"Sobre el pequeño planeta del principito bastaba arrastrar la silla algunos pasos para presenciar el crepúsculo cada vez que lo deseabas...
— ¡Un dÃa vi ponerse el sol cuarenta y tres veces! - dijo el principito.
Y un poco más tarde añadió:
— ¿Sabes? Cuando uno está verdaderamente triste le gusta ver las puestas de sol.
— El dÃa que la viste cuarenta y tres veces estabas muy triste, ¿verdad?
Pero el principito no respondió."
- Fragmento "El principito" de Antoine de Saint-Exupery
¡Ã‰pico! Lo de "Los Faranduleros" quedó chico al lado de esto. Pobrecita. Menos mal que no fue en CHV...
Cuando leà que Super Mario Bros cumplÃa 25 años desde su lanzamiento en 1985, no me quedé nada indiferente. Con Mario conocà los videojuegos. No alcancé a ser de la generación del Atari, llegué tarde a eso. Incluso llegue tarde al mismo NES: recién tuve la mÃa en 1994, bastante tarde considerando que hace 3 años Nintendo dio el batatazo en el mundo de los 16 bit con su Super NES. De hecho fue por ahà por donde comenzó la historia y como llegué a tener mi primera consola.
En la tele ya habÃa mucho de Nintendo dando vuelta, promociones en que regalaban consolas o juegos por juntar tapas de yogurt. Por ese tiempo acostumbrábamos ir de visita a casa de unos tÃos. En realidad no eran tÃos, sino que gente que vivÃa en la pieza de atrás de la casa de una tÃa. Eran un matrimonio joven con dos niñas mellizas, que les decÃamos "las monitas" porque eran morenitas y andaban inquietas moviéndose y jugando todo el rato. El padre era, por lo poco que recuerdo, técnico informático y si bien no abundaba el billete, sà podÃan darse algunos lujos, teléfono, su tonta tele de 21 pulgadas (que en ese tiempo eran caras) y varias otras cosas, incluyendo una consola Super NES. La primera vez que jugué Mario fue en esa casa. De otro mundo.
A los pocos meses, gracias a un crédito de cierta tienda (que en esa época su tarjeta era dorada y salÃa una foca) mi viejo se entusiasmó y nos regaló una NES. ¿Por qué una NES y no una Super NES? Porque mi viejo no tenÃa idea. O porque justo en esa sucursal no habÃan Super NES. Recuerdo que habÃan tres consolas a la venta: la Sega Génesis, la NES y... créalo, en el '94 aún vendÃan ¡una Commodore! Y como yo era novato pa esas cosas, me quedaba contento viendo un mono que se moviera. Y si ese mono era Super Mario, genial.
Pasaron horas, dÃas, meses de diversión y adicción sólo con el juego que traÃa la consola, el mÃtico pack doble con SMB y Duck Hunt. Tan adicción resultó ser, que mi viejo, para que yo no jugara, un dÃa se llevó el juego, con tan mala suerte que se metió un boleto de micro en la funda. AsÃ, para cuando nos levantaron el "castigo", al meter el juego de nuevo a la consola, el boleto quedó trabando los contactos. Un par de contactos se deformó y previendo que el arreglo no saldrÃa barato, al final mi viejo le metió un cuchillo de cocina para enderezarlos. Y si bien no quedaron perfectos, al menos no hacÃan contacto y permitÃan jugar otra vez.
Hoy al llegar al departamento fui a sacar la enorme caja azul donde guardé la NES cuando dejé de usarla. De primera no prendÃa. Al poco rato me acordé que el transformador original se habÃa quemado, pero tenÃa otro transformador universal que aunque no daba exactamente el rebuscado voltaje de 8.5 volt (daba 9), sirvió igual. Y funcionó como el primer dÃa.
Y recordé épocas cuando no andábamos detrás del famoso chip para jugar copias piratas (porque simplemente no existÃa la piraterÃa de juegos) y que, cuando se quedaba pegado un juego, no era por culpa de un rayón en el disco, sino que era por el polvo y soplábamos los contactos del cartucho (aunque las instrucciones decÃan e insistÃan que eso no debÃa hacerse), y los avances en los juegos casi nunca podÃan guardarse, y en los pocos juegos que se podÃa era gracias a un chip y una pila dentro del cartucho, y si te condoreabai y apagabas la consola sin apretar RESET, se borraba todo. Aunque a veces no pasaba nada. La tele que habÃa en la casa en ese tiempo ya no funciona. Pero la consola aún vive. Como en su primer dÃa.
Y los juegos se disfrutaban mucho más, porque eramos mucho más conscientes de lo que valÃan y costaban. Aún me acuerdo cuando querÃa que me regalaran el SMB3 y lo vimos en una tienda a 15 lucas.
Y 15 lucas era caro. Nooooooo, mucha plata.
En la tele ya habÃa mucho de Nintendo dando vuelta, promociones en que regalaban consolas o juegos por juntar tapas de yogurt. Por ese tiempo acostumbrábamos ir de visita a casa de unos tÃos. En realidad no eran tÃos, sino que gente que vivÃa en la pieza de atrás de la casa de una tÃa. Eran un matrimonio joven con dos niñas mellizas, que les decÃamos "las monitas" porque eran morenitas y andaban inquietas moviéndose y jugando todo el rato. El padre era, por lo poco que recuerdo, técnico informático y si bien no abundaba el billete, sà podÃan darse algunos lujos, teléfono, su tonta tele de 21 pulgadas (que en ese tiempo eran caras) y varias otras cosas, incluyendo una consola Super NES. La primera vez que jugué Mario fue en esa casa. De otro mundo.
A los pocos meses, gracias a un crédito de cierta tienda (que en esa época su tarjeta era dorada y salÃa una foca) mi viejo se entusiasmó y nos regaló una NES. ¿Por qué una NES y no una Super NES? Porque mi viejo no tenÃa idea. O porque justo en esa sucursal no habÃan Super NES. Recuerdo que habÃan tres consolas a la venta: la Sega Génesis, la NES y... créalo, en el '94 aún vendÃan ¡una Commodore! Y como yo era novato pa esas cosas, me quedaba contento viendo un mono que se moviera. Y si ese mono era Super Mario, genial.
Pasaron horas, dÃas, meses de diversión y adicción sólo con el juego que traÃa la consola, el mÃtico pack doble con SMB y Duck Hunt. Tan adicción resultó ser, que mi viejo, para que yo no jugara, un dÃa se llevó el juego, con tan mala suerte que se metió un boleto de micro en la funda. AsÃ, para cuando nos levantaron el "castigo", al meter el juego de nuevo a la consola, el boleto quedó trabando los contactos. Un par de contactos se deformó y previendo que el arreglo no saldrÃa barato, al final mi viejo le metió un cuchillo de cocina para enderezarlos. Y si bien no quedaron perfectos, al menos no hacÃan contacto y permitÃan jugar otra vez.
Hoy al llegar al departamento fui a sacar la enorme caja azul donde guardé la NES cuando dejé de usarla. De primera no prendÃa. Al poco rato me acordé que el transformador original se habÃa quemado, pero tenÃa otro transformador universal que aunque no daba exactamente el rebuscado voltaje de 8.5 volt (daba 9), sirvió igual. Y funcionó como el primer dÃa.
Y recordé épocas cuando no andábamos detrás del famoso chip para jugar copias piratas (porque simplemente no existÃa la piraterÃa de juegos) y que, cuando se quedaba pegado un juego, no era por culpa de un rayón en el disco, sino que era por el polvo y soplábamos los contactos del cartucho (aunque las instrucciones decÃan e insistÃan que eso no debÃa hacerse), y los avances en los juegos casi nunca podÃan guardarse, y en los pocos juegos que se podÃa era gracias a un chip y una pila dentro del cartucho, y si te condoreabai y apagabas la consola sin apretar RESET, se borraba todo. Aunque a veces no pasaba nada. La tele que habÃa en la casa en ese tiempo ya no funciona. Pero la consola aún vive. Como en su primer dÃa.
Y los juegos se disfrutaban mucho más, porque eramos mucho más conscientes de lo que valÃan y costaban. Aún me acuerdo cuando querÃa que me regalaran el SMB3 y lo vimos en una tienda a 15 lucas.
Y 15 lucas era caro. Nooooooo, mucha plata.
"Me encantaria trabajar generando ideas, pero no tengo muchas esperanzas de que eso ocurra. La vida es mas charcha que eso. "- Marco Silva