Como el tarro no hay. Eso siempre lo he pensado, desde esos telarañados tiempos en que, como regalo, una tÃa se rajó con un tarro de leche Nido. Como el tarro no hay. Y era el tiempo en que comenzaron a salir diseños en los tarros: uno le sacaba la etiqueta al tarro y éstos venÃan pintados. La idea era que la gente coleccionara estos tarros que, una vez vacÃos, servÃan para lo que uno quisiera. Y cerraban firme. HabÃa que sacar la tapa con una cuchara. Esos sà eran envases.
Por motivos de "la modernidá" y de la "economÃa del hogarrrsh", ahora aparecieron los envases 100% desechables. Los hay para todo. ¿Te acordai que las salsas de tomate venÃan en frasco de vidrio? Ahora no. Hace rato que son "doy-packsh". La leche, antes en envase de vidrio... ¡ahora es Tetra-Paksh! Y la leche en polvo, que antiguamente sólo venÃa en tarro (y en bolsa plástica pa'l pueblo) ahora le viene en bolsa de aluminio ultra tecnologizá... Lo malo es que estos envases no cierran. Y ahà sale el ingenio del chileno: perros para colgar ropa, clips, el elastiquito, enrollaÃta... maneras de salvar el inconveniente no faltan.
¿Pero qué hicieron los caperuzos de la Nestlé para salvar el inconveniente? Le pusieron cierre hermético a la bolsa. Mish. Entonces tu supuestamente lo tomas con el pulgar y el Ãndice y deslizas los dedos hacia el otro extremo superior del envase y...¡magia! Envase cerrado. Si no fuera por que la super mega innovación... ¡NO CIERRA! Y uno que cortó no más con una tijera por arriba, esperando después poder cerrar el envase con el super mega galáctico cierre hermético. Weón... pa' una leche que vale casi 4 lucas, podrÃan haberla envasado en bolsas Ziploc... que esas sà que cierran herméticamente y hasta algunos las usan para tomar fotos bajo el agua con su cámara (por lo que me han contado... yo, nica lo harÃa).
Y es en estos momentos cuando uno extraña el clac de la lata al cerrarse.
¿Alguien le conoció otra canción a este tipo? Porque el mundo está lleno de música pegote y porque el dÃa de hoy fue una mierda... ¡qué tanto! A los que recordamos el Fun Channel en VTR como por el año 97 o 98, la melodÃa nos sonará muuuuuy familiar.
(Ja... el mÃtico Fun Channel...)
En Repeat:
Apache Indian - Boom Shack-A-Lak (1993)
A comienzos de los años '80, el Canal de la U. de Chile cambia de número. De ocupar el mÃtico número 9 de toda su vida, se cambió al 11. Las razones aún no las he hallado en ningun lado. Es entonces cuando se aprovecha de hacer un relanzamiento a lo grande de la señal, ahora en el 11, con un nuevo nombre, "Teleonce" y con el slogan "El nuevo canal". Se importó un nuevo transmisor y se trajo a técnicos gringos para instalarlo -puede que los de aquà los hayan hallado medios chantas, talvez-. La apuesta era ambiciosa -darÃa para escribir laaaaaargo-, y uno de los ingredientes de este relanzamiento era comenzar a ocupar horarios antes impensados, como la mañana desde muy temprano, con un espacio bien masivo. El hombre ancla: Jorge Rencoret. La fecha elegida para el debut del primer matinal televisivo de Chile fue el 21 de Abril de 1980, dÃa que no estuvo exento de problemas: la emisión duró sólo media hora porque se les cortó la luz. Alcanzó a salir al aire el puro noticiero. Cuac.
Personalmente, las únicas veces que lo veÃa eran cuando mi vieja tenÃa que hacer un trámite en la mañana. Ahà quedaba solo y la prohibición de poner la tele tan temprano ya no existÃa. Y esos dÃas eran casi como el momento afortunado de la semana. Me acostumbré a todas esas secciones de culto que tenÃa el programa. Porque le traÃa de todo: desde música con Iván Hernández, pasando por comentarios de actualidad con DarÃo Rojas (de los que poco y ná entendÃa con mis 6 años), cocina con Mafalda Bacigalupo, jardinerÃa con Hugo Clark, gimnasia con Alicia Francke y luego con Silvia Durán, comentarios de espectáculos con la Yolanda Montecinos -o sea, de cuuuuuulto pos...- Y cómo no recordarlo, el señor Pepe Guixé alegando por los hoyos de las calles era pan de cada dÃa. Nota aparte merecen los "teletipos" que llegaban a la -adivinen- "sala de teletipos" y que leÃa Gastón de Villegas, con el logo del canal de fondo y entremedio de un "tac-tac-tac-tac..." que no sé cómo cresta no quedó con un tic nervioso de tanto tac-tac...
Nótese en este aviso de arriba el horario del programa. De 7:00 a 10:30. A las 7 de la mañana era la apertura del canal, con imágenes del frontis de la casa central de la U. de Chile en la Alameda -y con el himno de fondo-. Luego venÃa el noticiario. Primero "Teleonce Noticias" (muy a comienzos de los años '80, ni siquiera lo vi) y luego "Panorama" (cuando el canal dejó de llamarse "Teleonce" en 1984). Desde las 8 hasta las 10 y media, era el horario en que el Sr. Rencoret y su alegre compañÃa aparecÃan en escena. ¿Y después de las 10 y media? Nada. El canal dejaba de transmitir hasta pasado el mediodÃa. Hoy, impensable. Video a continuación aportazo de rucapequenino en YouTube.
La historia del primer matinal de Chile terminó cuando Rencoret es tentado por TVN para ir a hacer un programa al mediodÃa, a la misma hora del recien cancelado Festival de la Una. "MediodÃa en Chile" fue su ultraoriginal nombre. Duró menos que un candy. En tanto, en el Canal 11, Rencoret debió ser reemplazado en los años siguientes por Susana Horno, Patricio Villanueva, Carlos Bencini, entre otros tantos hoy desaparecidos y retirados de la tele. Obviamente que no fue lo mismo.
Hoy la Universidad de Chile mantiene un 1% de la propiedad del canal. Un 1 por ciento bastante inutil y hasta un cacho, porque para poco y ná le sirve en asuntos de meterse a la lÃnea editorial y, como las concesiones están todavÃa a su nombre, se lleva los retos del Consejo Nacional de TV cada vez que la administración de Piñera Man se pasa de la raya.
Algunos piensan que en esos tiempos, aunque la tele era harto más lenta que ahora, tenÃa más contenido. Sinceramente, no me atreverÃa a dudarlo.
De la época en que todavÃa existÃa Mas Música (y lo pasaban por la radio Concierto) y pasaba tardes enteras con el dedo en el REC de la casetera. Ocupando un lugar destacado en el altar de mis canciones pegotes de todos los tiempos. Y eso es mérito más que suficiente para merecer un Repeat.
En Repeat:
The B-52's - Good Stuff (1992)
"La Máquina del Tiempo" (タイムボカン). Una serie de animación japonesa de culto, que tuvo apenas 61 episodios, pero que muchos recordamos haber visto. ¿Cuál era la historia de estos monos? El Profesor Kilovatio, luego de años de investigación, habÃa logrado hacer realidad su sueño: una máquina del tiempo. El viaje inaugural fue todo un éxito, salvo por un detalle no menor: sólo CotorrÃn (un loro que el profesor tenÃa por mascota) vuelve al presente dentro de la máquina, en cuyo interior venÃa además una piedra preciosa llamada "dinamante", que era 1000 veces más valiosa que el diamante común. Su nieta, Selena, apoyada por su amigo Cosmo y un robot
Por otro lado, Ratavari, la antagonista en este cuento, se enteró del hallazgo y alucinó con la idea de obtener más de esos "dinamantes". La idea de ella era seguir a Cosmo y Selena en sus viajes a través del tiempo con la esperanza de que, si los chicos lograban encontrar al Profesor Kilovatio, Ratavari lograrÃa llegar a la época donde existieron los "dinamantes" y hacerse rica. Para ello, logró reclutar a dos
Cosmo y Selena viajaban en la misma nave que el Profesor Kilovatio inventó, a la cual bautizó como la "Crononave". Esta máquina era una especie de insecto todoterreno con un brazo frontal en cuya punta giraba una especie de hélice que le servÃa para abrirse paso excavando, asà como para defenderse de los ataques de Ratavari.
Hay cosas extrañas que siempre me llamaron la atención de esta serie. ¿Por qué Ratavari no emprendió ella solita junto con sus secuaces la búsqueda de los "dinamantes", teniendo ella otra máquina del tiempo, ahorrándose pelear con la nave de Cosmo y Selena? ¿Por qué, si se suponÃa que era una serie infantil, Ratavari se vestÃa tan provocativamente y al final de las batallas con la Crononave quedaba casi sin ropa? ¿Por qué nos llegó una versión con letras árabes?
Supongo que ésas ya son preguntas para las cuales su hora de responderlas ya pasó hace rato. El regalito final es la canción que iba en la mitad de cada capÃtulo -y que creà que nunca volverÃa a escuchar-. Aportazo de hawkmr en Youtube, que también subió la intro y el cierre, tal cual lo veÃamos en el Pipiripao.
En una de las promos del canal Nick dicen que la serie se grabó en el más absoluto hermetismo respecto a quién estaba dentro del traje, y que en Alemania hay un pueblo que lleva el mismo nombre y en el que se tienen que reponer todas las señaléticas cada cierto tiempo, porque los turistas se las llevan como souvenir. Frik. La página de la Wikipedia en inglés sobre ALF habla de una tensión constante en las grabaciones y que el set estaba lleno de recovecos para los titiriteros y que habÃa que reordenarlos, a menudo varias veces para una misma toma, lo que hacÃa increÃblemente tediosa la producción. Un capÃtulo de 30 minutos tomaba hasta 25 horas en ser filmado. Alf era un tÃtere "casi" todo el tiempo. La excepción eran los momentos en que el personaje corrÃa por el set, los cuales eran producidos gracias a un enano que se metÃa en un traje de Alf. El resto del tiempo era tÃtere, y los gestos faciales eran radiocontrolados (sÃ, créalo).
Como ingredientes ingratos, dignos de una "Preto True Hollywood Story", Max Wright (Willy Tanner en la serie) habrÃa manifestado que estaba choreado de trabajar en la serie, básicamente porque tenÃa que servir de soporte para un mono inanimado que se llevaba casi todas las lineas buenas del libreto. Tanto asà que, según Anne Scheeden (Kate en la serie), la última noche de filmación de Alf, Max caminó por el set, tomó sus maletas, subió a su auto y se fue sin despedirse. Jevi.
Cuando TVN pasó la serie en los 80s, yo la veÃa en blanco y negro. Me pasa algo raro con algunos capÃtulos de Alf, que no me ha pasado con ninguna otra serie antigua: he llegado a recordar hasta lo que pasaba en mi casa en el momento en que el extraterrestre peludo (que sólo por revistas supe que era de color naranja) aparecÃa en pantalla. Llevar la tele de 12 pulgadas al dormitorio del segundo piso era una fiesta y cuando era destinada a nuestro dormitorio era como un premio. Pero Alf se veÃa en familia. Salvo mi viejo que ya en ese tiempo hacÃa turnos, con mi hermana nos Ãbamos a la cama de mi vieja y ponÃamos la tele en el compartimento más alto de un closet rústico que básicamente estaba hecho con los trozos de tablero que sobraban del condominio en construcción donde mi viejo trabajaba. La programación nocturna comenzaba a las 21:30 hrs., y con ella, las aventuras del melmaciano naranja. Como duraba media hora (comerciales incluidos), terminaba a las 10 de la noche y ese era el momento en que el más valiente se tenÃa que salir de la cama a girar la perilla hacia la izquierda para apagar la tele. Y como buena tele de las de antes, quedaba en la pantalla el resplandor de la última imagen. Y todos a dormir hasta el otro dÃa.
Y esas noches, gracias al bendito cable, vuelven religiosamente cada noche a las 12, por Nick. Es que la nostalgia tira fuerte.
La canción talvez era chistosa. Era una de las infaltables en los carretes de la media y era catártico el momento en que llegaba esa parte y todos gritando a coro "¡qué cagada!". Y el desenlace, el fin de la historia de la niña que no decÃa nada, era de antologÃa. ¡La mina era muda! Y no faltará el que opine que es el tipo perfecto de mujer. Porque no te va a decir nada y solo querrá pasarla bien.
En Repeat:
Los Ladrones Sueltos - No le dijo nada (1993)
Cuando era chico veÃa al Marcelo de Cachureos y los chicles Dos en Uno, casi como la misma cosa, indivisible. Incluso llegué a pensar que la fábrica de los chicles Dos en Uno la montó él a puro ñeque y de puro buena onda. Pero no. Qué más cuerdo iba yo a pensar cuando tenÃa 6 años y a las 10 y media de la mañana estaba clavado frente a la tele. Este tipo hacÃa su programa y, en el intertanto, te tiraban el comercial de los chicles con puros cabros chicos, cuál de todos haciendo el globo de chicle más grande. Nunca pude hacer globos con el chicle. Para mà siempre el chicle era rico los 5 primeros minutos y luego chao. Cuando terminaba Cachureos, el almuerzo ya estaba listo. El almuerzo de fin de semana era garantÃa de una comida rica -porque para sopas y otras comidas fomes estaban los dÃas de lunes a viernes-. Pero terminaba el almuerzo y, extraño o no, terminaba la diversión y se acababan las ganas de todo. Aparte de la tele, que se volvÃa fomÃsima -porque sin monos animados, qué más fome que eso, claro, salvo las mañanas y SabadoS GiganteS, que darÃan para historias aparte-, los fines de semana eran una experiencia que ojalá pasara lo más rápido posible.
Como nunca me hice de amistades en los lugares donde vivÃ, mis juegos eran más bien autistas, un rato en el patio armando o desarmando cosas y eso serÃa todo. Cuando me cansaba, entraba a la casa, en donde mis viejos estaban viendo lo que habÃa en la tele. Llegaban a su fin las imágenes ultra-estiradas de un capÃtulo de Kung-Fu, cuando irrumpe nuevamente Marcelo con su discurso de todos los domingos a media tarde: "Las mil bolsas de productos Dos en Uno van para el hogar... (inserte aquà el nombre de una organización de beneficencia de la que no haya escuchado jamás en su vida)... Ud. siga prefiriendo productos Dos en Uno y la compañÃa de Televisión Nacional. ¡Y ahora adelante, con más acción!" Al menos por ese rato alucinaba con las mil bolsas. Era como ganar un premio grande, no de plata sino de dulces. Con el tiempo pensé que en verdad esas 1000 bolsas no eran tanto, y que para una empresa tan grande eran una donación irrisoria.
En cada recuerdo de la tele de antes que se hace, le achacan a Marcelo el ser comercial a destajo y de enchufarles productos a los cabros chicos a cualquier precio. Aún asÃ, me tinca que si Marcelo, en vez de regalar tantos cassettes de Cachureos y tantas bolsas de dulces cada domingo, los hubiera vendido, talvez otra serÃa su historia.
Como chicle en este momento. Y no, todavÃa no sé hacer globos.