Silvio RodrÃguez nació en 1946 en el pueblo de San Antonio de Los Baños, antigua provincia de La Habana. Destacado cantautor, compositor y guitarrista cubano, referente destacado e Ãcono de la Nueva Trova Cubana, movimiento musical que nació junto con la Revolución Cubana.
En 1959, año de la Revolución, se alista en las Juventudes Socialistas de su pueblo natal. Un año después, ingresa a la Asociación de Jóvenes Rebeldes fundada por el Che Guevara. Ese mismo año sus padres se separan definitivamente y Silvio comienza a interesarse de verdad por la música clásica, a la que fue introducido cuando pequeño por su padre, retomando incluso las clases de piano que habÃa abandonado. En 1964, durante su Servicio Militar Obligatorio, es instruido en guitarra por un compañero de unidad. AsÃ, Silvio, junto con las labores propias del Servicio Militar, se da el tiempo de aprender guitarra por las noches de manera autodidacta. Su debut artÃstico se da en un programa de televisión en 1967.
A continuación, un clásico, del disco "Rabo de Nube" de 1980. Ideal para una tarde lluviosa. La magia del sur como le dicen, aquà en Puerto Montt.
En 1959, año de la Revolución, se alista en las Juventudes Socialistas de su pueblo natal. Un año después, ingresa a la Asociación de Jóvenes Rebeldes fundada por el Che Guevara. Ese mismo año sus padres se separan definitivamente y Silvio comienza a interesarse de verdad por la música clásica, a la que fue introducido cuando pequeño por su padre, retomando incluso las clases de piano que habÃa abandonado. En 1964, durante su Servicio Militar Obligatorio, es instruido en guitarra por un compañero de unidad. AsÃ, Silvio, junto con las labores propias del Servicio Militar, se da el tiempo de aprender guitarra por las noches de manera autodidacta. Su debut artÃstico se da en un programa de televisión en 1967.
A continuación, un clásico, del disco "Rabo de Nube" de 1980. Ideal para una tarde lluviosa. La magia del sur como le dicen, aquà en Puerto Montt.
Ambrosia es una banda de rock formada en California en 1970. Aunque de tendencia al rock progresivo, pudo imponer varios radio hits durante los 70s. En sus inicios, audicionaron para nada menos que A&M y su "big boss" Herb Alpert, pero no convencieron. Luego, un año más tarde fueron invitados por un amigo para probar un nuevo sistema de sonido que le tocó instalar en el Hollywood Bowl. El ingeniero jefe del Bowl quedó impresionado por la performance. Sin embargo no serÃa hasta 4 años más tarde, en 1975 que conseguirÃan al fin un contrato con un sello discográfico.
Este track fue lanzado en 1980 bajo la etiqueta Warner, como parte de su cuarto álbum de estudio "One Eighty". Fue uno de los dos hits del disco, junto con "Biggest Part Of Me", otro temazo absolutamente recomendable.
Este track fue lanzado en 1980 bajo la etiqueta Warner, como parte de su cuarto álbum de estudio "One Eighty". Fue uno de los dos hits del disco, junto con "Biggest Part Of Me", otro temazo absolutamente recomendable.
Cuando chico no me gustaban los helados de paleta. PreferÃa los de barquillo. Ya sabÃa que siempre tendrÃa el mio cuando me llevaban a la plaza. Y en eso agradezco a mis viejos porque nunca fue como en el chiste, nunca fue llevarme a ver como los demás niñitos toman helado. Curiosamente, y por lo mismo, rara vez me comà un helado de marca cuando chico. A los 6 años me cambié de casa y ya la plaza de la comuna no quedaba tan cerca. Entonces me tuvieron que gustar los helados de paleta que, tampoco, jamás fueron de marca. Sin embargo, ello no significó que de mi infancia estuviera desterrada toda alusión a helados de marca. La tele se encargó de posicionar el helado de moda, ya fuera Bresler, Chamonix o por cierto, la marca de helado por excelencia, Savory.
Juro que este comercial no lo vi nunca por la tele (era guagua en ese tiempo), pero sus caracterÃsticas lo hacen sencillamente de culto: inspirado en Star Wars, la pelÃcula de moda, irrumpe este "humilde helado de agua" que, sin embargo, traÃa toda la fuerza de una guerra intergaláctica. El Centella es, sin duda y hasta la actualidad, un recordado por varias generaciones y que aún se vende.
Los agradecimientos van a @caamano por avisar y a ValenciaFelipeA por subir toda una historia de la publicidad de Savory desde el Danky Nogatongamegalosomanjarchafafrinilofo de 1979 hasta la actualidad. Tremendo.
Prende la Tele: Iván Arenas cuenta por qué fueron despedidos de Via X
- Por Preto
- enero 14, 2012
Está bien, ampliando o corrigiendo lo que decÃa en el último Tituleitor, aquà está el testimonio más cercano y creÃble del porqué del fin de La Mansión Rossa en Via X. Iván tuvo diferencias con el dueño del canal, Luis Venegas, quien a raÃz de la confirmación del grupo para el Festival del Huaso de Olmué y las condiciones para ello, consideró que se habÃan vendido mal y querÃa ser manager del grupo y cobrarles una friolera de comisión del 30% de lo ganado por cada actuación en vivo. El resto, que lo explique el mismo Profesor Rossa.
Creo que fue una de las últimas veces que escuché este jingle en un comercial (si no la última). Eran finales de los ochentas y aún se usaba regalar tarjetas de cartón con diseños a las personas que la gente querÃa. Más que un comercial de una marca de tarjetas, esto es casi un pedazo de toda una época. "DÃgaselo con Village" era el lema de guerra de un marketing perverso en el que el 99% de todo el bombazo daba directamente al corazón y a los sentimientos.
Hoy las formas de "regalar alegrÃa y felicidad" parecen ser otras, más modernas y variadas. Hoy tenemos más opciones. El aparato con el que lees esto ya se ha tomado su buena parte de la torta y Village... ¿existe aún Village?
"...a estos gringos de mierda pa' subir la venta de un diario no se les ocurre ponerle una mina en pelota en la portada... alguna letra roja que destaque algún hecho importante... algún hueón quemado, degollado, hecho mierda, picado... ¡nada!"
- Coco Legrand, "Con la Camiseta Puesta", 1987.
En recuerdo al Sr. Diozel Pérez V. director histórico de La Cuarta, fallecido ayer 1 de enero de 2012.
Prende la Tele: El Club de Dadores Voluntarios de Chupetes
- Por Preto
- diciembre 08, 2011
En los lejanos fines de los 70s y comienzos de los 80s, ya sabrán que hubo un programa de TV que fue sensación: "El Club de los Bochincheros". Canciones y juegos varios, comandados por el "TÃo Memo" y la "TÃa Pucherito" eran la sensación infantil del antiguo Canal 9 de la U. de Chile y posteriormente del viejo Teleonce ochentero. Una de las secciones fue este "Club de Dadores Voluntarios de Chupetes", y consistÃa en que un grupo de niños, no siempre "voluntarios", aparecÃan en cámara entregando el chupete y realizando el juramento oficial luego de la pregunta del TÃo Memo: "Chicos... ¿juran nunca más chupar chupete?". El regalo era un juguete. Y de ahà a si los pobres chicos aguantaban una vida sin chupete nunca se sabÃa. Algunos aguantaban, con otros no habÃa caso.
Una anécdota que circuló en su tiempo fue que en una limpieza de bodegas del Canal 11 encontraron la bolsa o saco donde habÃan sido acumulados todos los chupetes que los niños dejaban en el programa. Por lo que contaban, el olor era terrible. Era que no, con el calor ambiente y el tiempo transcurrido, la goma de los chupetes se quemó y se volvió pegajosa y maloliente, y ello sumado a la baba con la que eran almacenados, sin duda aumentó la sensación de guácala.
El programa tuvo su última temporada en Teleonce en 1983. Los mandamases del canal decidieron que la señal deberÃa tomar una orientación más hacia lo cultural. AsÃ, ya para 1984, acentuando el carácter universitario, el canal pasó a llamarse "Universidad de Chile Televisión". Y todo lo asociado a entretención... se fue de una espectacular P.L.R. (a.k.a. "patá en la ra...").
Vieran la TV de hoy en dÃa, esos mandamases se mueren ahà mismo.
Una anécdota que circuló en su tiempo fue que en una limpieza de bodegas del Canal 11 encontraron la bolsa o saco donde habÃan sido acumulados todos los chupetes que los niños dejaban en el programa. Por lo que contaban, el olor era terrible. Era que no, con el calor ambiente y el tiempo transcurrido, la goma de los chupetes se quemó y se volvió pegajosa y maloliente, y ello sumado a la baba con la que eran almacenados, sin duda aumentó la sensación de guácala.
El programa tuvo su última temporada en Teleonce en 1983. Los mandamases del canal decidieron que la señal deberÃa tomar una orientación más hacia lo cultural. AsÃ, ya para 1984, acentuando el carácter universitario, el canal pasó a llamarse "Universidad de Chile Televisión". Y todo lo asociado a entretención... se fue de una espectacular P.L.R. (a.k.a. "patá en la ra...").
Vieran la TV de hoy en dÃa, esos mandamases se mueren ahà mismo.
Ya no recuerdo qué año fue el primero en que la Teletón cerró con el show en el Estadio Nacional. Esa fue la última vez que vi el cierre en la tele. Me reconozco una persona sensible. Recuerdo que no me pude despegar del frente del TV hasta que terminó. Esa sensación de verse siendo controlado en las emociones cual tÃtere fue lo que tal vez me hizo no querer ver ese momento nunca más en vivo. O talvez el que ya se sabe lo que siempre pasa: están a varios miles de millones de pesos de alcanzar la meta y siempre llega la avalancha de donaciones y pasan la meta igual y por varios cientos de millones. O porque, aunque incluye la participación de figuras del espectáculo una tras otra como pocas veces en el año, en sà es el compendio de toda la tele que uno ve en el año, incluyendo presentadores, faranduleros, y figurines varios. O será que es un show cuya mejor locación para verlo está "reservada" a aprovechadores que van en familión a recoger las entradas que son gratis.
El dÃa que vi el último cómputo quedó ya bien lejos. Y me da la impresión de que ya no son como antes. La mentira más grande de la galáctea: son como siempre.
Un año particular, muy particular este que ya se nos acaba. Un año que ha sabido de ya incontables actos de manifestaciones y protestas que se diluyen en diversos orÃgenes, desde los "hippies" en contra de Hidroaysén hasta llegar nuevamente a manifestaciones por cambios en la educación, cambios profundos que vayan más allá de soltar la billetera y hacerse el lindo, más allá de prometer una nueva reforma que sigue dejando cabos sin atar y que, entendiéndose que no puede ser de un dÃa (o de un año) para otro, es una deuda histórica desde la llegada de los gobiernos concertacionistas y más allá. Por alguna razón, los gobiernos de derecha suelen ser más "vulnerables" a protestas y manifestaciones. Cuando estaba en la media tuve que leer un libro que constaba de historias cortas y una de ellas ocurrÃa en la primera mitad de los sesentas, bajo el gobierno del derechista Jorge Alessandri, y daba a entender un escenario tan parecido, que me es imposible no hacer la comparación. Hoy en dÃa, el lucro es denostado y se han dado tantos fundamentos.
Este año nuevamente hay una Teletón. Nuevamente, porque es casi una institución nacional, porque ya varias veces al gobierno se le ha deslizado la idea de hacerse cargo de las personas con discapacidad como parte del presupuesto nacional, pero al final no se llega a nada. Y es esta imponente figura pública que ya por más de treinta años se tiene que ocupar de dirigir el barco, salvo excepciones, una vez por año. Una figura a la que se le critica y se pone en duda si su aporte es ad honorem o si se lleva alguna tajada de la torta de las recaudaciones. Y el enjambre de dudas sigue: de si las figuras públicas que aparecen dando su apoyo a esta "noble causa" (término manoseado hasta dejarlo baboseado) terminan también queriendo obtener favores de quién sabe qué tipo. De la magnitud de la exención tributaria ("evasión tributaria" le llaman otros) que significa hacer una donación a nombre de una empresa. Del despliegue publicitario en estas fechas de algunas empresas para sus productos de consumo con el mensaje "mientras más compre Pin y Pan, más estará ayudando a los niños de la Teletón..." y del momento en que anuncian la cifra del aporte de tal o cual empresa y de lo "fácil" que es estimar que la empresa pudo aportar mucho más luego de ver al gerente/subgerente/encargado de marketing, etc. entregar la cifra del aporte total. Al final es una máquina mediática que usa a las empresas y a su vez éstas usan esta instancia. Un juego de ganar-ganar ideado, archiprobado e infalible.
La otra mitad la constituyen los avisos de la campaña en sÃ. Cada año se esfuerzan más en dar más pena. Si lanzaran la campaña actual en los viejos años 70s, en los tiempos de Super Taldo, te la censuran en dos tiempos. Para mà ver un niño aprovechado para la campaña, hablando en forma confusa o con dificultad, no me da ni pena, ni lástima, ni nada. Que la gente hoy en dÃa esté menos emocionable no es culpa mÃa. Y asà como alguna vez expresé mi molestia por una campaña que daba a entender que cualquiera de nosotros podrÃa terminar sin un brazo ni una pierna por un accidente propio o de la persona que amas (que huevón más infeliz el que creó tal campaña), hoy no me queda más que mantener lo dicho y que si estas instituciones que se supone que están para hacer un bien social tienen que recurrir a infundir el miedo a lo que pueda pasar, al igual que la crónica roja en los noticieros (y si no se ha notado tanto en la campaña previa, sin duda aprovecharán el recurso en sus "27 horas de amor"), es que ya no queda mucho que hacer.
El lucro lo van a ejercer y le van a sacar provecho los mismos de siempre (¿tengo que decir quiénes?), quienes van a ver (y siempre lo han hecho) esta campaña como una vitrina más que además sirve para blanquear imagen. El marketing es sólo marketing, y si es necesario chocar contra lo ético o moral, lo hará. Mientras tanto, la Teletón y su gente van a seguir viviendo al dÃa, con su eterno desafÃo de llegar a la meta una vez por año y de doblarla cada año que preceda a una elección polÃtica. Con su desafÃo de construir más centros de rehabilitación, pero siempre pensando que el costo total a largo plazo es bastante más que lo que cuesta la sola edificación. Con su representante clásico, el otrora guatón de la diversión de los sábados ochenteros, expresando su amor por la causa, justificando la presencia de las empresas, que pesan el 20% de todo lo recaudado y que sus aportes son depositados al comienzo "para evitar suspicacias". Aún con todo, siempre faltan dos horas, la meta pareciera que no se alcanza, aparece "don Franci" suplicando que la gente vaya al banco, y luego en el show final viene la avalancha de donaciones y llegan a la meta igual, comunmente chorreando unos cuantos millones de pesos.
Aquà no se es ni anti-Teletón ni pro-Teletón. El que crea en esta obra, vaya y deposite. O haga transferencia, estamos en el siglo XXI ya. El que no, respete al que crea.
Pero hay algo que no me van a quitar el enorme placer de decirlo: todo ser humano racional y por tanto dotado de inteligencia, y que además piense que por el sólo hecho de preferir una marca asociada a la campaña está haciendo un aporte concreto... es un soberano hueón.
Este año nuevamente hay una Teletón. Nuevamente, porque es casi una institución nacional, porque ya varias veces al gobierno se le ha deslizado la idea de hacerse cargo de las personas con discapacidad como parte del presupuesto nacional, pero al final no se llega a nada. Y es esta imponente figura pública que ya por más de treinta años se tiene que ocupar de dirigir el barco, salvo excepciones, una vez por año. Una figura a la que se le critica y se pone en duda si su aporte es ad honorem o si se lleva alguna tajada de la torta de las recaudaciones. Y el enjambre de dudas sigue: de si las figuras públicas que aparecen dando su apoyo a esta "noble causa" (término manoseado hasta dejarlo baboseado) terminan también queriendo obtener favores de quién sabe qué tipo. De la magnitud de la exención tributaria ("evasión tributaria" le llaman otros) que significa hacer una donación a nombre de una empresa. Del despliegue publicitario en estas fechas de algunas empresas para sus productos de consumo con el mensaje "mientras más compre Pin y Pan, más estará ayudando a los niños de la Teletón..." y del momento en que anuncian la cifra del aporte de tal o cual empresa y de lo "fácil" que es estimar que la empresa pudo aportar mucho más luego de ver al gerente/subgerente/encargado de marketing, etc. entregar la cifra del aporte total. Al final es una máquina mediática que usa a las empresas y a su vez éstas usan esta instancia. Un juego de ganar-ganar ideado, archiprobado e infalible.
La otra mitad la constituyen los avisos de la campaña en sÃ. Cada año se esfuerzan más en dar más pena. Si lanzaran la campaña actual en los viejos años 70s, en los tiempos de Super Taldo, te la censuran en dos tiempos. Para mà ver un niño aprovechado para la campaña, hablando en forma confusa o con dificultad, no me da ni pena, ni lástima, ni nada. Que la gente hoy en dÃa esté menos emocionable no es culpa mÃa. Y asà como alguna vez expresé mi molestia por una campaña que daba a entender que cualquiera de nosotros podrÃa terminar sin un brazo ni una pierna por un accidente propio o de la persona que amas (que huevón más infeliz el que creó tal campaña), hoy no me queda más que mantener lo dicho y que si estas instituciones que se supone que están para hacer un bien social tienen que recurrir a infundir el miedo a lo que pueda pasar, al igual que la crónica roja en los noticieros (y si no se ha notado tanto en la campaña previa, sin duda aprovecharán el recurso en sus "27 horas de amor"), es que ya no queda mucho que hacer.
El lucro lo van a ejercer y le van a sacar provecho los mismos de siempre (¿tengo que decir quiénes?), quienes van a ver (y siempre lo han hecho) esta campaña como una vitrina más que además sirve para blanquear imagen. El marketing es sólo marketing, y si es necesario chocar contra lo ético o moral, lo hará. Mientras tanto, la Teletón y su gente van a seguir viviendo al dÃa, con su eterno desafÃo de llegar a la meta una vez por año y de doblarla cada año que preceda a una elección polÃtica. Con su desafÃo de construir más centros de rehabilitación, pero siempre pensando que el costo total a largo plazo es bastante más que lo que cuesta la sola edificación. Con su representante clásico, el otrora guatón de la diversión de los sábados ochenteros, expresando su amor por la causa, justificando la presencia de las empresas, que pesan el 20% de todo lo recaudado y que sus aportes son depositados al comienzo "para evitar suspicacias". Aún con todo, siempre faltan dos horas, la meta pareciera que no se alcanza, aparece "don Franci" suplicando que la gente vaya al banco, y luego en el show final viene la avalancha de donaciones y llegan a la meta igual, comunmente chorreando unos cuantos millones de pesos.
Aquà no se es ni anti-Teletón ni pro-Teletón. El que crea en esta obra, vaya y deposite. O haga transferencia, estamos en el siglo XXI ya. El que no, respete al que crea.
Pero hay algo que no me van a quitar el enorme placer de decirlo: todo ser humano racional y por tanto dotado de inteligencia, y que además piense que por el sólo hecho de preferir una marca asociada a la campaña está haciendo un aporte concreto... es un soberano hueón.