Con mayor o menor impacto, campañas de beneficencia han habido siempre. Y asà como hoy la gente ya perdió casi toda capacidad de asombro y que las campañas actuales tienen que ser casi lacrimógenas para llamar la atención, en los ochentas, con mensajes simples, se llegaba a la comunidad y se comunicaba el mensaje. Y las ideas eran simples: Raúl Matas ("el maestro") instando a juntar diarios para donarlos y, en sentido figurado, donar por cada diario un desayuno. Ciertamente era distorsionado: hoy en dÃa uno compra un diario en un kiosco por unos 500 pesos y no conozco, a menos que se le ocurra a JoaquÃn LavÃn, inventar desayunos por quinientos pesos. Lo mismo aplica para la Cruz Roja. Y Javier Miranda, por su parte, dice: "Para usted, sólo una gota de sangre. Para quien la necesita, la vida". Aunque, en honor a la verdad, a uno cuando le sacan sangre, le sacan bastante más que una gota. De hecho, no por nada a uno le dicen que va a andar medio mareado por un rato y que tome lÃquidos. Pese a todo eso, igual queda la idea fundamental, que es que uno, con un acto simple, tiene el poder de ayudar. No con una gota obviamente, sino con una gota mÃa, más una gota del otro y otra gota del de más allá. O con los diarios, no sólo con uno mÃo, sino que con uno mÃo, más uno del del lado, y otro del de allá.
Hace algunos dÃas leà que las salas de cine en Chile dejarán (o ya dejaron) de exhibir pelÃculas en formato de cine tradicional. Ahora todo será digital y los representantes de las salas de cine no dudaban en destacarlo como un gran logro tecnológico. Distinta cosa sucede con los productores. Algunos, los más tradicionalistas, lo lamentan pero lo toleran. Otros, los cineastas independientes y pequeños, reciben la noticia con más entusiasmo, por la "democratización" que supone saltar a un formato más asequible y más fácil de manejar. Lo curioso de este salto es que, hasta ahora, los productores grababan en pelÃcula, traspasaban a digital, editaban en digital y mandaban a sacar copias en pelÃcula para su exhibición, lo cual no es nada barato, considerando que para una distribución masiva se requiere de varias copias.
Ya se estaban acabando los rollos de pelÃcula análoga para tomar fotografÃas. Ahora matan el cine análogo. Más de un siglo de historia deja paso a lo moderno y el cuarto oscuro no será más que un recuerdo.
Y todo esto a propósito de un comercial de la incombustible Leche Nido que, dicho sea de paso, es el más antiguo que conozco. Ya lo habÃa visto hace un tiempo, pero no habÃa recordado colgarlo aquÃ. Ciertamente el locutor de fondo no parece chileno, pero, como alguna vez dije, muchos comerciales antiguos, incluyendo éste, los vi en un programa olvidado del Canal 2 Rock & Pop que al final tenÃa una sección de "el spot del recuerdo". Y si salió ahÃ, es porque también se emitió en Chile. Claro está que la vez que lo vi por TV estaba en una calidad bastante mejor que ésta. No lo he encontrado en mejor calidad. A todas luces se tratarÃa de un proyector casero y una cinta en condiciones regulares que de milagro se ve, lo que no quita su valor.
"...sólo un ser vital, educado con cariño, es capaz de devolver amor."
Ya se estaban acabando los rollos de pelÃcula análoga para tomar fotografÃas. Ahora matan el cine análogo. Más de un siglo de historia deja paso a lo moderno y el cuarto oscuro no será más que un recuerdo.
Y todo esto a propósito de un comercial de la incombustible Leche Nido que, dicho sea de paso, es el más antiguo que conozco. Ya lo habÃa visto hace un tiempo, pero no habÃa recordado colgarlo aquÃ. Ciertamente el locutor de fondo no parece chileno, pero, como alguna vez dije, muchos comerciales antiguos, incluyendo éste, los vi en un programa olvidado del Canal 2 Rock & Pop que al final tenÃa una sección de "el spot del recuerdo". Y si salió ahÃ, es porque también se emitió en Chile. Claro está que la vez que lo vi por TV estaba en una calidad bastante mejor que ésta. No lo he encontrado en mejor calidad. A todas luces se tratarÃa de un proyector casero y una cinta en condiciones regulares que de milagro se ve, lo que no quita su valor.
"...sólo un ser vital, educado con cariño, es capaz de devolver amor."
Ya ha pasado algo más de un año desde que Nicolás Copano escribió en Publimetro una columna llamada "Chile: el paÃs de nunca jamás". Algo menciona la participación de "31 Minutos" en el Lollapalooza y la opinión de unos locutores argentinos que simplemente no entendÃan cómo un puñado de tÃteres eran seguidos por grandes y chicos y se preguntaban, por decirlo de una manera amable, si se nos soltó algún tornillo. Sin tomar en cuenta que 31 Minutos se caracteriza por usar un "doble-mensaje", sÃ, es un paÃs de Nunca Jamás. Y qué con eso. En la década del 2000 se puso de moda la música de los ochentas y uno pensarÃa que quienes engancharon con esa onda fueron casi sólo los treintones y los cuarentones. Craso error. Esa música era de las favoritas de muchos de los compañeros que me tocó conocer en la universidad, de mi misma edad, o sea de veintitantos. En los 80s eramos... niños, bajo los 10 años. Por esos años de universidad, éramos los que dejamos de enganchar con la música de moda, de esa en la que no caÃa gente mayor de 20 o 21 años. Yo veÃa cómo se traspasaban música ochentera en CDs, del tiempo de los MP3 sueltos, de cuando uno bajaba a las salas de computación y en el computador que te tocara usar, siempre, en el escritorio o en una carpeta en "Mis Documentos", habÃa algo de los ochentas. Mucha de la música que (aún) tengo la conseguà en esos años. Y más "ochentas" que los mismos ochentas, la serie de ficción de Canal 13 lleva ya seis temporadas de gran éxito y el impacto ha sido transversal: la gente quiere volver a ver, ya sea para bien o para mal, el tiempo en que fueron niños, jóvenes o adultos jóvenes y llegar incluso hasta a mirar hacia atrás lo bueno dentro de lo malo. Ciertamente que la serie nos muestra un paÃs en dictadura, pero aún con eso, el adulto joven busca volver a verse como niño, en la escuela básica, en el tiempo en que era feliz, y el adulto, volver a verse como joven y los años de los primeros idealismos y los primeros amores (y de las primeras desilusiones por amor, claro).
Vamos en busca de emociones. Si bien es cierto, hay muchos lugares donde buscar emociones, el volver al pasado no deja de llamar la atención. Chile es un paÃs nostálgico, quizá más que nuestros vecinos. Muchas veces he escuchado, o leÃdo, o sabido que algún extranjero dijo que al sintonizar la radio en Chile se veÃa invadido de música considerada "antigua". Que a cada rato la música que encontraba le recordaba la niñez. ¡La niñez! Y es verdad: casi no hay música de hoy en dÃa en radio, distinta al reggaetón o los ritmos latinos o centroamericanos de esos que mucha juventud busca ahora. Los pocos intentos de música actual y diversa (repito, "diversa") se mantienen a medio morir saltando o se extinguen (¿alguien mencionó a Horizonte que perdió su FM?). Por eso, y grÃtenlo a coro porfa... ¿Hacia dónde vamos?
No importa lo que opine éste o este otro. Y qué. Chile es nostálgico y al chileno común le gusta volver al pasado, meterse a YouTube y ver videos antiguos y volver a su paÃs de Nunca Jamás porque es en esa época de Nunca Jamás cuando fue feliz, porque únicamente en la infancia uno se mira hacia atrás y se considera feliz. Como dice uno de los comentarios que alguien dejó en esa columna de hace un año: "No queda otra que vivir en el paÃs de Nunca Jamás; Nunca Jamás seremos Suiza o Alemania, Nunca Jamás tendremos la distribución de renta que tiene Finlandia, Nunca Jamás tendremos el paÃs que vemos por el cable o la internet". Obviemos a todos los que se las dan de espirituales o que gritan a los cuatro vientos su felicidad y enfrentémoslo: son una minorÃa.
A menudo vemos un mono de fantasÃa en la pantalla y olvidamos que tras esa creación hay gente detrás. Mucha gente. El ver a "31 Minutos" en el Movistar Arena o en el Festival de Viña del Mar, y más aún, el ver a los músicos tras los personajes, fue algo que de primeras no entendÃ. ¿Cuál fue la idea de matar la magia? Pero lo de matar la magia estaba bastante lejos. Cuando te encuentras una orquesta, o más aún, una orquesta que interpreta a la perfección la música de uno de esos cortos clásicos de siete minutos de Bugs Bunny o de Tom y Jerry, es en ese momento cuando uno se da por vencido: la magia nunca se fue. Ver uno de esos videos y escuchar esas orquestas revitalizando el sonido contenido en una pelÃcula de cine de los cincuentas es una experiencia que no pasa sin pena ni gloria: o te ries o lloras.
Y todas estas palabras, a partir de un video. No puedo dejar de recordar las veces en que comprando en el supermercado me topaba con cortos animados en DVD de Bugs Bunny o de Tom y Jerry o del Coyote y el Correcaminos. Unos 8 o 10 cortos por disco, a tres lucas cada disco. Los tomo, veo sus carátulas y, antes de meterlos al carro e ir a pagar, me veo diciéndoles mentalmente "Chicos, ustedes fueron mi felicidad. Ustedes, sus creadores y toda la gente detrás. Ustedes valen más que tres miserables lucas".
Vamos en busca de emociones. Si bien es cierto, hay muchos lugares donde buscar emociones, el volver al pasado no deja de llamar la atención. Chile es un paÃs nostálgico, quizá más que nuestros vecinos. Muchas veces he escuchado, o leÃdo, o sabido que algún extranjero dijo que al sintonizar la radio en Chile se veÃa invadido de música considerada "antigua". Que a cada rato la música que encontraba le recordaba la niñez. ¡La niñez! Y es verdad: casi no hay música de hoy en dÃa en radio, distinta al reggaetón o los ritmos latinos o centroamericanos de esos que mucha juventud busca ahora. Los pocos intentos de música actual y diversa (repito, "diversa") se mantienen a medio morir saltando o se extinguen (¿alguien mencionó a Horizonte que perdió su FM?). Por eso, y grÃtenlo a coro porfa... ¿Hacia dónde vamos?
No importa lo que opine éste o este otro. Y qué. Chile es nostálgico y al chileno común le gusta volver al pasado, meterse a YouTube y ver videos antiguos y volver a su paÃs de Nunca Jamás porque es en esa época de Nunca Jamás cuando fue feliz, porque únicamente en la infancia uno se mira hacia atrás y se considera feliz. Como dice uno de los comentarios que alguien dejó en esa columna de hace un año: "No queda otra que vivir en el paÃs de Nunca Jamás; Nunca Jamás seremos Suiza o Alemania, Nunca Jamás tendremos la distribución de renta que tiene Finlandia, Nunca Jamás tendremos el paÃs que vemos por el cable o la internet". Obviemos a todos los que se las dan de espirituales o que gritan a los cuatro vientos su felicidad y enfrentémoslo: son una minorÃa.
A menudo vemos un mono de fantasÃa en la pantalla y olvidamos que tras esa creación hay gente detrás. Mucha gente. El ver a "31 Minutos" en el Movistar Arena o en el Festival de Viña del Mar, y más aún, el ver a los músicos tras los personajes, fue algo que de primeras no entendÃ. ¿Cuál fue la idea de matar la magia? Pero lo de matar la magia estaba bastante lejos. Cuando te encuentras una orquesta, o más aún, una orquesta que interpreta a la perfección la música de uno de esos cortos clásicos de siete minutos de Bugs Bunny o de Tom y Jerry, es en ese momento cuando uno se da por vencido: la magia nunca se fue. Ver uno de esos videos y escuchar esas orquestas revitalizando el sonido contenido en una pelÃcula de cine de los cincuentas es una experiencia que no pasa sin pena ni gloria: o te ries o lloras.
Y todas estas palabras, a partir de un video. No puedo dejar de recordar las veces en que comprando en el supermercado me topaba con cortos animados en DVD de Bugs Bunny o de Tom y Jerry o del Coyote y el Correcaminos. Unos 8 o 10 cortos por disco, a tres lucas cada disco. Los tomo, veo sus carátulas y, antes de meterlos al carro e ir a pagar, me veo diciéndoles mentalmente "Chicos, ustedes fueron mi felicidad. Ustedes, sus creadores y toda la gente detrás. Ustedes valen más que tres miserables lucas".
A mediados de septiembre ya estaba más o menos decidido: el blog cerraba el 1 de octubre. Motivos personales, esa "excusa" que se da cuando no se quiere dar la real excusa. Pero la historia parte antes.
El 19 de julio empecé lo que siempre escuchaba que era una buena práctica para un blog: entradas periódicas con temas fijos. Entonces pensé que era tanto lo que en su temática este blog podÃa incorporar que ordené los "temas" en secciones semanales, tomé "secciones" que venÃan de antes, le cambié de nombre a algunas y fusioné otras. Tal que todos los dÃas habÃa algo de acuerdo a este calendario, si se le puede llamar de alguna forma. Y yo me impuse mi propia máquina. De hecho, a veces dejaba varios post programados para que no me pillara la máquina. Pero tener un post al dÃa (ni hablemos de dos o más) era un lujo que se pueden dar los blogs colectivos, con columnistas que dedican al menos un par de horas a cada artÃculo. Yo estaba lejos de eso, por el contrario, siempre pensaba que el Canal no era un blog siquiera rescatable, era un mero juguete, mantenido en media hora diaria y de esos de la peor calaña, de los que se escriben en la cama antes de dormir.
Cada dÃa un artÃculo. ParecÃa casi estúpido, para un blog de circulación tan modesta como éste, imponerse ese tipo de compromiso. Al poco rato, en reemplazo de Don Podcast que se habÃa suspendido a mediados de julio, creé otro podcast en base a material original que duró tres capÃtulos y luego lo desaparecà de la faz del planeta. No era malo, pero habÃa salido mal evaluado en vista de la orientación que estaba tomando el blog. No era consistente con el "todo", en esos dÃas (que no son tan lejanos, ¡hace sólo dos meses!). Era como el "lejano" Vlog Tivi, pero en podcast. De hecho, fue casi el mismo esquema. Pero tenÃa un fantasma: el fantasma de la no aceptación de su versión padre, la del vlog. De ahà que los videos de ese canal de YouTube hoy en dÃa se publiquen todos ocultos, para que sólo sean accesibles desde aquÃ. La audiencia de YouTube sencillamente es otra para ese tipo de material. Siempre decÃa que en los vlogs populares, de esos en que se para un tipo frente a la cámara a hacer un monólogo, no cabÃa gente mayor de 25, tanto productores como consumidores de contenido. Y efectivamente es asÃ.
Al poco andar se sumaron dos vlogs, pese a que aún seguÃa ese fantasma. Ni el año pasado, cuando estaba el boom, hacÃa dos vlogs paralelos. Muchas veces ocupaba la tarde del domingo completa en grabar y editar, terminando de editar casi a medianoche y sabiendo que uno de los dos tenÃa que estar arriba al otro dÃa en la tarde. Ya con lo de restringir el acceso a los videos sólo desde este blog me sentÃa un poco más a salvo de gente que simplemente no entendÃa, o bien que no acepta que alguien de treintas juegue a ser joven. TodavÃa recuerdo cuando fue el terremoto del 2010 y las radios del grupo Dial se unieron en cadena para cubrir el suceso, emulando a IARC. Algunos teenagers y otros no tanto reclamaban con preguntas del tipo "¿Qué hace ese viejo hablando en la Carolina?". Y la verdad es que las cosas han cambiado y ese simple hecho lo demuestra.
Ya en septiembre las ganas empiezan a bajar. Las secciones se empiezan a repetir, ya no son regulares y los vlogs no salen todas las semanas. Entonces fijé el fin para el 1 de octubre. Hasta cuenta regresiva hubo al final de cada post. Esto siguió durante octubre hasta que hoy, finalmente, comienza una etapa de transición. Una transición hacia hacer otras cosas. O hacer las mismas, pero distinto. O en vez de cumplir como reloj, cumplir con algo que se note dedicado y "bonito". Algo como ser pastelero, dedicarse a sus pasteles y dejar los temas a los blogs temáticos.
La idea, en resumidas cuentas, es dejar un poco los hechos y los esquemas duros, como el año en que nació un cantante o cuando se publicó su primer disco o quién aparece en tal o cual comercial. En definitiva, dejar de lado lo frÃo y volver a lo cálido de antes, de antes de ese punto en el 2007 en que lo personal se empezó a achicar y resentir al lado de lo retro, en medio de una depresión no tratada y que recién ahora intento superar. Porque ése fue el motivo. No es que yo me quisiera volver temático, aunque estaba claro que siguiendo el boom de los blogs del 2004 toda la ola, de los que sobrevivieron, iba para allá. Junto con la agonÃa de los blogs personales, quienes seguÃan este espacio acusaron el cambio y comenzaron a irse, al tiempo que sus propios blogs dejaban de actualizarse. Aún no sé si fue lo uno o lo otro la causa, pero con la nueva orientación perdà mucha gente. Sin duda fue un precio caro. Ciertamente que no dejaré completamente de lado lo retro, porque ya es parte de mi personalidad, pero se abordará de otra forma. A esto, sumar otras cosas que en el pasado cercano me parecieron buenas y además fueron aceptadas, como la serie de vlogs Viv. Esta primavera-verano vuelve Viv, y ya hay dos lugares escogidos y otros más en veremos. Don Podcast, que aunque de podcast sólo le queda el nombre, se mantiene, pero haciéndole honor al "Don": sólo buena música, es decir, se acabó la chacota. Posiblemente vuelva "el podcast de los tres capÃtulos", ya en lÃnea con lo personal y con cierta dosis de ironÃa y humor como se venÃa haciendo, aunque todo controlado. En definitiva, recuperar lo personal.
Comenzando la transición, el primer cambio fue el logo. Hoy debuta este logo minimalista (siguiendo la moda) para comunicar definitivamente (o intentar hacerlo) que el lector objetivo es otro, más adulto y más maduro, pero no por ello más "viejo", dejando con dignidad lo que la juventud implica y representa, ojalá llegando a formar un todo coherente, en donde no conviva el intento de abarcar a los viejos nostálgicos con los jóvenes de los "veintes". Y aunque para muchos que sé que vienen de vez en cuando aquà no les haga sintonÃa, también a desmarcarme del famoso y trillado refrán "todo tiempo pasado fue mejor". Sólo fue distinto. Y si hace falta ser crÃtico en eso, aquà no faltará espacio para ello.
Y este post lleva la etiqueta de "personal". Como no lo hacÃa en mucho tiempo.
Gracias por estar. Y los buenos, que me sigan.
El 19 de julio empecé lo que siempre escuchaba que era una buena práctica para un blog: entradas periódicas con temas fijos. Entonces pensé que era tanto lo que en su temática este blog podÃa incorporar que ordené los "temas" en secciones semanales, tomé "secciones" que venÃan de antes, le cambié de nombre a algunas y fusioné otras. Tal que todos los dÃas habÃa algo de acuerdo a este calendario, si se le puede llamar de alguna forma. Y yo me impuse mi propia máquina. De hecho, a veces dejaba varios post programados para que no me pillara la máquina. Pero tener un post al dÃa (ni hablemos de dos o más) era un lujo que se pueden dar los blogs colectivos, con columnistas que dedican al menos un par de horas a cada artÃculo. Yo estaba lejos de eso, por el contrario, siempre pensaba que el Canal no era un blog siquiera rescatable, era un mero juguete, mantenido en media hora diaria y de esos de la peor calaña, de los que se escriben en la cama antes de dormir.
Cada dÃa un artÃculo. ParecÃa casi estúpido, para un blog de circulación tan modesta como éste, imponerse ese tipo de compromiso. Al poco rato, en reemplazo de Don Podcast que se habÃa suspendido a mediados de julio, creé otro podcast en base a material original que duró tres capÃtulos y luego lo desaparecà de la faz del planeta. No era malo, pero habÃa salido mal evaluado en vista de la orientación que estaba tomando el blog. No era consistente con el "todo", en esos dÃas (que no son tan lejanos, ¡hace sólo dos meses!). Era como el "lejano" Vlog Tivi, pero en podcast. De hecho, fue casi el mismo esquema. Pero tenÃa un fantasma: el fantasma de la no aceptación de su versión padre, la del vlog. De ahà que los videos de ese canal de YouTube hoy en dÃa se publiquen todos ocultos, para que sólo sean accesibles desde aquÃ. La audiencia de YouTube sencillamente es otra para ese tipo de material. Siempre decÃa que en los vlogs populares, de esos en que se para un tipo frente a la cámara a hacer un monólogo, no cabÃa gente mayor de 25, tanto productores como consumidores de contenido. Y efectivamente es asÃ.
Al poco andar se sumaron dos vlogs, pese a que aún seguÃa ese fantasma. Ni el año pasado, cuando estaba el boom, hacÃa dos vlogs paralelos. Muchas veces ocupaba la tarde del domingo completa en grabar y editar, terminando de editar casi a medianoche y sabiendo que uno de los dos tenÃa que estar arriba al otro dÃa en la tarde. Ya con lo de restringir el acceso a los videos sólo desde este blog me sentÃa un poco más a salvo de gente que simplemente no entendÃa, o bien que no acepta que alguien de treintas juegue a ser joven. TodavÃa recuerdo cuando fue el terremoto del 2010 y las radios del grupo Dial se unieron en cadena para cubrir el suceso, emulando a IARC. Algunos teenagers y otros no tanto reclamaban con preguntas del tipo "¿Qué hace ese viejo hablando en la Carolina?". Y la verdad es que las cosas han cambiado y ese simple hecho lo demuestra.
Ya en septiembre las ganas empiezan a bajar. Las secciones se empiezan a repetir, ya no son regulares y los vlogs no salen todas las semanas. Entonces fijé el fin para el 1 de octubre. Hasta cuenta regresiva hubo al final de cada post. Esto siguió durante octubre hasta que hoy, finalmente, comienza una etapa de transición. Una transición hacia hacer otras cosas. O hacer las mismas, pero distinto. O en vez de cumplir como reloj, cumplir con algo que se note dedicado y "bonito". Algo como ser pastelero, dedicarse a sus pasteles y dejar los temas a los blogs temáticos.
La idea, en resumidas cuentas, es dejar un poco los hechos y los esquemas duros, como el año en que nació un cantante o cuando se publicó su primer disco o quién aparece en tal o cual comercial. En definitiva, dejar de lado lo frÃo y volver a lo cálido de antes, de antes de ese punto en el 2007 en que lo personal se empezó a achicar y resentir al lado de lo retro, en medio de una depresión no tratada y que recién ahora intento superar. Porque ése fue el motivo. No es que yo me quisiera volver temático, aunque estaba claro que siguiendo el boom de los blogs del 2004 toda la ola, de los que sobrevivieron, iba para allá. Junto con la agonÃa de los blogs personales, quienes seguÃan este espacio acusaron el cambio y comenzaron a irse, al tiempo que sus propios blogs dejaban de actualizarse. Aún no sé si fue lo uno o lo otro la causa, pero con la nueva orientación perdà mucha gente. Sin duda fue un precio caro. Ciertamente que no dejaré completamente de lado lo retro, porque ya es parte de mi personalidad, pero se abordará de otra forma. A esto, sumar otras cosas que en el pasado cercano me parecieron buenas y además fueron aceptadas, como la serie de vlogs Viv. Esta primavera-verano vuelve Viv, y ya hay dos lugares escogidos y otros más en veremos. Don Podcast, que aunque de podcast sólo le queda el nombre, se mantiene, pero haciéndole honor al "Don": sólo buena música, es decir, se acabó la chacota. Posiblemente vuelva "el podcast de los tres capÃtulos", ya en lÃnea con lo personal y con cierta dosis de ironÃa y humor como se venÃa haciendo, aunque todo controlado. En definitiva, recuperar lo personal.
Comenzando la transición, el primer cambio fue el logo. Hoy debuta este logo minimalista (siguiendo la moda) para comunicar definitivamente (o intentar hacerlo) que el lector objetivo es otro, más adulto y más maduro, pero no por ello más "viejo", dejando con dignidad lo que la juventud implica y representa, ojalá llegando a formar un todo coherente, en donde no conviva el intento de abarcar a los viejos nostálgicos con los jóvenes de los "veintes". Y aunque para muchos que sé que vienen de vez en cuando aquà no les haga sintonÃa, también a desmarcarme del famoso y trillado refrán "todo tiempo pasado fue mejor". Sólo fue distinto. Y si hace falta ser crÃtico en eso, aquà no faltará espacio para ello.
Y este post lleva la etiqueta de "personal". Como no lo hacÃa en mucho tiempo.
Gracias por estar. Y los buenos, que me sigan.
De acuerdo a Volver al Futuro I, el "Doc" Brown envió a su perro 1 minuto hacia el futuro como la primera prueba empÃrica del funcionamiento de su máquina del tiempo. Sin embargo, cronometrando desde el momento en que el viaje comienza hasta que termina... no fue 1 minuto exacto como se da a entender en la pelÃcula, pero fue un lapso de tiempo muy especial, talvez componente fundamental de todo lo que vendrÃa.
¿Quiere saber de qué hablo? Vea y cache.
¿Quiere saber de qué hablo? Vea y cache.
Esta vez quise hacer un capÃtulo sobre un programa que hace mucho tenÃa ganas de comentar. Ese clásico de fines de los 70s (?) y comienzos de los 80s. Mucho antes de ver en nuestras pantallas las luchas libres mexicanas y las de los gringos, Chile ya tenÃa sus Ãdolos de este "deporte-show". Y todos estaban en este popularÃsimo programa: Los Titanes del Ring.
Hoy revisamos el combate entre "El Faraón" y "La Momia". Al menos yo me reà más que la cresta. Además "evolucioné" un poco el formato, ojalá les guste.
Hoy revisamos el combate entre "El Faraón" y "La Momia". Al menos yo me reà más que la cresta. Además "evolucioné" un poco el formato, ojalá les guste.