¿Un obrero de la “contru” cambiándose a una Isapre? Yep. Ocurrió. En la era noventosa, en Cruz Blanca estimaron que habÃa que abrirse con la salud privada y convocar a todo el mundo. A todos, todos, incluyendo personas que ni lo veÃan como opción. Como Omar Lorca, que aprovechó de operarse del fémur y que quedó caminando derechito. Y, veámoslo porfa, mucho antes de Faúndez, el fabricado personaje maestro chasquilla que pudo subirse a la telefonÃa celular, con Omar Lorca (que hoy tendrÃa unos 81 años si sigue vivo) tuvimos a un personaje real, con número de contrato y todo. ¿Porque... fue real todo esto, cierto?
Y en eso apareció la parodia de los Atletas de la Risa. Qué te digo. Ojalá los avisos de ahora dieran pa’ parodia.
Este recuerdo es personal. Súper personal. Y no sé si le voy a desbloquear el recuerdo a alguien más. “Compartiendo la mesa” era una fundación que organizaba ollas comunes, de la que no existe nada de información en Internet salvo este réclame, y que pudo meter un aviso en la tele a comienzos de los noventas para hacer frente al rechazo a las ollas comunes expresado desde ciertos sectores.
Pero, tomando el trasfondo del mensaje como una cosa aparte, la frase de la niña “¡Qué rico, hoy dÃa hay carboná!”, llegó a hacerse parte de mi lenguaje cotidiano. Y es que en casa comÃamos una carbonada maravillosa. Entonces era la frase tÃpica en casa para los dÃas de “carboná”.
Dejen su “yo” si lo recuerdan. No se agilen, porfa.
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En vista de que ya podemos aceptar que la temporada invernal se instaló, vamos con un desbloqueazo. Por ese tiempo, Maver, que ni pensaba aún en inventar el TapsÃn, se mandó un réclame haciendo uso de stop-motion con monos de Playmobil y plasticina, casi en plan “La guerra de los mundos”. Si faltaron los puros platillos voladores... ¡Sálvese quien pueda! Los monstruos de la gripe arrasaban con toda la villa. Pero no contaban con las cajas gigantes de No-Flu, traÃdas en ambulancias, y que llegaban a salvar el dÃa. SÃ, obvio, en la tele, que era la única diversión cuando nos mandaban a la cama y, entre réclame y réclame, nos mandaban esto y nos volvÃan a hundir en los mismos dolores y molestias que estábamos viviendo en carne y hueso. Pero... sobrevivimos.
El No-Flu existió en cápsulas, pero también en jarabe. SÃ, ¡esta gente se atrevió a lanzarlo también en jarabe! O sea que, al suplicio del jarabe para la tos, se agregaba este otro para la gripe. Uno de los tantos antigripales que existieron antes del megapopular TapsÃn. Se podrÃa hacer hasta una lista, porque fueron muchos.
* Emitido en 1991.
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Goteras, rendijas, roturas… ¡me vuelvo mono! ¿Y qué pasó? Pasó Fastix, obvio. Antes de Jose (Roque, en Argentina) y Carmela, no habÃa un marido postergador olÃmpico ni una soa pedigüeña. Sólo habÃa un pobre tipo que, de tanto necesitar arreglar cuanta cosa en la casa, llegó y "se volvió mono". Y sÃ, el mono de la caja era por eso. Nunca se volvió superpopular el Fastix. Es que no contaban con la cultura chilena de dejar que el agua chorree, ésa era la gracia. Coco Legrand, maestro.
* Exhibido en 1990.
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Año 1990, nueva década y en Chile habÃa mucho optimismo. Ya nos llamábamos “los ingleses de Sudamérica” y, véanlo como quieran, pero en Ambrosoli se lo tomaron re a pecho. “Old England Toffee!” gritaba un sujeto muy de mano en pecho, en la caseta de teléfono y con el kilt escocés más auténticos que pudieron conseguir a más de 11.000 kilómetros de distancia. Un clásico que casi pasa al habla común de pequeños estudiantes de básica en todo el paÃs. En realidad, nunca vi eso. Pero hubiera sido divertido.
Ambrosoli quiso que se tomaran la calidad de su toffee muy en serio, asà que mostraron su toffee lo más auténtico que pudieron. Porque no, no era una golosina como el Tafi de Dos en Uno. No, sir.
En todo caso tú no te echarÃas un toffee a la boca cuando estái a punto de hablar por teléfono, ¿no veÃs que now she enteene naa?
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Salió la noticia de la Miss que ganó un concurso con 60 años pareciendo de 30, y en el Canal los oompas no lo podÃan creer. Y, después de varias vueltas, no pudieron evitar llegar a este clásico: el réclame de la crema Pond’s H, talvez más recordado por la parodia del Jappening que por el réclame mismo. Una de las tantas variedades de Pond’s que hubo.
Las cremas Pond’s tienen un origen antiquÃsimo. La Pond’s original fue patentada por Theron T. Pond en 1846, constituyéndose la empresa tres años después. ¿Recuerdan los polvos Angel Face? También eran de ellos. Unilever se hizo de Pond’s (y todas sus fusiones) en 1987.
Hoy en dÃa, de las que conocimos por la tele cuando éramos chicos sobreviven la Pond’s S y la Pond’s C. La Pond’s H ya no existe con ese nombre, y la que más se le parece (y posiblemente lo sea) es la Rejuveness, según su sitio oficial.
Vida saludable, chicos. Mejor que cualquier crema. Y el “¡Saaaaaaaaaaaa…!” lo ponen ustedes.
* Original de 1988, emitido en 1990.
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“Pero al final de la jornada, la recompensa será Dorada”. Comenzábamos ese ingrato año ‘85 presenciando la nueva creación de la CCU: PÃlsener Dorada. Un producto que nunca entendà muy bien para qué nació. En el mundo CCU, la Cristal era la súper masiva, la Escudo, una alternativa, y la Royal Guard como la cerveza refinada y de “buen gusto” para la clase alta (cuando funcionaba venderle una cerveza nacional a la clase alta). Pero con Dorada me pasa que… como que nadie la pidió. Y el cuento era el de atacar la sed, o sea, “le gana a la sed más dura”. Medio parecido al cuento de Cristal, la que “apaga toda la sed”. O sea, ni en eso marcaba diferencia. Y estuvo un buen rato medio que “¡hola, heeeey, yujuuuu, por aquà estoy!”, fue la cerveza de la Teletón varios años, hasta que después le suben los grados y es reposicionada como la competencia de Báltica sin mucho espectáculo. Ahà como que recién se entendió su razón de ser.
De esta campaña hay otro spot de culto y que todavÃa no encuentro, con Fernando Solabarrieta, que llega agotadÃsimo, después de pedaleársela toda, a tomarse una Dorada [Actualización: ¡Apareció!].
Los gringos en ese tiempo ya tenÃan bebidas isotónicas. Pero en Chile, el deportista en la tele saciaba su sed con pÃlsen. No sé qué pensar, Dioh mÃo.
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¿Se habrÃa podido reencantar a un isleño de alguna isla perdida en el Caribe con comer coco, cuando lo único que se veÃa en todas direcciones eran cocos? Según Soprole en 1992*, sÃ. Asà que inventaron un nuevo postre que pintaba re bien pero duró re poco, el Choco Troco. Un postre de coco con salsa de chocolate. Medio cargante el loro… pero nunca tan taimado como pa’ enojarte con uno. ¡Choco Troooocoooo! Los loros son chistosos. Pa’ mÃ, al menos.
¿Tucán? Bueno ya, tucán. Loro, tucán, la misma idea.
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En Soprole le quisieron echar una manito de gato a su clásico flan. Y bastó con mejorar el pote. Una maravilla. Lo triste es que, en mitad del camino hasta hoy, alguien cambió ese hermoso pote por… aghhh. Pero el flan Soprole sobrevive. Aunque me temo que al de ahora, por los sellos y otros factores que mejor no mirar, no lo arreglamos con una manito de gato. Pa’ serte franco, yo cacho que va a haber que echarle el gato entero...
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Hace cuatro décadas, el que hubiera una compañÃa prestigiosa tras un producto innovador y que el aviso apareciera en un horario importante en la tele, nos hacÃa creer en productos que, de otra forma, parecerÃan un milagro. A mitad de la era ochentosa, antes de las noticias, nos mostraban este parchesito revolucionario de la Beiersdorf (pero que nos la nombraban como BDF porque ¡quién cresta pronunciaba bien Beiersdorf!) para combatir los callos. Yiaaaa… es como un “parche curita”… ¿pero pa’ los callos?
Cornina se llamaba la nueva maravilla. Y los brocacochis de la época asimilábamos todo lo que nos mostraban en la tele y andábamos “recomendándoselo” a la tÃa o a la abuela de turno que siempre andaba con las patas pa’l gato. Porque todos tenÃamos un pariente que tenÃa las patas pa’l gato.
Nunca compramos un Cornina. Pero todos sabÃamos que existÃan.
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