuerzo inútil, no parece tal. Esa etapa está llena de señales, y mientras más pasa el tiempo, más señales aparecen y más rápido una tras otra.
Hoy reconocà la señal. Hoy despido lo que debà haber despedido hace años. Vivir no es entregarse al placer sin sentido. También lleva asociado el sufrimiento. También lleva junto a sà la desilusión. Tuve que entregar algo, tuve que dar el paso y decir aquà estoy. Y todo eso para llegar a una definición que podÃa llevar a dos caminos, ganar o perder. No será la primera vez que tenga que entregar algo que me lleve a una verdad que contenga malestar, desilusión, tristeza.
Eliminé todo lo que oliera a ella. Más bien, casi todo. Nunca la limpieza es total. Siempre queda algo en esa caja interna a la que llaman historia personal.
La señal fue tan simple como evidente. Y esta vez no la ignoré.
(17 de enero de 2015. FotografÃa de Anne Helmond bajo CC BY-NC-ND 2.0)
Cuestionar. Pedir razones.
Hoy entendà que debÃa reconocer la señal, algo que no hice cuando esa amiga de media vida, que me llamó por mi nombre sin conocerme a sólo un par de semanas de clase en la universidad, luego de unos años comenzara su vida con otra persona tan sólo dÃas antes de que yo le dijera mis motivos para tenerla conmigo. Con los años te das cuenta que no era para ti. Con los años. Pero en el momento eso no es evidente y la segunda parte de la historia, la que corresponde al esfuerzo inútil, no parece tal. Esa etapa está llena de señales, y mientras más pasa el tiempo, más señales aparecen y más rápido una tras otra.
Hoy reconocà la señal. Hoy despido lo que debà haber despedido hace años. Vivir no es entregarse al placer sin sentido. También lleva asociado el sufrimiento. También lleva junto a sà la desilusión. Tuve que entregar algo, tuve que dar el paso y decir aquà estoy. Y todo eso para llegar a una definición que podÃa llevar a dos caminos, ganar o perder. No será la primera vez que tenga que entregar algo que me lleve a una verdad que contenga malestar, desilusión, tristeza.
Eliminé todo lo que oliera a ella. Más bien, casi todo. Nunca la limpieza es total. Siempre queda algo en esa caja interna a la que llaman historia personal.
La señal fue tan simple como evidente. Y esta vez no la ignoré.
(17 de enero de 2015. FotografÃa de Anne Helmond bajo CC BY-NC-ND 2.0)
Hagamos de cuenta que un niño en edad escolar comienza a aprender el significado de nuevas palabras y en eso aparece la palabra "frustración". La madre, cegada en su dominio de dueña de casa, le da un ejemplo dentro de su dominio: "Es cuando descubrÃa manchas en la ropa recién lavada". La verdad es que no me imagino qué respuesta pelotuda habrÃa dado el niño en su clase si el profesor le hiciera la misma pregunta. Los niños aprenden de los padres. En más de alguna serie de TV hacen quedar a los padres como auténticos imbéciles (Timmy, Cosmo, Wanda, ¿verdad que sÃ?). Donde esto poco se ve es en los comerciales. Los padres siempre creen saber qué es lo mejor: que esta leche, estos pañales o este yoghurt es el mejor. Los padres siempre aparecen como que tienen la razón. No importa que estén equivocados. Por eso, a veces los "peques" hablan puras huevadas. Porque a algunos padres no les interesa ni se meten, y si es que lo hacen, lo hacen mal, como Don Ramón cuando le ayuda en las tareas de GeografÃa o de Lenguaje a la Chilindrina y le dice que queso se escribe "keso" o que Francia es la capital de Europa.
Gracias, publicidad. Han dejado a los padres, ya no en programas de TV ni en dibujos animados, sino que en la vida real como auténticos idiotas.