No suficiente con las elecciones de alcaldes, que deben ser por lejos las más populistas y rascas (hay que decirlo). No suficiente con las murallas pintarrajeadas con colores chillones y con cero diseño. No suficiente con las calles llenas de panfletos. Ni con los mensos de siempre llegando a votar y descubriendo que esos malditos les cambiaron el lugar de votación y que pudieron informarse a tiempo pero que no estuvieron ni ahi. Ni con los que, por cumplir temprano con su deber de ciudadano, los dejan de vocal de mesa porque otro irresponsable no cumplió. Ni con las bataholas cuando llega un político a votar y le tiran encima cámaras, micrófonos, insultos, monedas. Ni con la excesiva cobertura y el relleno noticioso que abunda en días como éste... ¡por qué tanto programa especial a una hora donde todavía no se define nada!
Porque en tiempo de elecciones "demasiado" nunca es suficiente, tenían que producirse otra vez las clásicas mochas (porque eso son, mochas, pa' peleas les falta mucho) de los apoderados de mesa con la gente que grita y chifla el voceo de los votos. Que no pronunció bien el apellido de la candidata... Mynart, Lynarts, qué mierda... Hasta que a sugerencia de uno de los reporteros se avivó y comenzó a llamarla por el nombre de pila. Ya mierr... Danae, y ojalá me vengan a hueviar de nuevo estos hue... Pero no suficiente con eso, la pelea callampera que se armó cuando el sujeto en cuestión no se ciñó a las normas y abrió y firmó todos los votos de la mesa antes de leerlos y fue increpado por un espectador que estaba en el lugar. Por las huevás que pelean.
Ni que les fuera a cambiar la vida. Va a ganar el mismo hueón ladrón.