Ya habíamos dejado atrás la era ochentosa, pero en Soprole habían encontrado la forma de rescatar un nombre que había sido furor. Lanzaron una (suerte de) “nueva generación” Requetepatitas, una línea de yoghurts en vasos con patas. Y como personajes, en vez de cuncunas, agarraron a los personajes de un circo y se inventaron el “Gran Circo Requetepatitas”. En otros países también hubo yoghurts con patas que la gente todavía recuerda (como en Argentina), pero aquí tomábamos prestado el nombre del que ya había sido un clásico instantáneo. Y, contra las Requetepatitas originales, pues nada. Alguno que otro cabro chico del ayer las recordará, pero para la mayor parte de nosotros, en especial para los que conocimos las originales, están bien enterradas no más.

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Kinder Sorpresa. O “cuando las nuevas leyes hacen ilegal un chocolate, pero mantienen perfectamente legales cosas peores”.

Sorry, pero aquí los oompas y yo vamos a estar siempre pensando en que algunas leyes fue necesario pensarlas mejor.

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Ahora en Chile teníamos una Miss Universo y la idea era subirse a la onda como fuera. Pero la Cecilia Bolocco estaba súper ocupá. Que los cosméticos Princeton, que la colonia Coral, que la Orange Crush… naaaa, súper ocupá. Así que, como rostro de último minuto, y aplicándole un autóctono tijeretazo a la campaña que ya tenían rotando, los chicos de Nivea metieron al rostro que hoy nos convoca, la hermanita de Bolocco Cecilia, la Dianita.

Había otro réclame, de Princeton, en el que aparecían ambas, pero no sé si fue antes o después de éste [me avisan que fue después]. ¿Lo recuerdan? 

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- ¿Así que coleccionas duelos de comerciales?
- Sí…
- Y dime, ¿cuántos llevas?
- Contando éste… dos. [risas enlatadas]

Luego de una pobre referencia al Chavo, vamos con un nuevo duelo, esta vez de caldos en cubito, del mismo año… ¡y sacados de la misma tanda!

Primero, Lucchetti. Antes de la nonna de los caldos. A este ejemplo, yo lo llamaría “otra oportunidad”. Es como si hubiera sido un jingle descartado para un réclame de colonia Coral, que se le dio una segunda chance en un producto completamente diferente. Hagan el ejercicio: buscar “Lucchetti”, reemplazar por “Coral”. ¡Calza!

Y, segundo, un sing-along en todo su derecho: póngale caldo, póngale caldo Maggi. Éste sí que marcó época y es recordado HASTA HOY.

Aunque, entre nos, el caldo Lucchetti todavía existe, se llama Naturezza, y si para ti no es tema la polémica del glutamato, el Naturezza es más barato e igual de rico. 

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¿Qué sucede cuando te copiaron tu producto hasta la saciedad? Pues que te toca hacer campaña en la tele pa’ distinguirte de todos esos cloros sin marca y sin garantía de nada, que venden en la feria. No sé po, arréglatelas. Y si estai corto de cámara, toma, aquí te dejo un datito de un primo del hermano del vecino que recién le regalaron una cámara pa’ la pascua y que cobra baratito. 

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Es muy notable que, más de 40 años después, la gente aún recuerde el Freddo. Todo el mundo chupando el dedo y corriendo por el parque chupando una paleta de agua. Y da un poco de pena, pensando en que Chamonix tenía para ser una marca relevante hasta hoy, de no ser porque Nestlé se hizo con Yely (y junto con ésta, con Chamonix, que era la marca de helados de los dueños de Yely). Como ya tenían Savory, medio que desmantelaron poco a poco a Chamonix hasta hoy, en que terminó siendo una marca muy, muy, muy secundaria. 

Show aparte fue el del Pato Torres, actor en Sábados Gigantes y, poco rato después, en el Jappening con Ja. 

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El único Coquet. El de Ambrosoli. Sin embargo, fue un producto que, aparte de una promo para Italia ‘90, no tuvo ninguna relevancia más en la tele. Coquet fue una marca que no sé si no prendió o la trataron mal. ¿Recuerdan otro spot, ni siquiera “de” Coquet, sino alguno donde haya al menos aparecido?

Me avisan que Coquet reapareció recientemente, pero en un chocolate distinto y como parte de Calaf, otra marca con la que se hizo Carozzi. Qué te hicimos, Carozzi. 

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Decir Pollini en la era ochentosa era referirse a una de las marcas de calzado para vestir más fifí que uno se podía topar en los réclames de la tele. Y si no lo era, al menos quedaba la idea como que si lo fuese. De estos spots, en que un Cristián García-Huidobro quedaba embobado por Sandra O’Ryan, que vendría siendo la belleza de turno, hay al menos dos: éste, y otro que creo recordar en que, en lugar de ocurrir temprano por la mañana, acontece en la noche, a la hora que Cristián cerraba la tienda y ella lo convence de no cerrar todavía. El cuento de la mujer tratando de decidirse por un par de zapatos y quedándose, al final, con los primeros que vio, pues que parecía hasta lugar común.

No sé quién las inventó… pregonaba el poeta. 

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Uno de los concursos que nos presentó el Kino en el Canal 13, y que había estrenado la nueva moda de los juegos de azar en vivo por la tele, fue el “Ciclón Millonario”. Una cabina cerrada con muchos billetes, donde se metía el concursante y en donde, durante un minuto, y producto de un ciclón de aire, volaban los billetes y el concursante debía agarrarlos y mandarlos hacia afuera por una ranura. 

Esto no era ningún invento revolucionario. Los gringos lo habían hecho hace rato. Pero como en Chile era algo nuevo, quedamos todos locos. Y todos teníamos nuestra técnica para sacar la mayor cantidad de billetes. No, nunca en nuestra pobre existencia nos metimos (ni nos meteríamos alguna vez) al Ciclón. Pero éramos todos expertos. Todos. Quien diga que no, miente miente con sus amarillos dientes… 

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Hace unos 30 años, tomar Ecco o tomar Coronado era la alternativa en uno de estos dos casos: poca plata o que tu religión te prohiba el café. Al par de años de aparecido, los de Coronado, sucedáneo de café lanzado por Tres Montes, los mismos del Café Monterrey, inventaron una promo para ganar vacaciones en Rio de Janeiro, que incluía pasajes vía Ladeco (awwww… pobechita), hotel, traslados, comida y lo que se nos ocurra. 

Sí, porque el sucedáneo de café soluble es lo más brasileño que hay. Se sabe. 

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