En una de las promos del canal Nick dicen que la serie se grabó en el más absoluto hermetismo respecto a quién estaba dentro del traje, y que en Alemania hay un pueblo que lleva el mismo nombre y en el que se tienen que reponer todas las señaléticas cada cierto tiempo, porque los turistas se las llevan como souvenir. Frik. La página de la Wikipedia en inglés sobre ALF habla de una tensión constante en las grabaciones y que el set estaba lleno de recovecos para los titiriteros y que habÃa que reordenarlos, a menudo varias veces para una misma toma, lo que hacÃa increÃblemente tediosa la producción. Un capÃtulo de 30 minutos tomaba hasta 25 horas en ser filmado. Alf era un tÃtere "casi" todo el tiempo. La excepción eran los momentos en que el personaje corrÃa por el set, los cuales eran producidos gracias a un enano que se metÃa en un traje de Alf. El resto del tiempo era tÃtere, y los gestos faciales eran radiocontrolados (sÃ, créalo).
Como ingredientes ingratos, dignos de una "Preto True Hollywood Story", Max Wright (Willy Tanner en la serie) habrÃa manifestado que estaba choreado de trabajar en la serie, básicamente porque tenÃa que servir de soporte para un mono inanimado que se llevaba casi todas las lineas buenas del libreto. Tanto asà que, según Anne Scheeden (Kate en la serie), la última noche de filmación de Alf, Max caminó por el set, tomó sus maletas, subió a su auto y se fue sin despedirse. Jevi.
Cuando TVN pasó la serie en los 80s, yo la veÃa en blanco y negro. Me pasa algo raro con algunos capÃtulos de Alf, que no me ha pasado con ninguna otra serie antigua: he llegado a recordar hasta lo que pasaba en mi casa en el momento en que el extraterrestre peludo (que sólo por revistas supe que era de color naranja) aparecÃa en pantalla. Llevar la tele de 12 pulgadas al dormitorio del segundo piso era una fiesta y cuando era destinada a nuestro dormitorio era como un premio. Pero Alf se veÃa en familia. Salvo mi viejo que ya en ese tiempo hacÃa turnos, con mi hermana nos Ãbamos a la cama de mi vieja y ponÃamos la tele en el compartimento más alto de un closet rústico que básicamente estaba hecho con los trozos de tablero que sobraban del condominio en construcción donde mi viejo trabajaba. La programación nocturna comenzaba a las 21:30 hrs., y con ella, las aventuras del melmaciano naranja. Como duraba media hora (comerciales incluidos), terminaba a las 10 de la noche y ese era el momento en que el más valiente se tenÃa que salir de la cama a girar la perilla hacia la izquierda para apagar la tele. Y como buena tele de las de antes, quedaba en la pantalla el resplandor de la última imagen. Y todos a dormir hasta el otro dÃa.
Y esas noches, gracias al bendito cable, vuelven religiosamente cada noche a las 12, por Nick. Es que la nostalgia tira fuerte.