Este jingle lo conocimos por acá a comienzos de los 80s, y estuvo con nosotros durante un tiempo pero, en su país natal, Argentina, este mismo jingle, después de ser habitué del fútbol de fin de semana, se convirtió casi en un himno. Tanto así que lo siguieron usando y ya, para 1988, se lanzaron con una pieza veraniega... muy surreal.
Estaba cabezón el fernet, parece...
Me avisan que, aunque este réclame se llegó a emitir en Argentina en 1988, es parte de la misma campaña creada en 1982.
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Duerme la familia con tranquilidad… Pueden sacar a colación los colores, el movimiento, los guiños a terror psicológico y todo lo demás, pero hay un ingrediente que echa por tierra todo el relato terrorífico: la tradición que llevaba Raid de tener personajes insectos que eran torpes, o miraban en menos al Raid, o que simplemente vivían en negación, y que eran el ingrediente chistoso de la pieza. ¿Recuerdan al Conde Pátula? Cada capítulo comenzaba con un relato tétrico del castillo, de Transilvania y del supuesto terror que infundía Pátula, pero todo ese armado se quedaba afuera del castillo al ver a Pátula con sus problemas mundanos como, por ejemplo, estar molesto porque se comieron la última galleta. Eso rompía todo el cuento construido en torno al terror y todo lo que quieran. Y en ese sentido, funciona, al menos para mí, como una parodia.
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Así se promocionó por la tele, luego de la compra por parte de Radio Chilena, la última etapa juvenil de Radio Galaxia. Hubo un montón de cambios, voces que se fueron y otras que llegaron, junto al final de programas emblemáticos. El motivo de tanto cambio era sencillo: Galaxia había dejado de tener la relevancia y el éxito de antes. Así inventaron frases como “Existe vida en la galaxia” y “Tu espacio de música”. Pero duró poco. Hacia 1994, la radio había logrado recuperarse en algo, pero para Radio Chilena no era suficiente. Se volcaron a un esquema más adulto, pero no resultó y terminaron de enterrar a Galaxia. Y al año siguiente, la radio es vendida otra vez, esta vez a un matrimonio de empresarios, quienes crean Duna FM.
¿Reconocen esa voz? Yep, el mismísimo Jaime Muñoz Villarroel, el que luego fuera la voz de Rock & Pop y Corazón. Chupat’ esa.
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“Tanto amor… a una se le pega…” El multicarrier era la locura. ¿Alguien se acuerda de tooodos los carrier telefónicos que hubo? En eso el club deportivo Colo-Colo (o accionistas ligados al club) montan su propio carrier. “Cómo no lo vas a querer”, cual cántico de barra, era el slogan, y el 117, o mejor dicho, el 11-7, lo justificaban con “11 jugadores que eran un 7”. Un 7, como la nota 7 de la escuela, la nota máxima, se entiende.
Nunca pudieron capitalizar el apoyo de la barra del “eterno campeón” y, por tanto, el entusiasmo del club por su carrier duró poco. Encima vino después la quiebra del club. Al poco tiempo lo venden y ahora, al parecer, persiste como un zombi. No tengo cómo comprobar que aún existe, pero su sitio web no carga. El último registro en la Wayback Machine es del año pasado… y es un error.
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Esto es súper inverosímil, nadie lo creyó, pero al final, igual no más lo aceptamos. Como aceptamos toda la fantasía de la tele. Mira que con una servilleta se puede secar una laguna entera… anda a creerte eso. Pero era divertido ver a la mamá toda alegre haciendo un barquito de servilleta para que la bendi vaya a ponerlo en el agua y pueda verlo flotar. Con lo que no contaban era con la astucia de la servilleta Abolengo y su galáctico poder absorbente. Ver la cara del cabro chico después de secar la laguna, así como mirando pa’l lado y pensando “¿cómo le explico lo que pasó?” no tiene desperdicio.
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Si no me dicen de qué año es esto, estaría tentado a tirar algún año en mitad de los ochentas. Es que tiene ese saborcillo como a los avisos de esa época y a las cosas que hacía Soprole en ese tiempo. Incluso por cómo se ve. Y es que otra vez visitamos un panteón de productos descontinuados, esta vez de Soprole, y nos topamos con Suaf. Un queso “untable”. Un producto que ni recordaba y que duró, posiblemente, una sola temporada.
Y se fue no más, de un Suáf-cate. Badum… tsssss.
Sí, yo dije eso.
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Hace un tiempo alguien mencionó por aquí los Chomp en caja. Y sí, hubo unos Chomp de 6 en caja, así como “para uno”. Y viene el cuento del espantar a los que te quieren bolsear. Es que no, po. Si es pa mí sol@. No puedo convidar. A jotes, menos.
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¡Cuando yo sea chico, quiero un auto Cimeeeeet! Porque ése era el cuento. No un auto para cuando sea grande. No poh. ¡Un auto ahora! Los “Rodados Cimet”, a pedales, en forma de autos “de carrera”, triciclos y go karts, aunque poseídos por pocos, marcaron época por todas las veces que lo vimos en la tele o se lo vimos al vecinito afortunado de la cuadra, y fueron la oportunidad de muchos brocacochis de tener mucho, mucho antes de la edad adulta, su propio bólido de acero.
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Y otra vez miramos hacia una de las marcas favoritas de la casa (?!) Por alguna razón, ese cambio de década 80-90 tuvo mucho reloj por todos lados. Los relojes se habían convertido en un obsequio simpático y de bajo costo. Y así, casi en la misma época del “Pepsi Time”, la compañía de la “latita azul” también quiso tener su promo relojera. Los “amarrelojes” de Nivea Creme se conseguían con una ficha marcada dentro de las latitas. Cuando fabricaban en Chile podían hacer eso. Y no se complicaron con centros de canje: el cupón se enviaba por correo postal y el reloj se recibía a vuelta de correo. Y ahí te lo podías amarrar en el cuello, en las patas, como cintillo pa’l pelo, no sé po, ponte creativ@.
En este boliche amamos los canjes. O sea, los de antes. Porque, de los de ahora, nos reímos no más.
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Otra de esas promos de coleccionables que nos alegraban el corazón de sólo verlas en la tele, aunque, en mi caso, jamás pudiéramos canjearlas porque los almaceneros se quedaban con todos los canjeables. Los almaceneros que conocí, salvo una excepción, fueron lo más nefasto de la vida.
La “Saurus Colección” de la Coca-Cola nos trajo en 1990 a los personajes de The Saurus Gang, creados en 1986 por el norteamericano Cliff Galbraith y que lograron éxito internacional. Eran personajes dinosaurios cada uno con alguna actividad propia de humanos. Cada uno tenía su nombre, siempre terminado en “saurus”, con su breve reseña, aunque la versión de Coca-Cola “chilenizó” algunos nombres, como Partysaurus, que aquí se llamó “Carretesaurus”. Había sobres (canjeables con 3 tapas más $80) que incluían un colgante más un raspe, con el que era posible ganar consolas Sega Master System. Y además el cartón del sobre contenía un cupón que permitía canjear un póster.
Los personajes de la Saurus Gang original eran montones, más de 100, pero la Coca-Cola trajo un set muy muy reducido de sólo 24. Si yo fuera Coca-Cola, de más que me hubiera gustado guardarme algo para una segunda tirada o una segunda parte. Aunque eso nunca pasó. Bu.
El buen frognum le hizo un video completo en YouTube a esta promo. Recomendado.
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