A fines de los 90s, en el Cartoon Network apareció una sección entre los avisos comerciales llamada "Cartoons que nunca trinfaron" y en la cual aparecieron varios cortos animados, supuestamente antiguos, que pasaron sin pena ni gloria. Pero uno de ellos se comió con zapatos y todo a los demás, y ése nada menos que nuestro querido (y finado) amigo Rupert el Bacalao (Rupert the Grouper), el gran artista que para verte aplaudir, actuó hasta morir. Obviamente, y por desgracia, duró un sólo capítulo.
Rupert, el bacalao.
Es el animador de un hermoso show.
Rupert, un pez amado.
Bailando en un pie... ¡Qué bien se le ve!
Reirá sin parar y no podrá respirar.
Rupert, hace un "Rupert".
Para verte aplaudir, actuará hasta morir.
Rupert, un pez artista...
¡Vean qué dramatismo, miren qué realismo!
Rupert...
¡¡RUPERT!!
Porque ser protagonista de series gringas, tener un papel secundario en un bodrio de película, ganar las votaciones semanales en ese concurso de baile gringo (y al final salir tercero) y muuuuuuchas otras gracias que tú, pipiripaíto puedes ver aquí (and also here) no le bastó, tuvo que volver a hacer su programa de bromas pesadas a famosos y a sus amiguis. Golpe Bajo, ahora en versión chacreadamente llamada "2.0".
La cosa es que este gil volvió más cruel e infumable que nunca, y promete bromas "mucho más rudas, impactantes y de mayor presupuesto". Desde un episodio que demostró que el señor Nelson "Oma" Ávila es un político a prueba de todo (que nunca aparentó perder la compostura ante nada... mala elección si lo que querían era show), pasando por una modelo que donó el susto de su vida a favor del morbo, llegando hasta a un secuestro express a un comentarista de tele, que terminó en demanda. ¿Cuál es el fin de todo esto? Da la impresión que al señor De la Fuente un día se le ocurrió aprovechar todos sus contactos con el mundillo del "espectáculo" y armar algo con lo cual divertirse con sus amigotes vengándose de ciertas personas, ponerlo en la tele y si alguien más se rie y disfruta con esto, tanto mejor.
A favor de este recocido "2.0" está su gran grado de producción que es muy en serio pero a la vez muy poco en serio: se preocupan de cada detalle, pero de vez en cuando dejan escapar uno que otro detalle que resultaría gracioso al televidente que mira la escena desde fuera, pero que la persona víctima de la broma no alcanza a advertir porque el mal rato, susto o suplicio (según el caso) que está pasando, se lo impiden. Y eso es un ingrediente extra: además de disfrutar ver a tu famoso caer en un mal rato en medio de su estatus y de su gran vida, que éste no note esos detalles y que en el fondo lo están agarrando pa'l fideo -y que éste sea incapaz de darse cuenta-.
Ingrediente fome (y que se repite en todas las entregas) es cuando, al final de cada broma, la "victima" se manda frases del tipo "Cristian, me las vas a pagar..." o "Cristian, eres un maldito, ya vas a ver..." que resultan más galleteadas que infomercial de adelgazante. En esos instantes sale a relucir la categoría de "amigui" que Cristian tiene con mucha de esa gente famosa y de la cual no hacen ni el amago de ocultar. Y aquí otro "golpe bajo" para este show de la broma pesá: cercanía de Cristian con sus víctimas, demasiada. Con su audiencia: cero. Y aunque el chico hace el intento de ganar complicidad con su audiencia -hey, yo me divierto con esto, es genial, diviértanse ustedes también-, no le resulta, le sale tan "cosmético", tan sobreactuado... Bueh... al fin y al cabo se ha hecho su fama por eso.
Sin embargo, y volviendo al objetivo principal del programa, para la persona que se tiene que tragar la broma de la cual es víctima, es una experiencia bastante inhumana. El plato fuerte del capitulo pasado (y que esta semana no tuvimos amen de la muerte del Sr. Ricardo Claro) fue un secuestro express. Les celebro que sean capaces de producir cámaras indiscretas como pocos en Chile (aunque todo sea, para variar, copia de algún programa foráneo), pero si el menú contiene el sufrimiento de un ser humano, da para pensar en qué tipo de sociedad tenemos, en donde ya se ha perdido el respeto por cualquier persona y donde al parecer todo está permitido y quien se atreva a regular algo es un "cartucho".
En definitiva, reir en la parte en que uno de los secuestradores deja escapar un detalle digno de un primerizo sería hasta natural, pero llegar al punto alto con el llanto real de un comentarista de tele para todo un país, y pretender que sea divertido... eso es de enfermos. Y eso no es nada de gracioso.
Golpe Bajo 2.0, los miercoles a las 22, por Mega.
Link: Golpe Bajo 2.0
CJ Lewis, un "rapeador" de corta fama, pero que dejó sonando fuerte este tema, pegote y merecedor de un repeat, a mediados de los 90s. Si nunca lo escuchaste siquiera a lo lejos, no viviste los noventas.
En Repeat:
CJ Lewis - R To The A (1995)
Música olvidada en español de los 70s y 80s. Una que otra cebolla y otras no tanto, directamente desde los vinilos de los viejos. ¿Se necesita mayor explicación para esta sección? Iniciamos con una joyita de esta cantante española.
En Sonido AM:
Lolita - Abrazame (1976)
No suficiente con las elecciones de alcaldes, que deben ser por lejos las más populistas y rascas (hay que decirlo). No suficiente con las murallas pintarrajeadas con colores chillones y con cero diseño. No suficiente con las calles llenas de panfletos. Ni con los mensos de siempre llegando a votar y descubriendo que esos malditos les cambiaron el lugar de votación y que pudieron informarse a tiempo pero que no estuvieron ni ahi. Ni con los que, por cumplir temprano con su deber de ciudadano, los dejan de vocal de mesa porque otro irresponsable no cumplió. Ni con las bataholas cuando llega un político a votar y le tiran encima cámaras, micrófonos, insultos, monedas. Ni con la excesiva cobertura y el relleno noticioso que abunda en días como éste... ¡por qué tanto programa especial a una hora donde todavía no se define nada!
Porque en tiempo de elecciones "demasiado" nunca es suficiente, tenían que producirse otra vez las clásicas mochas (porque eso son, mochas, pa' peleas les falta mucho) de los apoderados de mesa con la gente que grita y chifla el voceo de los votos. Que no pronunció bien el apellido de la candidata... Mynart, Lynarts, qué mierda... Hasta que a sugerencia de uno de los reporteros se avivó y comenzó a llamarla por el nombre de pila. Ya mierr... Danae, y ojalá me vengan a hueviar de nuevo estos hue... Pero no suficiente con eso, la pelea callampera que se armó cuando el sujeto en cuestión no se ciñó a las normas y abrió y firmó todos los votos de la mesa antes de leerlos y fue increpado por un espectador que estaba en el lugar. Por las huevás que pelean.
Ni que les fuera a cambiar la vida. Va a ganar el mismo hueón ladrón.