Por qué cortaré la TV por cable (o por satélite, o por lo que sea)
- Por Preto
- abril 09, 2011
Pero vamos por parte.
Punto 1: Nuestra historia con Movistar
Recuerdo que el día en que
Cuando tuve mi primer trabajo, recordando lo genial que era tener TV cable a fines de los 90s (primero "colgados" de VTR que lo pagabamos a medias con una vecina, y luego con un plan con Metrópolis, como corresponde), no esperamos más. Era tanto el entusiasmo por tener "cable" de nuevo que, según recuerdo, hasta el excesivo tiempo que nos tenían en su call center en incesantes pasadas de pelota (casi una hora) no nos importaba. Finalmente, por suerte, y no como en este artículo de Fayerwayer (que, ojo, en todo lo demás no miente), los técnicos llegaron a instalar, con mal tiempo y todo. Y la señal no se cayó nunca por la lluvia, como muchos nos dijeron.
Pero la calidad de la imagen... decepcionante. Cómo duramos tanto. Por el monopolio que tenían ahí, supongo. Mi hermana odiaba los callcenters ecuatorianos, colombianos, peruanos, etc., que no se les entendía nada, etc, etc, etc. Así que casi siempre terminaba contratando y descontratando cosas yo mismo, por teléfono.
Pero la cuenta comenzó a subir cada mes, a punta de planes de canales premium, megas de banda ancha y planes de telefonía con minutos ilimitados pero sin tiempo para usarlos. Llegábamos a pagar casi 70 lucas a la gran M todos los meses y la verdad es que no nos sentíamos "más felices" mes a mes. ¿Cómo puede ser... si en esa promoción de la tele ofrecen pack HD por 4 lucas? La razón se caía de obvia: en general todas las compañías luchan por atraer nuevos clientes y por eso son tan notorios los "ofertones" para quienes se vayan sumando, no así para los que acumulamos años. Conozco gente campeona olímpica en aprovechamiento de promos, que si le ofrecen un par de meses sin pagar algún plan premium, lo toma y descontrata el último día para contratar de nuevo y seguir con la misma promo un par de meses más. Carerrajismo puro. Lo siento, esa cochiná no va con mi moral. En la gran M, al menos para Chile, tienen ejecutivos dedicados a retención, que derechamente ofrecen ofertones para que uno no se vaya. En particular, nos ofrecieron conservar todo lo contratado pagando la mitad por 3 meses. No gracias, eso no fue na lo que le pedí.
Y finalmente, lo que pudo terminar como un adiós lindo... también fue un problema. Esa manía de NO PROGRAMAR las citas para las (des)instalaciones terminó en malentendido toda una semana, al punto de dejar una nota a mano con el conserje. Así de rasca. ¿No cachan que la gente trabaja y que la pueden llamar por celular?
Así, la primera razón tiene que ver con plata, pero más precisamente, que el servicio no vale lo que estabamos pagando.
Punto 2: El futuro de las señales de pago
Durante la semana, en un artículo de algún Mercurio de los que llegan a la clínica (pondría el link pero los canallas de Emol cobran a la semana de publicado), me llamó la atención un artículo que señala que, según los principales ejecutivos de las señales de pago, la gente quiere más cine doblado al español en lugar de subtitulado. Adicionalmente, señalan que los únicos reductos donde seguirán reinando las películas sin cortes y en idioma original será en los paquetes premium.
Así, al menos en cuanto a películas, las ventajas del sistema cerrado ya no son tales: comerciales a cada rato, incluso en Cinecanal y Cinemax, emblemáticos por su status especial pese a no ser tan exclusivos, películas cada vez más añejas (porque se les cedió el prilegio de emitirlas antes... adivinen a quienes) y todo lo cual, a la larga, se termina transformando en otro impulso a la piratería. Yo les inventaría un eslogan, por si lo quieren ocupar: "Antes que en HBO... y a luca".
Retomando el tema de la supuesta preferencia de los clientes por el cine doblado, en realidad es una decisión que según estos ejecutivos, debió tomarse ante el plan de negocios de las compañías de TV que, para poder ofrecer un servicio "accesible", había que degradarlo (cuando contratamos Telefónica TV en su tiempo, había planes desde 10 lucas). En efecto, el TV cable era mucho más caro antes. Recuerdo que el plan más barato de Metrópolis a fines de los 90s se empinaba sobre los 20 mil pesos.
Por breves momentos casi me había dejado impresionar la oferta de VTR y su d-Box (la tienen allá en la clínica), una experiencia de usuario que no es la quintesencia, pero que está muy por sobre lo que pueda ofrecer Movistar. Sin embargo, siento que me voy a ahorrar unas buenas lucas por un servicio que casi no usamos, sin contar la telefonía fija ilimitada que a uno se la tratan de meter hasta por los dedos de las patas.
Concluyendo, son otros tiempos. Basta mirar en cualquier población la cantidad de parabólicas en los techos. Lo que es yo, adiós a la mía. No la he sacado porque no encuentro la Stillson o algún alicate... Sólo por eso.
Lo que pasó (o lo otro que pasó y no se vio) en el video. Uno de los momentos tensos de nuestra tele. Glup, con la auténtica actitud de rockstars. Pero la pura actitud. Y si es que.
Aporte de Nyckatv.
Con la creación del Servicio Nacional de Salud en 1952, se comenzó a gestar la verdadera masificación de estas iniciativas sociales. A la leche y los medicamentos (fundamentalmente vitaminas), se sumaba la entrega de harina fortificada. En esos tiempos se manejaban cifras del orden de varios millones de kilos de leche en polvo repartidos. Eran los tiempos de la "leche muda", como le decía la gente. Porque de marca, nada aún.
Durante el gobierno de Salvador Allende se acuñó el lema "Medio litro de leche diaria, para que el pequeño sea grande mañana" y se logró duplicar su alcance, llegando incluso hasta a cubrir las necesidades nutricionales de "niños" de 15 años.
La marca "Purita" surge en 1974, durante el gobierno militar, para denominar la ya clásica y popular fórmula láctea. Luego, como una forma de paliar la reventa (supuestamente "penada por la ley"), se creó la "Purita Cereal", fórmula potenciada con vitaminas y minerales y exclusiva para preescolares. Y ahora, recientemente, la variedad "Purita Mamá", especial para madres que amamantan.
De mis recuerdos de Purita, podría mencionar que luego del famoso "Control del Niño Sano" que uno tenía que hacerse en el consultorio hasta los 6 años, el ya "hábito" era ir al mesón al lado con la mamá y recibir dos cajas de Purita y dos bolsas de arroz. Na' de arroz graneado rico. Era arroz de sopa, y no servía para otra cosa, bueno, tal vez para hacer arroz con leche. No recuerdo si a la mamá de uno le timbraban una tarjeta especial o el "carnet" (nombre corto para el "Carnet de Salud Infantil") que en verdad era una libreta de color celeste que llevaba en la tapa una ilustración estilizada de una madre y su hijo y que servía, entre otras cosas, para echarse aire durante esa larga y tediosa espera antes de ser llamado, además de llevar el registro de los controles y donde el médico anotaba la fecha, la talla y el peso de uno. El asunto es que luego del reparto de estos alimentos, todas las mamás partían a un rincón donde había un basurero grande y que siempre estaba lleno de cajas de Purita, de cartón rústico, porque las mamás les sacaban la caja y se llevaban sólo las bolsas que eran de simple plástico (nada de aluminio ni cosas raras como las que dan ahora) y llevaban una leyenda sólo con letras del tipo "PURITA - PROPIEDAD DEL ESTADO DE CHILE - PROHIBIDA SU VENTA", encerradas en un doble cuadrado con bordes redondos que era rojo para la Purita regular y verde luego para la versión Cereal.
El envase decía que era instantánea (hasta el día de hoy), pero es mentira: era típico que quedaba con mil grumos, aunque uno al final aprendía a seguír las instrucciones del envase, que decía claramente "disolver en media taza de agua caliente, luego agregar agua hasta completar una taza". De las típicas cosas que uno aprendía luego de un mal rato.
Hoy en día muchos aún recordamos esa época. La Purita aún (y siempre) la han vendido en supermercados por si uno la quiere comprar. Y hasta hay un grupo en Facebook que reune a quienes la recuerdan con nostalgia o que aún dicen consumirla, o incluso a quienes recuerdan haberla comido seca.
Igual era rica seca. Yo le ponía un poco de azúcar eso sí. Mañas mías.
La historia de los programas de alimentación del Gobierno y de Purita la pueden encontrar aquí.
De antología.
Aportazo de museopublicidad.
Guatearon en Viña un día: Ricardo Meruane en Viña 2011
- Por Preto
- febrero 26, 2011
No fue Dino, después de todo la gente lo quiere. Tampoco Gangas, se asesoró y se preparó para presentar un show que dejará atrás lo del '98 y lo logró. Tampoco Flores, que con su humor directamente importado de lo que no se vio en Morandé con Compañía bastó para hacer reír al mutante chileno promedio. No fue ninguno de los tres. Este año 2011, el devorado por el Monstruo del Festival de Viña fue... Ricardo Meruane.
A este me lo hacía retirado hace rato.
Alguien debió soplarle al oido que lo peor que pudo hacer era desestimar lo que el público le comunica. Es evidente que se trató de un capítulo, si no peor, al menos tan trágico como el de Gangas hace 13 años. No puedes restarle importancia a las pifias. Ni con decir que era parte de su humor lo justifica. Como si de unos pocos pelagatos se tratara, "no falta el que pifia". Sí claro, esos cuantos eran el "Monstruo" entero encima.
Por de pronto, estimado Sr. Meruane, espero tenga a bien entender que la gente no pifiaba para que volviera Sting, sino porque su show era malo. Además, le recuerdo que usted no fue invitado a una kermesse de colegio. Usted fue invitado al Festival de Viña, un escenario de lo mejorcito que nos va quedando (y eso), así que debió preparar una rutina como la gente.
Me había enterado por twitter que la rutina era mala, pero otra cosa es verlo. Señor, usted se graduó de fome esta noche. Desaparezca. Tómese un año entero... no, mejor dos. Piense en qué va a hacer el resto de su vida. Porque humorista.... mejor olvídelo.
De éstos abundaron... |
Había una vez una ochentera película de viajeros en el tiempo en que el personaje más joven a menudo cuestionaba los planes que su amigo, un viejo científico, ideaba para viajar a tal o cual época. Se apresuraba a decir que al ir a toda velocidad se estrellarían contra los indios pintados en la pantalla de un autocinema o caerían a un precipicio al llegar a un puente no terminado. "Estás olvidando la cuarta dimensión", le respondía el Doc.
No sé cuáles son las otras tres dimensiones, -pensarlo me quitaría buena parte de las horas de sueño, y mañana es día laboral como cualquier otro, así que no way con eso-, pero sí, me atrevería a hablar por la gran mayoría de la gente, al decir que nunca vimos la apertura editorial del ahora canal organizador, Chilevisión, como un factor que pudiera acarrear efectos radicales.
En efecto, esta versión de nuestro vilipendiado Festival de Viña es sin dudarlo la que tendrá la mayor libertad editorial que se recuerde. Antes, con TVN en los 70s y 80s organizándolo, no se podía hablar del gobierno ni emplear vocabulario vulgar por los tabúes de la época. Luego con la llegada de la democracia, se decidió licitarlo y así el certamen pasó a manos de Megavisión y luego Canal 13, estaciones de lineas editoriales marcadamente conservadoras.
Con la batuta en manos del ex-canal universitario, cuya misión actual es entretener al vulgo y ganar harta plata, hay pan y circo a raudales, incluyendo con esto contenidos y maneras de hacer humor antes prohibidas. Las mismas que en su rutina de 1998, Gangas aseguró que no tenían por qué ser el camino único, apostando por un humor "blanco". ¿Decisión del propio Gangas o restricciones de la época? Lo cierto es que el pastelero es mejor haciendo pasteles que cualquier otra cosa. Así también, quedó claro que Gangas es un humorista, -a ver, cómo decirlo- ¿"picaresco"? ¿simplemente "vulgar"? ...y el humor blanco no le sale. O ya no hay público para eso. O simplemente un asunto de haber estado en el tiempo y lugar equivocados. No sé.
Guatearon en Viña un día: Oscar Gangas en el Festival de Viña '98
- Por Preto
- febrero 14, 2011
Una refrescadita de memoria a propósito del pastelito que nos van a servir en Viña 2011. Una de las pifiaderas más grandes de la historia del festival. Esto es lo que don Oscar Gangas tiene que revertir este año en el escenario más importante de Chile. ¿Tanta plata le ofrecieron para, eventualmente, terminar de matar su carrera nada menos que en Viña? En todo caso, ahora con el Festival en manos de CHV -Rey del Tongo®- uno esperaría cualquier cosa. Un Festival de Viña sin humorista abucheado no es Festival de Viña.
Minutos largos e indignos. Cómo aguantó tanto. Pase y vea.
(Por Werne Núñez, publicado en Zona de Contacto de El Mercurio, 24/11/2000)
A fines de 1997, después de trece años al aire en UCV Televisión con el mismo programa y con (casi) la misma ropa, Roberto Nicolini (41), "el tío Roberto", se fue del canal. Bueno, en rigor lo fueron. La razón: Roberto Vargas, el gerente de turno de la estación ("un ex marino" con "algunos cursos de administración"), consideró que el animador estaba demasiado gordo, viejo y pelado, frase que se hizo célebre durante al menos una semana tanto en los diarios de la zona como en algunos de la capital. Según Nicolini, Vargas le dijo que con la plata que le pagaba, "él podía contratar a diez minas para, bueno, cualquier favor sexual" (en UCV Televisión dijeron no conocer el actual paradero del ex director para confirmar la versión). El hecho es que Nicolini quedó fuera. Terminaba su carrera en UCV TV, una carrera que había comenzado a los seis años en el mismo canal, como el niño al que se le cumplían los sueños en Quiero ser, un programa animado por su hermana Pía Nicolini.
Con Pipiripao, Nicolini había levantado un programa a pulso, con presupuesto cero que sirvió, entre otras cosas, para salvar a un canal que no veía nadie y por el que nadie, ni siquiera la propia universidad, daba un peso.
Es por eso que con Nicolini fuera, Pipiripao nunca fue lo mismo. Ni la repetición de las repeticiones de monos japoneses como Jet Marte o Centella, ni la búsqueda casi frenética de una imagen que reemplazara la del voluminoso animador, ni las minifaldas de los nuevos rostros del programa pudieron darle otro fin a la historia.
En la práctica, Pipiripao no ha muerto, pero hoy camina como un zombie. ¿Qué pasó en el intertanto? ¿Quién tuvo la culpa? ¿Quién dice la verdad y quién miente? En las próximas dos páginas, intentaremos despejar la verdadera historia de Pipiripao. Un relato en el que se mezclan los chupetes y la envidia, los pañales y el dinero, los peluches y la vanidad. Porque, definitivamente, Pipiripao no es lo que tú imaginas.
El pan de molde
"Llegué a leer noticias por el pan de molde", cuenta Nicolini como prólogo de una historia más larga de lo que se pensaba. El pan de molde era su furgón, un Subarú 600 Carry All que arrendaba con chofer incluido, él mismo, al canal porteño. Y del volante saltó a la fama. Antes de llegar a ser lector de noticias, Nicolini fue productor de prensa, junior del Show de Goles e hizo las notas culturales para Archivo Pop, que conducía Sergio "Pirincho" Cárcamo.
Pero Roberto quería ser animador infantil y lo logró, con algunas coincidencias de por medio. "Tuve un ofrecimiento para reemplazar a Juan Guillermo Vivado en 525 Líneas, del Canal 11, pero no quise", confiesa. Víctor Bielefeldt, ex director de UCV Televisión, lo confirma: "A Roberto lo hicimos pasar de un programa de conversación que tenía los domingos en la noche, La Buhardilla, a hacer la continuidad en La mano mona de Monona, un programa con dibujos animados. Fue cuando la estación había decidido transformarse en un canal eminentemente para niños". La Monona era Amanda Lorca, la primera que ocupó este nombre en Sábados Gigantes, como la hija de "Los Valverde", aunque fue la segunda Monona, Marilú Cuevas, la que más tarde se quedaría con el nombre.
Fue entonces cuando Iván Arenas, el mismísimo Profesor Rossa, que hasta ese momento contaba en su currículum con haber sido utilero de la Tía Patricia y tener su propio show para niños en el canal, renunció a UCV e incubó la idea de hacer otro programa. Arenas se iba al 13.
La idea de Nicolini de hacer otro programa infantil podía empezar a tomar forma. Era solo eso, una idea. Porque recursos para concretarla no existían. Pero cuando no hay plata, dicen, basta con las ganas. Así fue como se reunieron, en abril del 1984, Bielefeldt, Nicolini, John Fleming (director del programa), Fernando González (músico, ex Congreso), Orlando Walter Muñoz (libretista) y un par de camarógrafos (entre ellos, Gastón Centeno, el hombre detrás del robot "Tongas") para dar vida al proyecto que cambiaría, por un tiempo al menos, la gris historia del primer canal de Chile. Materialmente, con lo único que contaban era con un títere peludo que llegaba hasta el codo y que la mamá de Nicolini había comprado en EE.UU., una cámara portátil y la sala de edición del canal. Al mono le pusieron Tuto, pero para el programa no tenían nombre. O tenían muchos.
"Éramos quince los que trabajábamos en todo el canal y todos hacíamos de todo", recuerda Nicolini. Así, la mitad de ellos se puso a pensar. Pasaron varios nombres. Ven a jugar, Aquí todos juntos, Jugando en la tarde y A la vuelta de la manzana fueron algunos, pero no.
Habla Víctor Bielefeldt: "Necesitábamos un nombre pegador y alegre, pero no lo encontrábamos. Así es que tomé un diccionario de sinónimos y antónimos y elegí la palabra Pipiripao, que significa algo así como una invitación a algo muy especial."
Dice la leyenda que usted tomó el diccionario y lo abrió diciendo que donde cayera su dedo, ése sería el nombre del programa. ¿Verdadero o falso?
"Falso. Eso es un mito."
Según Nicolini, la historia del dedo y el diccionario es real y él lo recuerda "claramente", aunque el resto diga lo contrario. En lo que sí coinciden todos es en que la idea de hacer el programa siempre fue de Víctor Bielefeldt, aunque Nicolini precise: "No sé qué decir en relación a eso. La idea es de él, pero el alma era yo. Uno tenía el propósito y el otro el talento". Esa disputa entre "próposito" y "talento" tendría mucho que ver con lo que iba a pasar después.
El factor Nicolini
Para algunos que recuerdan lo que veían en la tele de esos años, el Pipiripao eran las animaciones japonesas setenteras que daban interrumpidas por las historias y canciones del tío Roberto y sus personajes. Para otros, el Pipiripao era Nicolini. Sin embargo, los monos quedaron grabados en la conciencia colectiva de una generación (ver Interzona). Como el canal no tenía fondos, las series eran importadas por W-Unitar, una empresa que compraba las cintas de monos animados y se las arrendaba al canal para exhibirlas. De ahí el mito de que UCV TV tiene el mayor archivo de monos animados de Chile.
A los seis meses de andar, Pipiripao ya impactaba. Algunos datos: Fernando González, (ex miembro de Congreso, autor de otros hits de la Quinta región, como el tema de Mundo Mágico y del himno de Everton, Ever Forever, por si interesa) escribió la música y letra características del programa, el primer rap chileno usado en una cortina (Pipiripao/ es lo que tú imaginas/ pasarlo bien/ y aprender. Pipiripao/ es lo que tú imaginas/ en tu canal/ cerca del mar). En Pipiripao se llevó a cabo también una de las experiencias más recordadas en chroma key (ese efecto especial del Chapulín Colorado cuando se tomaba las pastillas de chiquitolina): el Fantasma, su castillo y su amigo Ble, otro fantasma. Debajo de la sábana estaba Arnoldo Jiménez, un actor que tras ser desechado por el canal porteño consiguió trabajo con el Profesor Rossa como voz en off de su programa en canal 13. Debajo de la sábana de Ble estaba Alejandra Perales, la tía Ale, una caricaturista que fue entrevistada por Nicolini en los inicios del programa y que terminó siendo su esposa, la madre de sus tres hijos y co-animadora durante los últimos años. Y el primer robot estelar de la tevé chilena, según ellos, también debutó en Pipiripao. Su nombre: Tongas. O Gastón al revés, como se llamaba su creador Gastón Centeno, ex camarógrafo y ex director del prtograma (1989-1991), quien se metía dentro del mono de fibra de vidrio y hablaba como gangoso para darle el efecto robótico que requería la ocasión.
Tongas fue un verdadero suceso. Tongas hacía "la informática simpática", explicando temas de computación acompañado de un Atari 800. En la historia, Tongas venía de un planeta donde a veces se le pasaba la mano con el "cherry oil" (el copete de su planeta). Su, digamos, popularidad le sirvió para ser contratado como protagonista de comerciales de un banco ecuatoriano que se filmaron en Chile. Tongas ahora está guardado en el garage de un edificio de avenida Pedro Montt, en Valparaíso, y a Centeno le han ofrecido según él mucho dinero por la carcaza. Pero no está a la venta.
El pituto de Tongas, sin embargo, no se compara con los que conseguía Roberto Nicolini durante los años que apareció en pantalla. Entre 1984 y 1997, Nicolini logró iniciar y sostener una productora (Nicolini & Perales Ltda.) y un circo al frente del cual recorrió el país y amasó el dinero suficiente para tener, entre otras cosas, cuatro casas en la Quinta región.
Esto, según Nicolini, causó envidia: "El diablo metió la cola, y no es chiste. La envidia es una institución nacional, y sobre todo regional". Para Eliana Mendoza, relacionadora pública del canal UCV, el asunto es muy distinto: "A él le servía estar en pantalla y el canal nunca le puso problemas, pero él nunca apreció que estar ahí le daba pitutos, y siempre amenazaba con que lo querían de TVN o de otros canales, pero nunca pasaba nada". Mendoza dice que el tío Roberto no ganaba mucho, como el resto del personal. Nicolini afirma que recibía $800.000 de sueldo más $700.000 en comisiones. Todo con boleta, porque nunca tuvo contrato.
Es el factor Nicolini. El elemento que convirtió a Pipiripao en un éxito, pero también en una bomba de tiempo.
John Fleming, ex director del programa: "Creo que el programa era Nicolini. Cuando él se fue, el programa se terminó. Aquí primaron los problemas personales y la falta de visión de los directivos del canal, por sobre la propuesta."
Gastón Centeno, ex Tongas: "El éxito del programa estaba basado en Roberto y el canal no le dio la importancia que debía, no lo supo apreciar. Hubo problemas por exceso de egos, pero también por falta de adaptación a los cambios y también de presupuesto."
Eliana Mendoza: "Creo que nunca debe hacerse un programa en torno a una sola persona. De todas formas, Pipiripao nunca va a desaparecer."
Roberto Nicolini: "El dueño de Renault en Chile un día me vio en mi Luv y me dijo que no podía ser, que me llevara una station que costaba once millones. Como le dije que no tenía plata, me dijo que le diera la Luv en parte de pago y el resto era regalo. Cuando me vieron en el canal con ese auto, nadie lo soportó."
A los días de este último hecho, Nicolini estaba afuera.
Muertos vivos
En los ochenta no había people meter, pero había auspiciadores, cartas y premios para medir. En los primeros meses del programa, la casilla postal del canal colapsó y las tres horas que duraba competía con los noticieros centrales de los otros canales se llenaron de auspicios que se mencionaban, sin repetir, cada diez minutos. Muchos de los avisadores, que eran captados en un principio por el propio director del canal, Nicolini y el productor, eran de Santiago, incluso cuando el programa casi no se veía en la capital. Y los premios, varios: el de la Asociación de Mujeres Periodistas, el del Consejo Mundial de Educación y tres veces el del Consejo Nacional de Televisión, entre otros. El Apes lo ganó cuando ya se emitía por La Red.
Pero nada valió a la hora del final. Ni el esfuerzo inicial, ni Tongas, ni el Fantasma, ni la decena de co-animadores que tuvo Nicolini, ni los monos japoneses, ni los personajes. Nada. Ni siquiera los niños, que a esa altura ya no eran tan niños.
Según los entrevistados, los aires de divo de Nicolini, sus constantes atrasos, sus inasistencias a la filmación y sus eternas amenazas de otras ofertas terminaron por liquidarlo. Nicolini, por su parte, insiste en hablar de envidias, de egos y de poca visión.
Roberto, oí que nunca aceptaste los cambios, que te creíste el cuento y hasta que eras borracho, drogadicto y le pegabas a tu mujer cuando trabajaban juntos. ¿Oí bien?
"Nada que ver, ¿alguna vez he estado curado en doce años de matrimonio? (pregunta mirando a su esposa). Se inventan tantas cosas. A mí me calumniaron. Lo que pasó es que le empezaron a buscar talento a gente que no lo tenía. Ví cada cosa, pero no me interesa estar mal con la gente del canal. Yo ya perdoné."
¿Pesa ser una leyenda?
"Yo prefiero decir que soy un clásico. Estoy vigente, y creo que la televisión chilena me debe una oportunidad".
Oportunidad que, según la gente de UCV, es difícil que llegue. Aunque cada uno de quienes alguna vez hicieron de Pipiripao el programa de tevé más visto por los niños de Chile, lo tenga como un silencioso e íntimo deseo. El mejor guardado.
Después del incendio (Epílogo)
Así como después de la guerra todos son generales y después del amor un cigarro, después del incendio viene la calma. ¿Así es el dicho, o no? En fin, después del incendio que arrasó con su restaurante en Olmué el año pasado, Roberto Nicolini quebró. Sin seguros y con la convicción de que no saca mucho con seguirle un juicio a quien presume responsable (paradójicamente, un niño), trabaja para pagar. Vendió sus autos, está a punto de vender una casa y anda por la vida en "el carismático", un destartalado Volkswagen que lo lleva de gira cada vez que sale, ahora, promocionando las actividades de la Fundación Paz Ciudadana, acompañado del perro Don Graf. Si bien los tiempos no son los mejores, Nicolini no se queja. Dice que está bien, bien endeudado, pero bien. Preparando un café concert con Marilú Cuevas ("Nicolini con Cuevas") y pretende presentar a los canales los argumentos de dos teleseries que tiene escritas. Nicolini está disponible, al igual que el resto del equipo original. En una de ésas, hoy es el comienzo de algo. El oxígeno después del humo. En una de ésas.
Aunque me queda al menos una duda: ¿en qué momento Maluenda le puso el gorro a Salsital para pasarse al lado "Deyco" de la fuerza?