El Spot del Recuerdo Internacional: El Ronald McDonald original (1963)
- Por Preto
- mayo 30, 2006
El Ronald Mc Donald original de 1963. Pfff... Hay pelotudos, muy pelotudos... y éste.
Desayúnese con ésta (againnnnnnn...). Hoy: Masajes Matinales
- Por Preto
- abril 20, 2006
Ya, algo divertido pa subir el ánimo.
Hoy si que la desayuná fue literal. Si los chascarros en el Buenos DÃas a Todos antes se los mandaba Don Jorge Hevia, ahora están dando el último grito en lo que a masajes se refiere llevando a una noble señora que enseñaba a levantar gluteos tomándolos con la mano y levantándolos asà tal cual hacia arriba. No incluyo fotos de eso porque me parecieron aberrantes. Pero lo que sà incluyo es una captura de esta chica en esa posición tan decorosa, no? Como la canción de la Mari Trini que decÃa "yo no soy esa / que tú te creÃas / una señorita..."
Si, créalo. A esa hora estaba desayunando.
Bienvenidos a la nueva odisea, el reality show extremo sensación del verano: "Tomar Vacaciones en Chile". Advertimos a los interesados que deberán manejar holgura de dinero y paciencia, si no quieren terminar, literalmente, botados en el camino.
1.- Si posee movilización propia y debe atravesar la capital, no le será grato recibir un lindo parte en la entrada de su casa por infracción al atravesar las carreteras concesionadas sin el TAG, por lo que no deberá comprar su siempre útil y usurero pase diario. Y cuidado con los vagos que tiran piedras desde las pasarelas, no queremos otra Gladys Valck... Además le recomendamos armarse de especial paciencia ante alguna congestión generada por pobladores que invaden la vÃa reclamando por la calle de servicio que les cortaron y que tienen que pagar peaje hasta para ir a comprar al almacén de la esquina. Ud. sabe, siempre hay alguien que paga el Daffy Duck...
2.- Si no la posee y elige viajar en bus, ya se habrá dado cuenta de las alzas en los pasajes de los buses interurbanos de entre un 30 y un 40 por ciento e incluso más. Si piensa que esto ya es un suplicio, le cuento además que deberá soportar el colapso de los terminales, además de la presencia de gente de vida fácil que intentará a cada segundo, aprovechando la alta afluencia de gente, carterearle y darse la buena vida a costa de su limitado presupuesto. Ojo, además ponga atención a todo su equipaje. En casos extremos le recomendamos aquà en el Canal que lleve todo su equipaje consigo arriba del bus y no lo ponga en el portamaletas. Y si los demás pasajeros se quejan, pierda cuidado, no haga caso y recuerde que en el fondo, cada quien está a cada momento salvando su pellejo. Y claro, mientras dure su viaje, más aún en viajes nocturnos, récese unos padresnuestros, avemarÃas, prenda incienso, invoque a cuanto espÃritu del más allá conozca y, claro, nunca está de más, lleve consigo a algún instalador de airbags para que le rodee su asiento de estos aparatejos (y si otros pasajeros o el inspector se quejan, recuerde lo que le acabo de decir sobre su equipaje), ya que nunca se sabe si la explotación que sufren los conductores haga que se queden dormidos al volante y su viaje termine con el bus volcado, quemado o ambas cosas. Recuerde, aquà en el Canal "queremos que usted viva".
3.- Si viaja en tren, no crea en los tiempos de viaje publicados y aplique un factor de entre 1,5 y 2 (lo dejamos a su criterio) a tales tiempos para obtener el tiempo mÃnimo estimado de viaje. Además, tenga en consideración que la poca cultura de sus pasajeros acompañantes en relación a los baños de los trenes podrÃa inutilizar alguno a la media hora de haber salido del terminal, provocando que en lo sucesivo, el tren se detenga por más tiempo de lo normal en cada estación para que la gente pueda botar todo residuo orgánico que le estorbe durante su viaje. Si esto sucede, vuelva a multiplicar por el mismo factor el tiempo estimado mÃnimo de viaje para obtener una estimación más realista. Si se fija con atención, en ciertos lugares del tren verá aberturas semejantes a las de un sistema de aire acondicionado. Le decimos desde aquà que efectivamente se trata de un aire acondicionado, pero si nota que aún asà la temperatura no es de su agrado, es un hecho absolutamente normal de lo cual no hay que preocuparse, ya que en verdad se trata de aire especialmente acondicionado para cag*rse de calor. En lo que sà puede creer es en la temperatura que marcan los termómetros digitales al interior del tren: si marcan 25 grados o más, tendrá que resignarse a que su plan de escapar de las temperaturas capitalinas fracasó, porque efectivamente es ésa la temperatura. Si nota que luego de largas horas de viaje el tren presenta un principio de incendio o por mal estado de las vÃas se detiene, seguramente será derivado a un bus, en cuyo caso remÃtase a lo recomendado en el punto 2 (¿o creyó que por viajar en tren, que en algún lugar del mundo talvez es de lo mejor, se iba a salvar de esa?).
4.- Cuando por fin ha llegado a aquel lugar de playas paradisiacas (o lo que haya podido conseguir con la plata que le dejaron los malandras del terminal, entre lanzas y vendedores de pasajes, ver punto 2) disfrutará del aire marino en todo su esplendor... o hediondez, en el caso que justo le haya tocado un varamiento masivo de jibias, sardinas, pulpos mutantes o quizás qué cosa. En ese caso, y si desea escapar de aquél natural aroma, rocÃe su cabaña con algún desodorante ambiental y no se le ocurra salir de ella. Además le recomendamos encender el TV, especialmente entre 9 y 10 de la noche y ver las noticias de Santiago y algún segmento de noticias regionales aunque, claro está, estas últimas con calidad de VHS pirata. Lo bueno de esto es que no extrañará su vida citadina. Si no posee alguna cabaña a su disposición o viaja "por el dÃa", ahà sà que lo sentimos de verdad. Cagó no más. Por el contrario, si ello no le molesta, tendrá grandes extensiones de playa a su disposición para disfrutar ese fresco y nauseabundo aroma... Relájese, inhale, exhale... (mmmmmmmmhhhh.... aaaaaaaaaahhhhh...)
5.- Si nada de lo enunciado en el punto anterior se aplica a su caso, pero no pudo conseguir viajar a algún lugar medianamente decente, tenga especial cuidado en las noches, en especial en cierto balneario del litoral central que empieza con C, en donde podrá apreciar en todo su esplendor las peleas nocturnas, de las cuales nuestros informantes en la zona pueden dar fe de que son como llevadas desde los barrios más flaites del sur capitalino, con sus mismos actores (claro, si vamos a hacer un show, hagámoslo bien hecho).
6.- Si por alguna razón a Ud. durante su veraneo le da más hambre que al Chavo del 8, cuidese de los vendedores ambulantes y sus empanadas tránfugas que podrÃan dejarlo internado de urgencia en algún servicio de urgencia de mala muerte. Claro está, si Ud. posee billete en abundancia podrá pagar una buena clÃnica, en cuyo caso la intoxicación no se la ganó por muerto de hambre, sino que por huevón.
7.- Por último, si baja a la playa con bolsos pequeños, especialmente las damas (que no sé qué les ven a esas mochilas de pitufo), no les saque el ojo de encima. De otro modo podrá ver como desaparecen en fracción de segundo. Se lo decimos por una experiencia MUY cercana de nuestro equipo. No sabemos en verdad cuál es la razón para tan extraño fenómeno. Presumimos de que algo tiene que ver con los individuos mencionados en el punto 2 y no nos referimos a los vendedores. Pero ojo, sólo presumimos. Nada comprobado.
Luego de estos consejos, esperamos que regrese sano y salvo y no haya sufrido ninguno de estos percances. De todas formas le recomendamos visitar algún pueblo olvidado en donde estará seguro pero se aburrirá como ostra. O bien dejar sus vacaciones para el invierno y disfrutar de una refrescante y romántica lluvia a la orilla del mar o en el campo con el barro hasta el cogote. O mejor aún, si prefiere una seguridad extrema, hágase un búnker, póngale TV y disfrute de la sana entretención viendo modelitos en bikini. Al final, si lo ve de ese modo, no sale tan caro.
1.- Si posee movilización propia y debe atravesar la capital, no le será grato recibir un lindo parte en la entrada de su casa por infracción al atravesar las carreteras concesionadas sin el TAG, por lo que no deberá comprar su siempre útil y usurero pase diario. Y cuidado con los vagos que tiran piedras desde las pasarelas, no queremos otra Gladys Valck... Además le recomendamos armarse de especial paciencia ante alguna congestión generada por pobladores que invaden la vÃa reclamando por la calle de servicio que les cortaron y que tienen que pagar peaje hasta para ir a comprar al almacén de la esquina. Ud. sabe, siempre hay alguien que paga el Daffy Duck...
2.- Si no la posee y elige viajar en bus, ya se habrá dado cuenta de las alzas en los pasajes de los buses interurbanos de entre un 30 y un 40 por ciento e incluso más. Si piensa que esto ya es un suplicio, le cuento además que deberá soportar el colapso de los terminales, además de la presencia de gente de vida fácil que intentará a cada segundo, aprovechando la alta afluencia de gente, carterearle y darse la buena vida a costa de su limitado presupuesto. Ojo, además ponga atención a todo su equipaje. En casos extremos le recomendamos aquà en el Canal que lleve todo su equipaje consigo arriba del bus y no lo ponga en el portamaletas. Y si los demás pasajeros se quejan, pierda cuidado, no haga caso y recuerde que en el fondo, cada quien está a cada momento salvando su pellejo. Y claro, mientras dure su viaje, más aún en viajes nocturnos, récese unos padresnuestros, avemarÃas, prenda incienso, invoque a cuanto espÃritu del más allá conozca y, claro, nunca está de más, lleve consigo a algún instalador de airbags para que le rodee su asiento de estos aparatejos (y si otros pasajeros o el inspector se quejan, recuerde lo que le acabo de decir sobre su equipaje), ya que nunca se sabe si la explotación que sufren los conductores haga que se queden dormidos al volante y su viaje termine con el bus volcado, quemado o ambas cosas. Recuerde, aquà en el Canal "queremos que usted viva".
3.- Si viaja en tren, no crea en los tiempos de viaje publicados y aplique un factor de entre 1,5 y 2 (lo dejamos a su criterio) a tales tiempos para obtener el tiempo mÃnimo estimado de viaje. Además, tenga en consideración que la poca cultura de sus pasajeros acompañantes en relación a los baños de los trenes podrÃa inutilizar alguno a la media hora de haber salido del terminal, provocando que en lo sucesivo, el tren se detenga por más tiempo de lo normal en cada estación para que la gente pueda botar todo residuo orgánico que le estorbe durante su viaje. Si esto sucede, vuelva a multiplicar por el mismo factor el tiempo estimado mÃnimo de viaje para obtener una estimación más realista. Si se fija con atención, en ciertos lugares del tren verá aberturas semejantes a las de un sistema de aire acondicionado. Le decimos desde aquà que efectivamente se trata de un aire acondicionado, pero si nota que aún asà la temperatura no es de su agrado, es un hecho absolutamente normal de lo cual no hay que preocuparse, ya que en verdad se trata de aire especialmente acondicionado para cag*rse de calor. En lo que sà puede creer es en la temperatura que marcan los termómetros digitales al interior del tren: si marcan 25 grados o más, tendrá que resignarse a que su plan de escapar de las temperaturas capitalinas fracasó, porque efectivamente es ésa la temperatura. Si nota que luego de largas horas de viaje el tren presenta un principio de incendio o por mal estado de las vÃas se detiene, seguramente será derivado a un bus, en cuyo caso remÃtase a lo recomendado en el punto 2 (¿o creyó que por viajar en tren, que en algún lugar del mundo talvez es de lo mejor, se iba a salvar de esa?).
4.- Cuando por fin ha llegado a aquel lugar de playas paradisiacas (o lo que haya podido conseguir con la plata que le dejaron los malandras del terminal, entre lanzas y vendedores de pasajes, ver punto 2) disfrutará del aire marino en todo su esplendor... o hediondez, en el caso que justo le haya tocado un varamiento masivo de jibias, sardinas, pulpos mutantes o quizás qué cosa. En ese caso, y si desea escapar de aquél natural aroma, rocÃe su cabaña con algún desodorante ambiental y no se le ocurra salir de ella. Además le recomendamos encender el TV, especialmente entre 9 y 10 de la noche y ver las noticias de Santiago y algún segmento de noticias regionales aunque, claro está, estas últimas con calidad de VHS pirata. Lo bueno de esto es que no extrañará su vida citadina. Si no posee alguna cabaña a su disposición o viaja "por el dÃa", ahà sà que lo sentimos de verdad. Cagó no más. Por el contrario, si ello no le molesta, tendrá grandes extensiones de playa a su disposición para disfrutar ese fresco y nauseabundo aroma... Relájese, inhale, exhale... (mmmmmmmmhhhh.... aaaaaaaaaahhhhh...)
5.- Si nada de lo enunciado en el punto anterior se aplica a su caso, pero no pudo conseguir viajar a algún lugar medianamente decente, tenga especial cuidado en las noches, en especial en cierto balneario del litoral central que empieza con C, en donde podrá apreciar en todo su esplendor las peleas nocturnas, de las cuales nuestros informantes en la zona pueden dar fe de que son como llevadas desde los barrios más flaites del sur capitalino, con sus mismos actores (claro, si vamos a hacer un show, hagámoslo bien hecho).
6.- Si por alguna razón a Ud. durante su veraneo le da más hambre que al Chavo del 8, cuidese de los vendedores ambulantes y sus empanadas tránfugas que podrÃan dejarlo internado de urgencia en algún servicio de urgencia de mala muerte. Claro está, si Ud. posee billete en abundancia podrá pagar una buena clÃnica, en cuyo caso la intoxicación no se la ganó por muerto de hambre, sino que por huevón.
7.- Por último, si baja a la playa con bolsos pequeños, especialmente las damas (que no sé qué les ven a esas mochilas de pitufo), no les saque el ojo de encima. De otro modo podrá ver como desaparecen en fracción de segundo. Se lo decimos por una experiencia MUY cercana de nuestro equipo. No sabemos en verdad cuál es la razón para tan extraño fenómeno. Presumimos de que algo tiene que ver con los individuos mencionados en el punto 2 y no nos referimos a los vendedores. Pero ojo, sólo presumimos. Nada comprobado.
Luego de estos consejos, esperamos que regrese sano y salvo y no haya sufrido ninguno de estos percances. De todas formas le recomendamos visitar algún pueblo olvidado en donde estará seguro pero se aburrirá como ostra. O bien dejar sus vacaciones para el invierno y disfrutar de una refrescante y romántica lluvia a la orilla del mar o en el campo con el barro hasta el cogote. O mejor aún, si prefiere una seguridad extrema, hágase un búnker, póngale TV y disfrute de la sana entretención viendo modelitos en bikini. Al final, si lo ve de ese modo, no sale tan caro.