CorrÃa el primer semestre de 1993, cuando a los marketeros de turno se les ocurrió que serÃa buena idea agarrarse del elogio de “bombón” para promocionar la teleserie que justo estaba lanzando el Canal 13, con un producto de consumo. Y asà fue como Savory lanzó el Chomp Marrón Glacé, una nueva versión del bombón helado que habÃan lanzado tres años antes, y aprovechó a actores protagónicos de la teleserie y otros no tanto, como Fernando Kliche, Katty Kowaleczko y Francisco “Pancho” López. Como sea, posiblemente el Chomp Marrón Glacé haya sido el producto nacido al alero de una teleserie chilena que más se recuerde (obviando los cassettes, claro).
CorrÃa agosto de 1991 y veÃamos como anunciaban por la tele una nueva promoción de la CCU que premiaba con consolas y juegos Nintendo. Una de tantas de estas promos que vendrÃan después. Los premios eran consolas NES y juegos de bolsillo Game & Watch. Aunque para 1991, y aunque recién apareciendo, ya existÃan el Super Nintendo y el Game Boy, asà que tal vez esta promo pudo verse un tanto desfasada. Pero tantito no más. Igual al final hubiese puesto un “You Win” porque, honestamente… ¿qué estaban pensando los chicos de la CCU cuando terminaron el spot con un “Game Over”? OK, los juegos de peleas aún no eran top en ese tiempo, ya, retiro lo dicho.
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De esto no me acuerdo de casi nada... o sea, casi nada, salvo estos créditos finales. “Sally, la brujita”, un animé que cuando lo veÃa en la tele ya era antiguo (se produjo entre 1966 y 1968). La letra de la canción se entendÃa de a pedazos, ya que tenÃa un sonido re cutre, pero como empezaba era chistoso y por lo mismo siempre me quedaba hasta el final: “🎶 Guerra sin cuartel a las niñas les daremos / porque son muy feas y no saben ni jugar […] ¡No nos gustan las niñas! 🎶”
No, Hickory Hill no empezó na’ mezclando sabores y haciendo experimentos raros pa’ saber si a la gente “le gustó”. Na’ de eso. El primer jugo en polvo Hickory Hill que existió fue una limonada. Yep, limonada en polvo. Con la tabla periódica completa, pero ya, concedámosles el punto. Y de ahà el nombre y todo el cuento agringado, porque qué podrÃa ser más gringo que un puesto de limonada atendido por niños. Y apareció antes que el TapsÃn. Esto era como un TapsÃn helado. O sea, no era un medicamento, para nada, pero era una limonada y presumÃa de tener vitamina C, entonces era como un... se entiende, ¿no? Ahora, en fin, un jugo en polvo con un sólo sabor, y encima un sabor fome, como que no daba para mucho. Un buen dÃa desapareció y nadie la extrañó.
Hablemos de marcas que todos conocÃan, pero que todos olvidaron: André Bernard. Toda la vida es de un aburrido blanco y negro, hasta que llega el color de los jeans a cambiarlo todo. Full lugar común. Con la tele en blanco y negro, aún en uso, la mitad de nosotros se perdió el efecto. Gran idea, campeón.
Otra de esas financieras que florecieron en la era ochentosa, pero que no se recuerda tanto como la Condell, fue Fusa. El spot aún se recuerda, pese a que tal vez ya no recordemos ni el apellido del cliente ni que éste pretendÃa hacerse pasar por su jefe, para no parecer tan rasca y ser sujeto de crédito. Las financieras de ese tiempo, como ésta y la Condell, apostaban a romper la percepción de tener que concurrir a la sucursal, hacer filas y seguir trámites burocráticos para conseguir un “préstamo”, sino hacer que la montaña vaya a Mahoma. Este spot podrá no ser el más recordado, pero sus últimos 3 segundos son dinamita: “Se va a sentir bien en Financiera Fusa. Se lo prometo”.
Estamos ante una pieza inmortal de la publicidad en Chile. Uno de los tantos personajes que nos mostró por la tele el Hogar de Cristo, pero que, sin duda, es el que aún mejor se recuerda: el “Flauta”. Un niño, como tantos de dicha fundación, que se hizo famoso por tocar la flauta dulce a temprana edad de forma autodidacta.
Sin embargo, hay un hecho en este spot que podrÃa
pasar con tintes de polÃticamente incorrecto, y es que el “Flauta” en
este spot sólo hace como que toca, pero no está tocando en directo.
Basta notar cómo usa los dedos, los que no se corresponden con las notas
que está tocando. Y además el soplido no tiene el timing exacto con el
video. O puede que haya grabado el audio aparte y hecho una suerte de
playback con la idea de vencer los nervios de estar siendo grabado. Pero
entonces, si supuestamente se sabe el “Himno de la AlegrÃa”, por qué
entonces no usó los dedos correctamente al grabar. Jamás lo sabremos.
Como sea, un mensaje que pretenda recolectar ayuda, más aún en tiempos
de televisión y de videotape, a veces no tiene por qué ser perfecto. A
esto de verdad le sobra alma. Hay que ser muy duro de corazón para no
conmoverse. El “Flauta” es inmortal. De hecho se recuerda mejor que otro
notable, el de las “miguitas de ternura”. En resumen, y aunque
imperfecto, el spot es una joya.
CorrÃan los ochentas y en Chile la Philips era un monstruo. En electrónica y electrodomésticos tenÃan prácticamente de todo. Tanto asà que, cuando la filial chilena cumplió 50 años, puso en pantalla en los cortes comerciales de la tele una verdadera joya. Una joya que, curiosamente, no se recuerda tanto. Una pieza que, más de 30 años después, se convirtió en una verdadera cápsula nostálgica.
Llegaba la era ochentosa y con ésta llegaron a Chile los bebestibles en lata. ¿Bebidas en lata? No exactamente. Las primeras enlatadoras llegaron para enlatar cerveza. Para las bebidas individuales desechables usaron la clásica botella chica guatona que las soas de la época terminaban reciclando como mamaderas o usleros. Las únicas latas de bebidas gaseosas que vimos en la era ochentosa eran importadas y no muy fáciles de conseguir. Ah, y obvio, en las pelÃculas.
No existen recuerdos de nuestras vidas durante la era ochentosa sin las zapatillas North Star que, aunque como yo que nunca las tuve en su época, al menos las veÃas en la tele. Pero con esto me desayuné, me almorcé, me tomé once y hasta me alcanzó pa’ un bajón a la 1 de la mañana: ¡North Star llegó a tener muchos más modelos que la zapatilla blanca con franjas azules… hasta hubo modelos sin las franjas!