Uno de esos tantos spots de desodorante para hombre que prometÃan arrastre entre el sexo opuesto con cuática y sin compasión, que ya no se podrÃan hacer en veinte veintitrés y que obviamente el gremio macho de la época compró agrandado, con papas jumbo y bebida gigante. Lo que al instante me recuerda este tipo de spots eran esas fiestas donde me invitaban los compañeros (y compañeras) de universidad, que casi siempre eran un viernes o sábado en la noche y que, después de aburrirte como ostra pretendiendo divertirte con las cosas que cuentan los demás y que jamás te ocurrirÃan, suplicar que ojalá a alguien que volviera a su casa le quedaras de camino, y finalmente volver a casa para echarte en el sillón, prender la tele como a la 1 de la mañana pa’ acompañar el bajón… y fijo que en el Mega o CHV te tiraban un aviso de éstos. Es el clásico lugar común del aroma a desodorante que las dejaba locas, con el tweak de que el gil que se echó el tarro de Axe encima fue el zorrón que se acababa de bajar del ascensor, lo que dejó el lugar pasado a desodorante. Y justo llega nuestro personaje afortunado, un gil re poca cosa, bajo de estatura y bastante promedio, asà como uno (si la gracia era ésa) seguido de otro personaje de sexo opuesto, señorita, bien comportadita y todo, pero que ante el aroma a desodorante impregnado en el ambiente, no tarda en desencadenarse el sueño de todo puberto. Finalmente, una vez que el ascensor llega a destino, aparece una segunda fémina en nuestra historia, y el final es más que predecible. ¿Muy puntudo? Qué importa, pa’ eso es de noche y nos da igual simplemente porque NOVENTAS y porque TELE DE LOS NOVENTA.
Al gil terrible de meh y promedio del comercial sà le resultó el Axe. No te quejÃs, voh fuiste el que compró la fantasÃa agrandada y con papas jumbo.