Reconozco que estuve a punto de revivir la sección del "spot malo", pero me aguanté.
Era re flashero hacer cosas ambientadas en el Metro de Santiago durante sus primeros años. Basta ver ejemplos como el de Rexona en 1981. Y esto, curiosamente, es del mismo año. Una tienda de esos años, Precio Único, que muchos (me incluyo) no sabemos si se trató de la actual Preunic o na' que ver, hizo una suerte de historia en que una señora viajando en el Metro, repentinamente, se para de su asiento, acciona el freno de emergencia y se dirige rauda a aprovechar la oferta a una sucursal de la mentada tienda que habÃa abierto en el Metro Estación Universidad de Chile, incluso teniendo que recibir miradas de los guardias asà como pensando "qué le pasa a esta señora".
A ver, empecemos: la señora accionó el freno de emergencia del carro, como si nada, cual Clara Clayton en Volver al Futuro III, en un lugar donde el tren iba a parar igual, porque vio a lo lejos claramente un cartel con una oferta, en una tienda que no se ve desde el andén. Brillante. Todo tiene sentido. En el mundo al revés, claro.
Era fines de la década ochentosa y llegaba un nuevo tipo de tablero de madera. Uno que, al igual que el ya existente Cholguán, también tomó prestado el nombre de una localidad chilena. Se le llamó Trupán, al igual que un pueblo ubicado en la comuna de Tucapel, provincia del BiobÃo. Aunque su nombre más técnico es Medium Density Fibreboard (o MDF). Se fabrica a base de fibras de madera unidas con una sustancia aglutinante, para luego ser sometido a alta temperatura y presión. Y habÃa que meter este nuevo tablero con todo, para lo cual no se anduvieron con chicas. Se hizo un spot publicitario en donde se hizo énfasis en la versatilidad del nuevo producto, con una lista de atributos positivos, y en donde poco a poco comenzábamos a ver el proceso de fabricación de lo que sólo hacia el final del spot verÃamos: ¡un piano hecho de Trupán!
Visto con la perspectiva del tiempo, pienso en que resulta ser un tanto bizarro eso de fabricar un piano con Trupán. Incluso pregunté si de verdad existen pianos de Trupán o si sólo fue un delirio flaitongo. Investigando un poco más, resulta que la madera a usar para fabricar un piano es importantÃsima, tanto asà que, para lograr el sonido y timbre caracterÃstico del instrumento, se usa madera de abeto.
Por otro lado, se nos mencionaron un montón de cualidades positivas, llegando a finalizar con "insuperable". Sin embargo, es bien conocido que este tipo de tablero de fibra es extremadamente sensible a la humedad, sin contar con que carga la mala fama de ser usado para fabricar muebles que "se desarman solos". Aunque, ojo, sigue siendo muy superior al tablero aglomerado ("Masisa").
Agreguemos un "inmojable" al final. AsÃ, de paso, lo hacemos mas honesto.
Hoy se conoció la noticia: Vangelis ha muerto. O, por su nombre civil, Evángelos Odysséas PapathanassÃou. El compositor griego se nos fue de este mundo a última hora del martes pasado, pero sólo hoy este hecho fue informado. Y, aunque versiones oficiales no especificaron la causa de su deceso, The Guardian informó que se encontraba internado en un hospital francés, adivina, sÃ, a causa del bicho maldito. Sin duda que muchos lo recordarán por la música de Chariots of Fire (cuyo tema central también fue ocupado para la publicidad de una AFP durante la década de 1980 en Chile). Otros, por la música de 1492: Conquest of Paradise. Y otros, sin duda por la música de Blade Runner o por su colaboración con Jon Anderson o, incluso, hasta con esa melodÃa que usaba el fraude de Tony Kamo cuando pretendÃa hacernos creer que hipnotizaba al público de ese espacio estelar del Canal 13 auspiciado por una marca de café, Le petite fille de la mer.
Pero hay una forma en que la música de Vangelis, de forma inconsciente o no, conociendo o no al compositor griego, fue conocida por todo Chile: el comercial del jugo en polvo Zuko. En 1991 estábamos comenzando una nueva década, luego de otra ampliamente dominada por los refrescos en polvo completamente artificiales. Zuko ya habÃa aparecido hace mucho, y aunque de calidad superior, sólo estaba disponible en un sabor, naranja, y sólo en frasco. No ofrecÃa muchas opciones y, junto con Tang, era prácticamente un lujo. Pero eso cambió con la nueva década y el spot, el cual en broma los comentarios del video en YouTube mencionan que es un folleto de los Testigos de Jehová hecho video, vino a marcar un punto de inflexión. Ahora Zuko se presentaba en una variedad de sabores y además en formato de sobre para 1 litro. Comenzaba con fuerza la era del Zuko y los viejos refrescos en polvo de los ochentas comenzaban su lenta decadencia.
Ciertamente que, los que saben, notarán que la melodÃa usada en el spot no es exactamente idéntica a la compuesta por Vangelis. Y la verdad es que desconozco el motivo. ¿Talvez para evadir pagar alguna regalÃa? Sin embargo, no dudarÃa en afirmar que esta melodÃa, un 99% inspirada en Hymne, está en el inconsciente de todo chileno que vivió el comienzo de aquella década. Aunque 1 litro de jugo evidentemente no alcance para esa tremenda familia. Aunque en el spot se vea que hayan cruzado medio campo para llegar a la casa. Aunque de tanto pegarle con la cuchara a ese jarro sea inverosimil que no se haya quebrado antes.
La fantasÃa ya estaba servida. Y la compramos todos.
CorrÃa el año de nuestro Señor de 1966 y la filial norteamericana de Philips, Norelco (tarea pa' la casa por qué no se pudieron llamar Philips tal cual en los Estados Unidos como lo era en Europa) lanza al mercado el primer reproductor de cassettes stereo en el paÃs del norte. Y para vender tal novedad y hacer lucir la estereofonÃa en el nuevo producto, haciendo frente a lo poco y nada que se sabÃa de los cassettes, que sólo eran para dictado, que la calidad de sonido todavÃa no le competÃa al long-play y un poco más, es que junto con dicho nuevo reproductor de cassettes son lanzadas las "musicassettes" (por "music" y "cassette", como que no se devanaron mucho el seso para ponerle un nombre).
Hoy en el canal de YouTube de VWestlife (en inglés) apareció el que el autor del video afirma que serÃa el primer "musicassette", editado en 1967, con piezas musicales de diversos estilos. En el anterior artÃculo que escribà sobre la primera cassettera, dije que hasta que no llegaron mejores materiales y se metió Dolby con su reducción de ruido, los cassettes de la década de 1960 no tenÃan un sonido de calidad suficiente para grabar música con fidelidad. Con suerte, con calidad de radio AM. Pero lo que escuché hoy en el siguiente video me dejó con una cara de "Shut up and take my money!". Aunque, merece la aclaración, esta cinta de 1967 no se reprodujo precisamente con la cassettera de 1966 que mencioné (que, como se explica en inglés en el video, necesitaba restauración) sino que en un deck de gama alta y mucho mas moderno. Y si bien es cierto, la respuesta en frecuencia "por arriba" no llega a los 16 o 17 kHz logrados durante la década de 1990, los alrededor de 8 kHz (considerando que es una grabación de 1967) no me dejaron con gusto a poco y, escuchado con un buen equipo, el sonido es más que disfrutable. Aunque... las grabaciones contenidas en dicho cassette tienen un vicio que algunos melómanos no toleran, el abuso del formato stereo: metamos todas las voces a un lado y los instrumentos al otro, o no seamos tan extremos pero que se note bien la separación stereo, que sea tal el efecto que los long-play palidezcan. Naturalmente que, cuando los estudios de grabación aprendieron a hacer mezclas más realistas, eso fue desapareciendo... pero en los sesentas era la tónica, al punto que, cuando se trata de esos años, muchos melómanos prefieren las mezclas monofónicas, las cuales consideran más reales.
Asà pues, vámonos a los sesentas a escuchar el amanecer del "sonido cassette". El cassette de música que, según el creador del video, lo comenzó todo.
El video lo pueden hallar aquÃ. Ya saben, las disqueras.
Asà como en los noventas a los brocacochis les gustaban los dinosaurios y en los dosmiles les gustaba el reggaetón (¡¿?!), los ochentas fueron los años en donde los robots realmente dominaron, a ratos sin contrapeso. Que el Festival de los Robots ("robot, eres formidable..."), que los Transformers, que Robotech... Los robots estaban hacia donde uno mirara y, en eso, aprovechando el vuelito que todavÃa tenÃan en la segunda mitad de los ochentas estas máquinas de fantasÃa con forma humanoide, en 1987, Savory nos trajo este rebalse de formas y colores en forma de helado, con una propuesta que nunca antes se habÃa visto (y que nunca más se vio... hasta lo que recuerdo...): helados de formas random y de sabores también random. O sea, uno nunca sabÃa el helado que le iba a tocar. A la suerte no más. El slogan era "siempre cambian", haciendo un guiño-guiño a "esa" famosa serie de animación de robots transformables.
Y por regalitos no se quedaron: como era en aquellos años ochentosos en que estábamos llenos de promociones, los Pioneros no se quedaron atrás y, a cambio de palitos marcados, regalaban robots de juguete (era si no). A las figuras pequeñas las llamaron "robotitos", eran hechos de goma y, como señala Frognum en su reseña (que no tiene desperdicio), tristemente terminaron, vaya a saber uno, talvez por confusión, como gomas de borrar. En tanto, a los grandes los llamaron "robotones" y eran en realidad figuras originales de los Transformers (pero sin mencionarlo en la publicidad).
Hasta ahora no sé si fue un helado que venÃa con una promoción o una promoción para la que inventaron un helado. Y claro, también el mito que siempre acompañó a las promos que regalaban premios relativamente potentes pero accesibles, y que podrÃa ser comparado (por analogÃa) con, por ejemplo, la respuesta a la interrogante sobre las cajitas del People Meter: asà como sabemos que esa medición de sintonÃa existe y, por tanto, también hay personas que en su casa tienen dichas cajitas, nadie conoce a alguien que se haya ganado un robotón.
Nadie conoce a alguien con esa suerte. Nadie.
Video del canal Rebobinando_el_Pasado.
A ver, por dónde empiezo. Puedo entender que en la década de 1980, casi hacia donde uno mirara, habÃa alguna dosis de futurismo. Puedo entender que a veces hay poco presupuesto. Puedo entender que no seas ni la primera, ni la segunda, ni la tercera opción que la gente de inmediato recordarÃa si le preguntan una marca de té. Puedo entender todo eso. Lo que no me cabe en el mate es cuántas dosis de psicotrópicos son necesarias para crear esto. Veo que se tomaron re a pecho eso de "disfrútelo como quiera", yendo a la oficina a trabajar en traje de baño (ni los "no pants day" se han atrevido a tanto). Y tate, vamos armando el cuento, tú y tú, partieron a la ferreterÃa a comprar planchas de zinc, vean si les hacen alguna rebaja y cuando lleguen traten de armar un robot como ese... ¿cuánto es que se llama? Ah, Tongas, ése que sale en el UCV con el Nicolini, que gire la cabeza no más y que hable robótico. Ustedes, ordenen esas mesas. Y tú, tú y tú, vayan al camarÃn y se ponen esos trajes de baño de la ropa americana... No, tú no, querimoh vender té, no asustar a la gente...
¿Quedó taquillero, ah? Por cinco lucas, más te vale.
Eran comienzos de los noventas y, a los de Chamonix aún con una marca con cierta presencia (recordemos que posteriormente Chamonix terminó siendo segunda marca de Savory), se les ocurrió una idea veraniega un tanto loquilla y que pasaba de regalar cosas chicas con canjes y cosas por el estilo: regalar autos. Pero no cualquier auto. Buscaron algo a lo cual pudieran inyectar algo de onda. No importa que no parezca un gran auto. Y en eso llegaron a la idea de regalar "huevitos", que es como popularmente se les conoce en Chile a los Isetta.
El origen del Isetta se encuentra en la compañÃa italiana Iso Motor que originalmente lo fabricó, entre 1952 y 1953, en tiempos de postguerra, en que era necesario un sistema de transporte barato. Pero serÃa bajo la fabricación de BMW, que adquirió la licencia en 1955, que este singular vehÃculo saltó a la fama, con un motor bastante más potente que la versión original, que le permitÃa alcanzar una relativamente decente velocidad máxima, para la época, de 85 km/h (aunque la wiki señala que hubo versiones que llegaban hasta los 103 km/h). Curiosamente, la BMW fabricó unidades de este vehÃculo sólo por algunos años, cesando en 1962.
La mayor parte de estos vehÃculos, unos 1000, llegaron a Chile durante los sesentas, entre nuevos y reacondicionados, pero son pocos los "huevitos" que se sabe que circulan actualmente en Chile, unos 50 Isetta 300 y un par de Isetta 600.
Me pregunto cuántos de estos huevitos que regaló Chamonix con sus helados Crazy en 1993 aún viven y andan. Y cuánto cuestan.
Como un añadido al artÃculo anterior, y siguiendo con el tema de los monos animados de la Hanna-Barbera, a fines de los ochentas a los de Dos en Uno se les ocurrió la idea de lanzar una promoción que, muy al igual que lo que hacÃan con su chupete "Plop!", consistÃa en un trozo de papel coleccionable con alguna figura. Nada de juntar figuras y ganar un premio grande, nada de canjes con figuras más monedas, nada de eso. Aunque no sé si llamarla "promoción", ya que se creó un producto nuevo para ésta y no se tomó un producto ya existente, es más, el coleccionable fue siempre incluido en el producto. PodrÃa decirse que fue un producto-promoción. Y ése no es nada más ni nada menos que el "chupete Yogui" que fue muy similar al Tigretón en forma, pero con sabores frutales, y que al quitar su envoltura podÃamos encontrar una pequeña lámina en papel mantequilla con uno de los tantos personajes de la Hanna-Barbera. Pero no era tan directo todo, puesto que el personaje venÃa cubierto con un recubrimiento negro en forma de sombreros raros, abrigos estrafalarios, etcétera, y la premisa era "adivinar el personaje", luego raspar para quitar ese recubrimiento de la figura y ver si acertábamos. Por supuesto que en esa época surgió toda una colección de mitos en torno al producto, y uno de éstos decÃa que el recubrimiento negro era tóxico. Por supuesto que, en un mundo sin Internet y sin la regulación que actualmente tenemos, prendió como pasto seco en los papitos que, no me extrañarÃa, provocó que más de algún niño de la época haya recibido la advertencia de no comprar esos chupetes.
La promoción fue un exitazo y era común en las escuelas básicas ver niños jugando las figuras dándolas vuelta con la mano sobre el piso y coleccionándolas como si no hubiera un mañana. Una época en que fuimos felices con poco. Hace décadas siempre fuimos felices con poco. Qué nos pasó.
Antes de terminar, tengo que, o más bien, debo incluir el pedazo de video que el canal Frognum le hizo a esta promoción, y en donde se cuentan detalles adicionales.
No existe niñez sigloveintera que por estos lares se pueda contar sin que las animaciones de Hanna-Barbera estén presentes. Sus precursores, William Hanna y Joseph Barbera, vivÃan historias de vida distintas, hasta que un dÃa los azares del destino los juntan a ambos en una misma oficina de un estudio de animación. De ahà saldrán los personajes que, mucho más temprano que tarde, se convertirÃan en "Tom y Jerry". Pero, lejos de quedarse ahÃ, el destino les tendrÃa un revés que terminaron a la larga transformando en una oportunidad, creando su propio estudio de animación, junto con un sinfÃn de personajes y terminando por convertir las restricciones de presupuesto de la época en su sello caracterÃstico. Creo que no necesito decir cuál.
En este video se presentan los principales hitos de la historia de Hanna-Barbera, desde su génesis, pasando por su época dorada, su decadencia y su resurgimiento a fin de siglo, de la mano de una industria que habÃa entrado en crecimiento y necesitaba de más material, la televisión paga. El video es del canal de Pablo Molinari, comediante argentino, cuyo canal es otro re-co-men-da-dÃ-si-mo de la casa y que no sólo reseña cosas de la tele argenta e internacional, sino que también se va en comentar otras nerdeadas de campeonato, como las tipografÃas usadas en la señalización vial, las fronteras más raras entre paÃses o la palabra más larga del mundo.