Y siguiendo con comerciales que tocan la fibra, encontré éste de 1984. Las circunstancias por las cuales recuerdo este comercial que, al igual que el del post anterior, no veÃa hace mucho tiempo, casi 30 años, son casi curiosas. Era una noche de Festival de Viña y me tuvieron que llevar de urgencia al médico por bronconeumonia (raro, considerando que era verano) y en la Electra en blanco y negro pasaban este comercial. Me atreverÃa a decir que fue exhibido únicamente con motivo del festival, ya sea en la noche misma o en el programa satélite que tenÃa TVN en ese tiempo, el por muchos recordado "Aquà Hotel O'Higgins", en los tiempos en que el O'Higgins era top (no como ahora, claro).
El comercial retrata un momento en que dos enamorados se encuentran y el presente de la cita es una caja de bombones. TÃpico, dirán algunos. Pero por lo que recuerdo este comercial es por la melodÃa (no por la letra de la canción, que para mà ya habÃa caÃdo en el olvido) y por las escaleras. Me atreverÃa a decir que la aparición de este enamorado subiendo escaleras para llegar donde su amada intenta hacer una analogÃa al cuento de la princesa del castillo. La analogÃa es casi perfecta, salvo que la enamorada no está encerrada. Ella pudo haber salido de su casa al encuentro de su amado, pero no. Decidió esperarlo arriba. Eso talvez refuerza la idea. Otro punto a considerar es que se trata de personas comunes y corrientes (como usted o como yo), aquà no hay modelos de belleza despampanante, y eso lo acerca más al espectador. SÃ, usted también puede vivir esto y hacerlo realidad. La cercanÃa vale. La chica no es ni muy linda ni fea tampoco, y que decir del varón que, salvo casi al final, ni se le ve claramente su cara. Otro detalle más es que comienza por el final, y lo que sigue es el recuerdo de lo que pasó, y ese recuerdo surge de tener en sus manos la caja de bombones. Es entonces cuando se hace más evidente que, casi como en todo comercial que tiene como inspiración base el amor de pareja, se le inyecta al producto una componente emocional. Y es que todos los seres humanos, en el fondo, aspiran a demostrar y recibir amor. Y eso funciona perfecto. Uno no compra una caja de chocolates. Uno compra amor. Y asÃ, con un par de billetes, que no significan nada, puedes comprar algo que no tiene precio, el amor de una pareja. Flor de negocio.
Finalmente, agradecer al usuario de YouTube frognum por aportar con esto, que realmente después de tanto tiempo, ya adulto, uno lo decodifica de otra forma y de cierta forma lo "redescubre". De ahà que me haya dado el trabajo de subtitularlo, no por cursilerÃa, sino por por el sonido que no es muy bueno y, sobre todo, porque era lo que le faltaba para completar el recuerdo: la letra de la canción.